Medialab Prado ha lanzado la convocatoria del Taller de prototipado colaborativo y simposio internacional Madrid Laboratorio Urbano dedicado a las Infraestructuras, prácticas y herramientas para repensar la vida en común:
Madrid Laboratorio Urbano propone explorar la relación entre ciudad, cultura digital y procomún a través de un programa que incluye un taller de producción colaborativa y una serie de conferencias y debates en los que participan invitados internacionales y proyectos locales, que plantean una reflexión acerca del significado de lo procomún y la cultura digital en la evolución de la ciudad.
La convocatoria para envío de propuestas está abierta hasta el 4 de mayo, y los talleres se desarrollarán dos fases en Mayo y Octubre. Se seleccionarán 15 proyectos que aborden temas relacionados con el espacio público e infraestructuras abiertas, la ciudad inclusiva y la ciencia ciudadana, y se desarrollarán en equipo siguiendo la metodología de Medialab Prado. Participo junto con Antonio Lafuente, José Luis de Vicente como asesor y en mi caso como facilitador de los proyectos espacios público e infraestructuras.
Este es el texto que hemos preparado como introducción y contexto para el taller:
Introducción
Madrid Laboratorio Urbano propone explorar la relación entre ciudad, cultura digital y procomún a través de un programa que incluye:
Contexto
Vivimos una época convulsa en la que se mezclan crisis y transformación, la obsolescencia de diversas prácticas y valores sociales, políticos o económicos, y la emergencia de otros, de forma caótica pero empezando a dibujar nuevos modelos. La ciudad, como ningún otro, es el principal escenario de este proceso. Y Madrid se está configurando como un laboratorio no planificado de proyectos ciudadanos de todo tipo que exploran las posibilidades y los límites de la nueva cultura social, y en particular de la cultura abierta / libre, como configuradora del espacio público y de las relaciones sociales, económicas o políticas que genera.
Así en Madrid nos encontramos con movimientos sociales que toman la bandera de las más diversas reivindicaciones, colectivos de amateurs y profesionales que investigan desde la acción sobre el espacio público y la participación ciudadana, o diversos laboratorios ciudadanos donde se congregan comunidades que desde el hacer reflexionan sobre la ciudad o la economía. Y todo esto sucede mientras lo público y lo privado, la administración y las empresas, tratan de descubrir sus razones de ser e incluso en algunos casos intentan reconvertirse, ya sea por necesidad o por oportunidad, en plataformas que generen comunidades o que se inserten en las ya existentes.
Si algo caracteriza este proceso es su aparente, y puede que real, caos. La dificultad para aprehender su significado profundo o para entender sus causas últimas. Por supuesto menos previsibles son aún sus consecuencias en el medio y largo plazo. De este modo, este escenario provoca emociones encontradas, que van desde el pánico y la ausencia de esperanza hasta la ilusión por un posible cambio real. Y en este choque emocional nos encontramos todos: los agentes del viejo sistema y los activistas del que podría ser nuevo; los marginados y los que toman las decisiones …
Si algo podría aglutinar y dar cierto sentido a lo que sucede es el propio concepto de procomún. Redescubrimos ahora el poder de lo que se encuentra, por utilizar una definición negativa, entre lo público y lo privado. Ese enorme espacio donde se desarrollan nuestras vidas y que durante décadas se censuró y creímos ya inexistente. Solo si ahora nombramos ese espacio y entendemos sus propiedades podemos empezar a entender estos fenómenos emergentes. Y solo entendiendo que es y como funciona el procomún podemos comprender su dinámica caótica fruto directo de un sistema con una gobernanza compleja, diversa y sofisticada que tiene poco que ver con los sistemas políticos y corporativos clásicos.
El otro concepto que puede ayudarnos a entender el presente es el de cultura digital. La tecnología nos ha empoderado al convertirse en una infraestructura relacional y de conocimiento básica. Pero su papel no es solo instrumental, por muy relevante que éste sea. Alrededor de la tecnología llevan décadas trabajando comunidades especialmente activas que han consolidado nuevas prácticas y valores que hasta hace poco se consideraban marginales, quizás incluso peligrosas. Pero hoy en día lo abierto, la transparencia o la colaboración son ya referentes a los que intentan abrazarse instituciones y empresas que tratan de incorporarse y hasta apropiarse, para bien y para mal, a esta nueva realidad.
Madrid como laboratorio: Madrid es uno de los escenarios más relevantes en el encuentro de la ciudad, la cultura digital y el procomún. Un laboratorio emergente de innovación ciudadana y gobernanza. Medialab Prado ha contribuido a esta exploración convirtiéndose en uno de los generadores de comunidades de la ciudad, además de reflejar en si mismo las contradicciones y oportunidades del nuevo escenario al ser una iniciativa pública desde la que funciona un laboratorio del procomún y donde se organizan comunidades de amateurs y profesionales.
El taller internacional Madrid Laboratorio Urbano propone explorar la relación entre ciudad y procomún utilizando los enfoques y metodologías de los proyectos Interactivos? y Visualizar que vienen desarrollándose en los últimos años. ¿Qué aportar desde Medialab a una temática que ya cuenta con un gran desarrollo en la ciudad de Madrid? El objetivo final es generar un espacio de colaboración donde puedan encontrarse los proyectos locales e iniciativas internacionales para diseñar y prototipar nuevas herramientas y experiencias y, de ese modo, propiciar un debate y reflexión sobre el significado de lo procomún y la cultura digital en la evolución de la ciudad. En este sentido la propuesta se centra en buscar las sinergias entre las diversas iniciativas ya existentes y en reflexionar sobre las consecuencias de estos procesos.
La preocupación por la sostenibilidad se asoció originalmente a la preocupación por nuestro impacto como especie en los sistemas ecológicos y sociales que soportan nuestra propia vida. En el caso de la pesca el paradigma dominante dentro del que hemos trabajado ha sido el del riesgo de sobre-explotación y deterioro de las funciones de los ecosistemas marinos. Los biólogos pesqueros, los ecólogos marinos, las instituciones públicas de gestión ambiental, los organismos internacionales y numerosas organizaciones no gubernamentales han trabajado dentro de este marco y la mayor parte de sus esfuerzos se han dedicado a la conservación y recuperación de stocks y ecosistemas. A o largo del tiempo se han obtenido evidencias del impacto humano y se han desarrollado herramientas para reducir el esfuerzo de pesca.
No siempre fue así y hubo un tiempo en que la pesca era una oportunidad para obtener alimentos y desarrollo económico. En esos tiempos algunas de esas instituciones y sus expertos ponían su foco en descubrir recursos abundantes, desarrollar tecnologías de extracción y capacitar a las personas para que pudiesen pescar. Pero este tiempo pasó, ya casi no lo recordamos y ahora vivimos otra urgencia que nos parece atemporal porque nos asentamos en sistemas de conocimiento adaptados a los contextos que hemos vivido en nuestra historia reciente.
He podido visitar las Islas Galápagos en dos ocasiones separadas por 8 años, en 2006 y en 2014. En la primera ocasión iniciando un proyecto con la Fundación Charles Darwin tuve la oportunidad de conocer las historias de sobre-explotación y los conflictos entre pescadores, instituciones y conservacionistas que se habían producido en la década anterior y seguían siendo en ese momento el principal problema para la gestión marina en el Parque Nacional (que ocupa un 97% de la superficie total de las islas, excluidas las habitadas de Santa Cruz, San Cristóbal, Isabela, Floreana y Baltra). En 2014 he tenido la oportunidad de conocer a gestores y pescadores que me han narrado una historia muy distinta. La pesca ha dejado de ser un problema clave y sus presiones y oportunidades económicas se han trasladado al turismo.
Hasta la década de 1990 los recursos marinos de las Islas Galápagos habían estado escasamente explotados debido a la escasa demanda de una pequeña población local y la imposibilidad de la exportación. Sin embargo en esa década, la pesca artesanal se convierte en una oportunidad económica para pescadores locales e inmigrantes. El descubrimiento del mercado asiático del pepino de mar provocó una carrera por su extracción que acabó con su colapso después de unos pocos años de beneficios muy elevados. A este colapso siguió la sobre-explotación de otros recursos costeros y un continuo de conflictos provocados por tres factores: pescadores que mantenían unas expectativas de ingresos en correspondencia con lo que habían vivido en los años de bonanza; instituciones gubernamentales presionadas por la necesidad de reducir el esfuerzo pesquero; y organizaciones conservacionistas que colocaban como prioridad única la conservación de un lugar emblemático para la biodiversidad mundial.
Esta situación conflictiva ha evolucionado en los últimos 8 años. Finalmente las regulaciones gubernamentales han surtido efecto. Se ha logrado controlar de modo efectivo el esfuerzo de pesca, eliminar artes de alto impacto y evitar la pesca en áreas especialmente sensibles. Del mismo modo se han establecido sistemas de co-manejo en que los pescadores participan con las instituciones públicas en la toma de decisiones. Como consecuencia existen evidencias de la recuperación de los stocks explotados y de que la salud del ecosistema marino se ha estabilizado. Las nuevas oportunidades económicas procedentes del turismo han venido en ayuda de estas políticas pesqueras. Es difícil discernir qué es causa y consecuencia pero en cualquier caso, es innegable que este foco en la gestión biológica junto con la evolución de la economía de las islas ha tenido efectos sociales drásticos en las comunidades de pescadores.
La última década ha vivido un crecimiento rápido del turismo. En estos momentos las islas tienen una población residente de unas 27,000 personas y las visitan cada año unos 200,000 turistas (un número no demasiado elevado si lo comparamos con otros lugares turísticos pero sí cuando tenemos en cuenta la fragilidad del entorno). En estos años la población de pescadores casi no ha tenido nuevas incorporaciones, por las restricciones existentes, y ha envejecido sin que exista una renovación generacional (especialmente importante porque parte de la explotación la hacen buceadores con una vida profesional corta). Pero además aproximadamente la mitad de los 1,000 pescadores que podían estar activos en 2006 han transformado su actividad profesional hacia el turismo.
Estos antiguos pescadores son hoy operadores turísticos (empresarios y trabajadores) que organizan visitas, excursiones de buceo o salidas de pesca deportiva. Algunos de ellos intentaron un modelo denominado “pesca vivencial” que pretendía combinar la pesca profesional con el embarque de turistas que vivían una jornada de pesca en el mar. Este modelo, del mismo modo que está sucediendo en otros lugares del mundo, ha tenido un recorrido limitado. Si los beneficios de los turistas son escasos no compensan el cambio de comportamiento (y la reducción de capturas) que supone tenerlos a bordo. Si los beneficios son muy elevados el pescador acaba entendiendo que la mejor opción es abandonar la pesca comercial y dedicarse a lo que le proporciona mayores beneficios.
Hoy en día en Galápagos la pesca ha dejado de ser la principal preocupación ambiental e incluso podría decirse que ha dejado de ser una preocupación a excepción de problemas puntuales. ¿Cuáles son los nuevos problemas? Quizás el principal por su componente utilitario es que la reducción de pescadores ha hecho que la capturas de especies muy apreciadas en la gastronomía local se hayan reducido drásticamente. Es fácil abastecerse de productos procedentes de la pesca industrial (como el atún) pero ya no, al menos en algunas islas, de especies capturadas por la pesca artesanal. Un problema más sutil pero quizás igual de relevante puede ser que con la desaparición de la pesca desaparece en gran medida un colectivo de expertos que disponían de un conocimiento ecológico local. En el futuro los operadores turísticos, que muy probablemente ya no serán pescadores reconvertidos, generarán otro tipo de conocimiento, pero no será equivalente al que se asocia con la pesca.
Es una cuestión política y cultural si el desabastecimiento de productos locales debe considerarse o no un problema. Sin embargo es indudable que el tipo de turismo que se desea potenciar en las islas aprecia la gastronomía y la producción local de alimentos, y que en general la huella ambiental se reduce cuando los alimentos se extraen localmente. La especie humana demanda modelos productivos para satisfacer sus necesidades y éste es un claro ejemplo que contradice la hipótesis de que aprendiendo a cuidar lo pequeño, lo grande permanecerá a salvo.
Puede que Galápagos sea uno de los primeros casos de un tercer escenario en la historia de las pesquerías y de la gobernanza de los océanos. Y en este futuro el reto será desarrollar estrategias para recuperar la pesca de pequeña escala. Pero no es claro si serán ya las mismas comunidades y los mismos arquetipos de pescadores los que entrarán en juego. Además probablemente estos nuevos pescadores y sus organizaciones reclamen otros modelos de gestión que les proporcione un mayor control individual o colectivo en la toma de decisiones. El reto estará en cómo gobernar la transición a este nuevo escenario y generar sistemas de explotación que no reincidan en la sobrepesca. Por el camino los científicos, gestores y expertos y sus instituciones deberán aprender a trabajar en un contexto radicalmente diferente. Son estas nuevas preguntas las que marcarán un camino en construcción.
Llevo años pensando que este escenario llegaría algún día a nivel global, más por el abandono de los pescadores actuales causado por la incertidumbre que supone la sobrepesca y ausencia de una gestión eficaz que por los éxitos de los gobiernos en la sostenibilidad de los recursos. Puede ser que Galápagos sea uno de los primeros lugares donde podamos experimentar ese futuro en el que el objetivo de la sostenibilidad signifique retos diferentes a los actuales.
El pasado 19 de febrero participé en Tenerife en el Foro Nueva Economía Nueva Empresa dentro de la Jornada La economía digital y la transformación económica. Me pidieron que abordase el tema "Senderos hacia el futuro. Oportunidades en la economía digital". Identificar tendencias es siempre un ejercicio que mezcla especulación y prospectiva y que ofrece resultados subjetivos. Casi tan interesante como las tendencias que uno pueda señalar es el proceso de reflexión que nos lleva a ellas y los argumentos que las justifican. Y a la vez, hablar de futuro es, hoy más que nunca, una mala definición para identificar el ejercicio de observar el presente y tratar de descubrir entre lo que sucede ahora mismo lo que tendrá impacto en los próximos años. Si apuestas por la certeza caerás en las obviedades, si arriesgas demasiado entrarás en la especulación. El resultado final siempre estará equivocado pero será interesante.
Partiendo de estas complejidades en mi intervención traté en primer lugar de definir el marco desde donde yo hago el ejercicio a través de tres preguntas: ¿qué es la economía digital?, ¿cómo identificar tendencias?, y ¿dónde están las oportunidades?.
En ese contexto propuse cinco tendencias donde la interacción de los cambios sociales y tecnológicos que ya están sucediendo puede provocar transformaciones intensas de los modelos económicos; aquí es donde surgirán oportunidades (y también profundas crisis en los agentes tradicionales):
Os dejo aquí el vídeo de mi conferencia y la presentación que utilicé.
Hoy se publica en La Voz de Galicia un artículo de opinión que me han pedido sobre la catástrofe ecológica del Prestige a raíz de la sentencia sobre el caso (cobertura de La Voz sobre la sentencia). Han pasado ya once años y para mi de algún modo en ese momento empezó buena parte de lo que después ha sido mi vida. Mi artículo no habla de la sentencia; he preferido reflexionar sobre lo que hubiese sucedido hoy en una situación similar. Queda la reflexión personal, sobre lo que sentí y aprendí en aquel tiempo intenso e triste. Quizás algún día lo haga. En aquellos meses aprendí de la mezquindad y cobardía pero también de la grandeza y honestidad de muchas personas ... y de lo maniqueas que son las ideologías y visiones simplistas. Todo y a todos podías encontrarlos en todas partes: en la política, en la adminstración, en la universidad, en las cofradías. De ese tiempo me queda mi admiración por mucha gente con la que trabajé, y discutí, en todos esos lugares ... Este es el texto:
Once años pueden ser toda una vida o no ser nada. Nuestras estructuras políticas, legales y científicas siguen funcionando de forma muy parecida al día en que se hundió el Prestige. Sin embargo el mundo ha cambiado radicalmente por el camino. La sostenibilidad es ahora una prioridad y una urgencia que admite cada vez menos márketing de lavado de cara. Internet ya era popular en el 2002, pero en los dos últimos años la cultura digital ha sido protagonista del nacimiento de una nueva ciudadanía convertida en multitudes inteligentes que colocan los problemas reales como parte ya ineludible de la agenda de los que toman decisiones. El acceso y uso público de la información y de los datos es ya norma y no excepción, y los políticos más inteligentes se colocan en vanguardia aliándose con la sociedad para cocrear aplicaciones cívicas. La ciencia se sale más y más de los muros de la academia; los amateurs, los que «aman lo que hacen», tienen conocimiento y herramientas y se convierten en hackers cívicos en todo tipo de ámbitos, desde la biología a la ingeniería.
La respuesta social que vivimos con el Prestige fue precursora de algunos de estos cambios. Pero entonces éramos tímidos, no sabíamos que podíamos. Ahora sería distinto. Hoy nuestros políticos tendrían que dialogar con la sociedad, sin creerse ya poseedores del monopolio de la comunicación y del conocimiento. Y la sociedad no aceptaría la ambigüedad calculada de buena parte de la comunidad científica escudada en un discurso técnico que trata de esconder su responsabilidad social.
Hoy los datos aflorarían de uno u otro modo y surgirían analistas que trabajarían colectivamente para ofrecernos la verdadera complejidad e incertidumbre que lleva asociada una catástrofe ecológica. Quizás esta ciencia más real nos provocase dudas aún mayores, pero no aceptaríamos ser tratados como una sociedad infantil a la que hay que sosegar con filtros informativos.
Se ha ampliado el abismo que separa a la ciudadanía de la política y la ciencia oficiales. ¿Dónde están los datos que deberían ser públicos? ¿Qué mecanismos han creado las instituciones para dialogar de forma constructiva con la ciudadanía para mejorar la gobernanza? Los pasos han sido tímidos o nulos, pero aun así hoy otro Prestige tendría consecuencias muy diferentes. El tiempo se acaba para que nuestras estructuras y líderes se transformen antes de que una nueva catástrofe obligue a ello de forma conflictiva. Los nuevos movimientos sociales superan las ideologías clásicas y no se centran ya solo en la protesta; se enfrentan a los problemas y buscan soluciones. ¿Qué papel quieren jugar la política y la ciencia oficiales en este nuevo mundo?
[Este texto es la introducción y contextualización del curso del mismo nombre (programa del curso en pdf) que dirijo del 9 al 13 de Septiembre en Santander organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y Formación del Profesorado (INTEF) del MECD. Se publicó inicialmente en educaLAB, el blog de INTEF, con el título de La educación expandida]
1. El escenario del cambio educativo
Los cambios sociales y tecnológicos de las últimas décadas por una parte obligan, pero por otra ayudan, a la evolución de la educación tal como han hecho en muchos otros ámbitos como la política, la cultura o la empresa. Es esta una relación inicialmente conflictiva pero que si se logra traspasar la fase dialéctica para llegar a un enfoque basado en el diálogo entre agentes puede conducir a mejores procesos de aprendizaje tanto formales como informales. Estos cambios podemos definirlos a partir del desarrollo de tres elementos básicos como son las tecnologías sociales, las nuevas comunidades de práctica y los laboratorios ciudadanos que se convierten en piezas clave para entender el escenario actual.
Las tecnologías sociales se originan con el surgimiento de Internet que ha sido el espacio de acción donde se han desarrollado "todo tipo de tecnologías (infraestructuras, hardware, software, servicios web) que son susceptibles de ser utilizadas para el empoderamiento ciudadano, y especialmente para el desarrollo autónomo de proyectos colaborativos". Estas tecnologías son sociales porque van asociadas al nacimiento de comunidades de práctica que las construyen, las hacen crecer, las gestionan y las utilizan en sus propios proyectos. Pero estas son nuevas comunidades, que a diferencia de las tradicionales son electivas, múltiples, recursivas y combinan procesos y espacios analógicos y digitales. Su mayor novedad en todo caso quizás resida en la escala que alcanzan, dado que la tecnología permite procesos de coordinación entre grandes colectivos que antes eran inviables o muy costosos. De este modo hoy en día contamos con multitudes inteligentes capaces de generar verdadera inteligencia y acción colectivas (más allá de la mera agregación estadística y minería de datos). Estas comunidades son herederas en muchos de sus valores y reglas de gobierno de las comunidades hacker dado que se basan en su funcionamiento en el consenso aproximado, la posibilidad de hacer "fork", y la cultura digital (meritocracia; conciencia de red; "makers" dado que la reflexión se sustenta en la acción, en el hacer).
Por último, para completar el dibujo que hacemos del presente debemos incluir los laboratorios ciudadanos que constituyen la evolución de los espacios públicos institucionales dedicados al consumo cultural a otros enfocados a la producción ciudadana. Espacios donde ocurre la producción colaborativa entre diferentes públicos, y que normalmente conlleva la transdisciplinariedad y la participación activa de amateurs y profesionales en el desarrollo de proyectos que generan nuevo conocimiento. Estos laboratorios son diversos en sus orígenes dado que en ocasiones suponen la evolución de centros cívicos y culturales, en otras son espacios de coworking, o incluso las tradicionales bibliotecas que desarrollan nuevos programas para dar servicio a sus usuarios. Pero son también diversos porque son creados y gestionados tanto por instituciones públicas, como por empresas o diferentes tipos de organizaciones ciudadanas.
2. Donde sucede hoy en día la educación
La educación no puede permanecer al margen de las innovaciones sociales y tecnológicas descritas antes. En este nuevo contexto es relevante por una parte comprender que innovaciones afectan a los procesos de aprendizaje y a los roles de las instituciones educativas y por otra reflexionar estratégicamente sobre como debe transformarse la educación para aprovechar de forma óptima este nuevo escenario. No vamos a recopilar aquí los múltiples proyectos que, de manera directa o indirecta, afectan a la educación, pero si utilizaré algunos casos que creo son paradigmáticos de lo que está sucediendo. En el ámbito digital puede valer como referencia lo que están representando los MOOCs (massive open online courses) que demuestran que hoy en día el proceso nuclear en que se han basado la mayor parte de estrategias pedagógicas en las últimas décadas, la transferencia de conocimiento, puede suceder ya de modo igual o más efectivo por otras vías (usando otros canales y con la participación otros agentes). Pero además de los MOOCs han nacido múltiples comunidades digitales centradas en intereses comunes (casi siempre aparentemente alejados del ámbito educativo) que se convierten en espacios de producción de conocimiento y que a la vez permiten el aprendizaje de contenidos y competencias por los participantes.
Pero no toda, ni tan siquiera la mayoría, de la innovación educativa sucede "dentro" de Internet. El valor de las tecnologías sociales no reside tanto en los proyectos digitales en si mismos como en su papel como instrumento para desarrollar proyectos que van más allá de lo digital. Y en este sentido tan importante como la propia tecnología es la comunidad y sus nuevos modos de relación y gobernanza. Tomemos como ejemplo el caso de El Campo de Cebada donde "vecinos y vecinas del Distrito Centro [de Madrid] agrupados, para fomentar el uso temporal del solar del derribado polideportivo de La Latina". Con estos vecinos trabajan activamente activistas políticos y urbanistas (como el colectivo Zuloark) mostrando la superación de la distinción tradicional entre lo amateur y lo profesional. El Campo de Cebada se ha convertido en un espacio que acoge comunidades que desarrollan diversas actividades, muchas de ellas con un fuerte componente educativo. Pero al mismo tiempo el propio espacio es una infraestructura educativa ya que facilita que diversos colectivos desarrollen proyectos que son su vehículo de aprendizaje. El Campo de Cebada es un espacio público analógico, pero es consecuencia también de las tecnologías sociales y las nuevas comunidades que describíamos antes que lo han convertido en un laboratorio ciudadano. Lo digital está presente como herramienta de coordinación y gestión, pero también como modelo organizativo y como ética. Por todas estas razones este proyecto acaba de recibir el premio Golden Nica de Digital Communities del Prix Ars Electronica 2013.
3. (Casi) todo puede ser aprendizaje: la educación expandida
Aprender no ha sido nunca algo que solo suceda dentro de espacios acotados e institucionalizados para ese fin. La vida es un continuo de experiencias que significan oportunidades para aprender. Esto siempre ha sido así pero quizás lo es hoy más que nunca por el potencial educativo que representan las tecnologías sociales, los nuevos entornos de comunidades de práctica y los laboratorios ciudadanos. En 2009 gracias al trabajo del colectivo Zemos98 se empezó a utilizar el término educación expandida para referirse al hecho de que “la educación puede suceder en cualquier momento y en cualquier lugar”, que fue el subtítulo elegido para el libro que recoge una serie de reflexiones teóricas y casos de prácticas de aprendizaje expandido y que "bebe de las propuestas de la educación no formal, del activismo social y de la investigación en procesos de participación". El reconocimiento de estas prácticas expandidas como educación ha provocado un renovado interés desde instituciones y colectivos y está sentando las bases para por una parte abrir las instituciones educativas a la sociedad incorporando estas prácticas en los currículos.
4. Los retos de la transformación de la educación
Nos encontramos por tanto en un momento de transformación radical de la educación. Podemos entender que el nuevo entorno tecno-social es el que fuerza este cambio, pero a la vez es el que abre nuevas e inmensas posibilidades para desarrollar procesos educativos más potentes e integradores. El primer reto se relaciona con lo comentado respecto a la educación expandida: cómo incorporar las experiencias de construcción colectiva de conocimiento que suceden fuera de las aulas (sean los MOOCs o proyectos como El Campo de Cebada) y de las instituciones educativas (tanto en el espacio público como en comunidades digitales) pero que son procesos con un importante componente de aprendizaje.
Pero esto no es más que una parte del desafío y de la oportunidad. Al tiempo, la propia Educación, la que sucede desde las instituciones, se debe transformar para seguir siendo significativa y con relevancia social. Dentro de esta transformación es precisa la evolución de los modelos pedagógicos hacia otros que se enfocan en las competencias, en el desarrollo de proyectos ("aprender haciendo" inspirado en la idea de que el aprendizaje es más efectivo cuando se basa en problemas y retos específicos), a la vez que se hace un uso intensivo de la tecnología digital tanto en la transferencia de conocimiento como en la interacción y desarrollo de proyectos. Por último, un aprendizaje realmente significativo solo es posible cuando el estudiante trata de entender su entorno más cotidiano y aplica lo que aprende a la resolución de problemas próximos y reales en la relación con otros agentes sociales. Esta idea nos lleva al concepto de ecosistemas de aprendizaje, y a la necesidad de desarrollar entornos donde la educación se mezcle con otros agentes como empresas y organizaciones sociales.
Un ejemplo paradigmático de este nuevo enfoque lo tenemos con la metodología Team Academy, nacida en Finlandia y hoy en día representada en su comunidad internacional por la Team Academy Learning Network, que además de centrarse en el aprendizaje activo basado en proyectos para el desarrollo de competencias, sitúa como eje central del aprendizaje el equipo y por tanto la cooperación activa entre "aprendices". En el ámbito universitario español la experiencia Team Academy ha sido desarrollada y ampliada por la red de laboratorios Mondragón Team Academy en programas de grado y posgrado que integra tanto a universidades como empresas y laboratorios.
Cuatro
meses después de la publicación de Manifiesto Crowd, Antoni Gutiérrez-Rubí y yo queremos aprovechar la oportunidad para llevar a cabo una
visión general del proceso y dar las gracias a todas las personas e instituciones
que han participado (y participan) en la elaboración, publicación y
amplificación de los contenidos.
El proceso
Desde el inicio, dimos mucha importancia al retorno que podíamos obtener de los propios agentes implicados en el debate. Partiendo de esta base, decidimos presentar los contenidos que, progresivamente, íbamos elaborando en las distintas escuelas de negocio: ESADECREAPOLIS de la mano de CREAFUTUR, EAE, EOI y EADA. Involucrar a estas organizaciones y hacerlas partícipes de la reflexión fue fundamental para evolucionar en nuestros planteamientos iniciales.
La publicación
Los contenidos, que han acabado configurando el ebook, se han publicado gradualmente en nuestros respectivos blogs. Queríamos que nuestros lectores y lectoras formaran parte la reflexión sobre la incorporación de las multitudes inteligentes en las organizaciones y nos pudieran hacer llegar sus puntos de vista.
También contamos con la confianza de Cinco Días y de la revista Directivos y Empresas que nos brindaron la oportunidad de compartir con sus lectores algunos de los contenidos publicados en nuestros blogs.
El equipo
No podemos dejar de agradecer el apoyo y estímulo de Francis Pisani en la redacción del prólogo y en la propia conceptualización del mismo, aportando su experiencia en torno a la invocación. Y, también, al equipo de Ideograma, especialmente a Ricard Espelt, cuya coordinación ha sido fundamental en el largo proceso que ha supuesto la redacción de Manifiesto Crowd.
No podemos olvidar en este punto el diseño elaborado por Martina Minnucci de la portada general y de cada uno de los 10 capítulos. Gracias!
Los formatos
Hemos intentado dar la máxima cobertura de formatos electrónicos para que cualquier persona pueda disfrutar de la lectura. Actualmente, el libro se puede descargar gratuitamente en estas versiones: iTunes, Google Play, *.mobi (Kindle), Kobo, Versión pdf, Código fuente (html).
Además de la versión española, también disponemos de la versión del Manifiesto en otros idiomas (catalán, inglés, italiano y gallego) gracias a la participación desinteresada de diferentes personas.
Las presentaciones
Utopic_US en Madrid y el Espacio Coperfield en Barcelona acogieron las dos presentaciones iniciales del proyecto. Posteriormente lo hemos presentado en:
¿Qué se ha publicado de #mc?
Y, finalmente, queremos dar las gracias a todos aquellos que han estado y están publicando sobre el libro:
Manifiesto Crowd by Juan Freire & Antoni Gutiérrez-Rubí, en 3sixtygrados
Manifiesto Crowd: ¿Dónde quedan las personas entre tanto cruce?, por Jordi Jové
Un manifiesto para la empresa del siglo XXI, por Bárbara Yuste en el Cuartopoder
El espacio Utopic_US acogió la presentación del “Manifiesto Crowd” para celebrar el Día del Libro, por Lucía E. Sendón
Manifiesto Crowd: Sobre como gestionar el pensamiento de nuestras multitudes, en el Blog de las Profesiones.
El Manifiesto ‘Crowd’ por Carlos G. de Juan
Juan Freire: “La empresa actual tiene que innovar en continua relación con el mundo exterior”, en Emprendoteca
Manifiesto Crowd y relato colectivo, en Comunicatelling
La economía del Crowd, en Sintetia
“Manifiesto Crowd: La empresa y la inteligencia de las multitudes”, por Yolanda Astorga
Manifiesto Crowd Aluz Digital
Presentación de Manifiesto Crowd por Juan Freire, en Stepienybarno
Antoni Gutiérrez-Rubí y Juan Freire: “Manifiesto Crowd”. Laboratorio de Tendencias, en Emotools
Manifiesto Crowd: un libro colaborativo, por Ricardo Prieto
Inteligencia colectiva y Manifiesto Crowd, en Hilo Cultura
Manifiesto Crowd y la inteligencia de las multitudes, en Dinero en nichos
Espíritu Crowd, por María Solanas
“La innovación ha dejado de ser algo opcional para las empresas”, entrevista Juan Freire en La Voz de Galicia
Podéis seguir las novedades en torno al proyecto en Facebook y Twitter.
La revista Telos (Cuadernos de Comunicación e Innovación), editada por Fundación Telefónica, dedica publica un dossier sobre gobierno abierto en su número 94. He tenido la oportunidad de coordinar ese dossier siguiendo el "call for papers" que hicimos en su momento. En el dossier se pueden encontrar reflexiones, experiencias y análisis muy relevantes que proceden tanto de personas dedicadas a la investigación como de otras que trabajan por el gobierno abierto desde el activismo. Estos artículos se abren con un texto mío (Gobierno abierto. Un proyecto en construcción) donde por una parte presento mi visión personal sobre el reto que supone la apertura del gobierno y por otro intento sintetizar las principales ideas que recorren los artículos. Este es el texto completo:
El concepto de gobierno abierto (open government) se ha popularizado recientemente tanto por las propias iniciativas gubernamentales como especialmente por los movimientos ciudadanos y la reflexión y análisis intelectual y académico que reclaman su implantación. Pero su popularización también ha incrementado la diversidad de definiciones y la ambigüedad del propio término que en ocasiones se solapa con otros conceptos como gobierno electrónico, gobierno eficiente, transparencia … confundiendo los fines con los canales, los medios o las prácticas. Como se evidencia en las aportaciones de este dossier la transparencia y rendición de cuentas (accountability) son elementos necesarios para el gobierno abierto pero son solo una parte de lo que ese concepto puede implicar a nivel político y social.
La política electoral de EEUU nos sirve como un excelente ejemplo de la creciente importancia de una gestión inteligente de grandes volúmenes de información mediante tecnologías digitales. La base de las victorias de Barack Obama en los dos últimos procesos electorales fueron el uso de las redes sociales y la micro-financiación en 2008 y la minería de datos y su aplicación al márketing político personalizado en 2012. No en vano el mismo Obama se ha convertido en uno de los símbolos de las políticas de gobierno abierto por las iniciativas que lanzó durante su primera legislatura.
La historia de EEUU nos muestra también las conexiones íntimas existentes el movimiento de datos abiertos (open data) y la idea de gobierno abierto. Esto así así porque finalmente los datos se encuentran en la base de muchos de los procesos de participación activa de la ciudadanía y es esencial para generar transparencia y responsabilidad.
Sin embargo, como se demuestra en este dossier, existe un uso y entendimiento diverso de lo que significa gobierno y datos abiertos. En realidad es esta un área de confluencia de grandes tendencias que nacen de mundos diversos y muy apartados en ese origen; por citar solo los que podríamos considerar más relevantes: la tecnología y la cultura digitales; las prácticas y teorías políticas (y en especial democracia y republicanismo); los movimientos culturales; el activismo ciudadano ...
Dos visiones complementarias
A modo de síntesis, podríamos plantear el escenario actual como el de la confrontación, o al menos la tensión, entre dos concepciones básicas de la idea de gobierno abierto. Por una parte, podemos entenderlo como un modelo de mayor eficiencia, considerando la acción de gobierno como la prestación de un servicio y los ciudadanos como usuarios. Por otro lado podríamos identificarlo como un ideal político y democrático, considerándolo como un proceso de construcción colectiva de la sociedad en que vivimos en que los ciudadanos juegan un papel activo como “productores” de gobernanza.
En realidad estos dos no son necesariamente modelos alternativos, por el contrario deberían considerarse elementos complementarios. El gobierno abierto como servicio es un elemento esencial para la consecución de una gobernanza abierta e inclusiva. En este sentido una aplicación profunda de las ideas del gobierno abierto abre vías para nuevas formas de participación de la ciudadanía, que acaban por transformar las relaciones entre instituciones y ciudadanos y por tanto generan, o deberían generar en caso de ser realmente efectivas, nuevos modelos de gobernanza.
En este sentido es especialmente relevante la influencia de las prácticas propias de las comunidades de software libre y de código abierto que han demostrado en las últimas décadas: colaboración entre pares; modelos organizativos en red; meritocracia basada en la reputación que otorga la propia comunidad; modularidad de los proyectos y desarrollo distribuido ... Estos son elementos que han sido incorporados a las prácticas y valores de muchos de los activistas que hoy trabajan por el gobierno y datos abiertos, que son de forma directa o indirecta herederos de los modelos de desarrollo de software libre y de código abierto.
Del mismo modo que sucedió en las comunidades de software libre, las condiciones que genera el modelo de gobierno abierto pueden dar lugar a un proceso recursivo con una retroalimentación positiva. Los ciudadanos usan las posibilidades que les ofrece el gobierno abierto (acceso a información e infraestructuras) para generar proyectos, muchos de los cuales son fuente de nuevas infraestructuras y bases de información que a su vez los hacen más autónomos y provocan el nacimiento de más y más proyectos.
La evolución de las formas de hacer política está ligada a la evolución de los sistemas de comunicación y por tanto de la tecnología. En el pasado los medios de masas generaron una política de masas. Hoy en día los medios de multitudes (crowd) generan la necesidad de una política de multitudes. Mientras la masa se concibe como un colectivo uniforme para el que se diseña un único producto o mensaje, la multitud es un colectivo inteligente que requiere de opciones personalizadas. La política de masas se relacionaba con consumidores pasivos; la de multitudes trabaja con ciudadanos activos que participan en la construcción de su sociedad. Estos nuevos modelos de participación ciudadana, en que las personas pasan de ser público a actores pro-activos, no son en realidad tan nuevos. Por ejemplo, de algún modo los presupuestos participativos han sido iniciativas de este estilo que nacieron fuera del contexto digital. Lo novedoso de lo que sucede hoy en día es la escala que alcanzan estos modelos gracias a la tecnología y al cambio de actitud de la ciudadanía que se empodera para explotar con mayor intensidad la capacidad que les proporciona la tecnología y el acceso a fuentes de información.
Internet, principal impulsor del gobierno abierto
El papel de Internet y la cultura digital ha sido clave en el desarrollo de la idea de gobierno abierto por dos razones. Primero porque la tecnología digital constituye la infraestructura básica que posibilita el acceso a la información que es imprescindible, aunque no suficiente, para practicar un gobierno abierto. Y al tiempo, la cultura digital se ha construido a partir de diversas prácticas de "código abierto" desde su comienzo asociado al desarrollo de software. Este modelo se basa en primar el acceso sobre la protección de la propiedad y la restricción de usos de la información para que la colaboración y transparencia sean las bases de desarrollo de proyectos utilizando Internet como una plataforma que posibilita la creación y gestión del conocimiento y la coordinación colectiva.
Sin embargo, lo digital es solo uno de los componente imprescindibles para generar un gobierno abierto. Además se precisan bases legales y regulatorias, sistemas de gestión y finalmente una nueva cultura de las instituciones públicas, sus gestores, responsables políticos y funcionarios que hagan operativo el concepto de gobierno abierto. Estos componentes deben posibilitar la emergencia de los pilares básicos del gobierno abierto que se pueden sintetizar en la transparencia, la responsabilidad (accountability) y la participación ciudadana. La hipótesis de los defensores del gobierno abierto señalan que estos elementos posibilitan tanto la eficacia del gobierno como la reducción de la corrupción que son las dos vertientes que habitualmente se invocan como objetivos de la apertura de las políticas y gestión públicas.
En este dossier de Telos se explora el concepto de gobierno abierto, y sus necesidades, condiciones y consecuencias para la gestión y políticas púbicas. Además se pretenden identificar tanto prácticas como estándares en la información y las infraestructuras que favorecen los modelos abiertos de gobernanza. En este sentido, se presta atención al movimiento de datos abiertos (open data) que ha cobrado gran relevancia dado que se encuentra en la base de muchos de los procesos de participación activa de la ciudadanía y es esencial para generar transparencia y responsabilidad. Del mismo mido se adopta por los diferentes autores una perspectiva amplia incluyendo en el análisis el nuevo papel que juegan la ciudadanía de forma individual y colectiva, desde los movimientos sociales y activistas a el papel de ciertos grupos profesionales.
Un proyecto repleto de retos e incertidumbres
En conjunto las contribuciones a este dossier así como las numerosas que se están produciendo en los últimos tiempos en diferentes medios nos dibujan un panorama rico y complejo sobre las incertidumbres y retos a las que se enfrentan las políticas de gobierno abierto y que deberán resolverse en uno u otro. De este modo podríamos identificar los siguientes aspectos:
- Existe una tensión entre dos visiones del gobierno abierto, que lo consideran como una oportunidad o como una “imposición” por el cambio de cultura de participación ciudadana y la apertura de oportunidades que genera la tecnología. ¿Están los gobiernos democráticos obligados, quieran o no, a implementar políticas efectivas de apertura? o ¿pueden esquivar esta imposición y mantener modelos tradicionales? Este debate tiene estrecha relación con los modelos discutidos más arriba que conciben el gobierno abierto como un instrumento de aumento de la eficacia o como un cambio profundo de la gobernanza.
- La implementación de estrategias de apertura de gobierno y datos presenta una elevada complejidad tecnológica lo que conlleva un coste relevante que se pueden ver compensados por la externalización que supone la participación ciudadana. Esto además implica un debate sobre el papel de las instituciones y la ciudadanía, sus responsabilidades y la financiación de los servicios públicos.
- Tal como se refleja en los análisis que se incluyen en este dossier, el caso español es un buen ejemplo de las complejidades e incoherencias internas de los procesos de apertura. Nos encontramos ante un collage de iniciativas sin coordinación entre ellas que hacen que en algunos aspectos la situación sea óptima y en otros diste mucho de lo que se esperaría de un gobierno democrático de principios del siglo 21. En cualquier caso, este proceso, desigual y limitado, abre necesariamente una interacción compleja con la ciudadanía y activistas que genera nuevos contextos que a su vez tienen un efecto sobre los políticos y las políticas. No existe un camino lineal y planificado pero la propia recursividad del proceso podría en cualquier caso generar un proceso imparable de apertura. Los próximos años nos permitirán evaluar esa hipótesis.
En el blog Creatividad Espiritual de la revista Esquire en español han publicado la entrevista (disponible también en YouTube y Vimeo) que me realizó Anxo López (con producción de Santiago Vallado). Anxo, como ya había hecho antes Isabel Iglesias en otra entrevista, me hizo reflexionar sobre mis proyectos actuales, sobre la transformación empresarial y sobre la educación. Y esto nos llevó a conversar sobre las razones de mi evolución profesional (y de todo lo que aprendí trabajando con pescadores).
Creatividad Espiritual utiliza entrevistas para investigar en historias personales que nos hablan de como nace y se cultivan la creatividad y la innovación. Hasta el momento han aparecido las conversaciones con César Astudillo, Puño, Xènia Viladàs, Carmen Bustos, Mar Abad y Jesús Gorriti.
Hoy sale a la luz Manifiesto Crowd: La empresa y la inteligencia de las multitudes, el nuevo libro que he escrito con Antoni Gutiérrez-Rubí con la coordinación de Ricard Espelt dentro de nuestro proyecto Laboratorio de Tendencias. Tras la experiencia de 32 Tendencias de Cambio, nos decidimos hace un tiempo a explorar como las transformaciones radicales que está experimentando nuestra sociedad afectan a las estrategias empresariales. La escala de los cambios y las nuevas formas de generar inteligencia colectiva son para nosotros las dos principales razones del cambio y por eso enfocamos nuestro trabajo en la multitud.
Manifiesto Crowd se publica en formato de e-book y se encuentra disponible para descarga gratuita tanto en su web como en las principales plataformas de distribución. Esta disponible bajo una licencia Creative Commons de Reconocimiento - No Comercial - Compartir Igual.
El proyecto de libro ha sufrido un proceso complejo y refleja de algún modo el viaje intelectual de sus autores en los dos últimos años. En Manifiesto Crowd incluimos diversos textos, revisados y actualizados, que publicamos previamente en diferentes espacios, además de contenidos audiovisuales (muchos de ellos generados en el proceso de investigación y producción que explicamos en ¿Cómo hemos hecho el libro?). Cada texto tiene su contexto y su historia pero ahora adquieren una nueva dimensión al aparecer organizados con un discurso común. Hemos ordenado nuestros argumentos alrededor de 10 ideas básicas (Indice): Las cinco miradas para la empresa del hoy; Un nuevo paradigma: el crowdsourcing; Una nueva visión para la empresa del siglo 21; Diseño para una realidad compleja; La tecnología social; Escenarios para una realidad distinta; Espacios y ecosistemas para la innovación; La cultura de los procomún y modelos de financiación; Una aproximación distinta al consumo; y Habilidades profesionales e innovación crowd.
En mi caso se recogen las ideas y experiencias que han marcado mi vida en los últimos tiempos en los que he podido desarrollar proyectos que me han permitido entender con profundidad por una parte la transformación empresarial y social a la que asistimos, y por otra los nuevos modelos de educación y emprendizaje. En ambos casos me ha interesado especialmente el papel que juega la innovación así como la dimensión colectiva de estos procesos (y los espacios y comunidades que involucran).
Este proyecto más que nunca sería inviable sin una pequeña multitud que nos ha acompañado y nos ha permitido llegar mucho más lejos de lo que seríamos capaces por nuestros propios medios y con nuestras inteligencias individuales. Francis Pisani ha colaborado con nosotros realizando una revisión crítica del libro y escribiendo el prólogo, Una vuelta al mundo de la innovación, donde conecta su reciente experiencia recorriendo el planeta en busca de los lugares y actores de las más diversas formas de innovación con las ideas que discutimos en el libro. Además Francis finaliza regalándonos una de las definiciones más sencillas y a la vez profundas de emprendimiento:
Con lo cual llego a la conclusión – no sé si Antoní y Juan – que emprender es un valor político en el sentido de la política renovada, de la profunda transformación social, la dinámica creadora de futuro a la cual nos invitan participando en y con las multitudes, con las crowd, como dicen.
En el proceso de investigación y producción ha sido esencial el trabajo de Ricard Espelt y de todo el equipo de Toni en Ideograma. Además Martina Minnucci nos ha hecho un gran regalo con el diseño de la portada que sintetiza visualmente nuestras conversaciones sobre la multitud. En mi caso además, los contenidos que aparecen en el libro son consecuencia directa del estímulo, experiencia y diálogo que me han permitido trabajar con diversos equipos. Para mi ha sido especialmente importante mi entorno más próximo en Barrabés Next, y en particular Carlos Barrabés, Luis Martín, Azucena Elbaile, Mai Quant y Xavi Leal, además de muchas otras personas del grupo Barrabés. Por otra parte el libro se alimenta de mi experiencia en educación y emprendimiento en Teamlabs, junto a Félix Lozano, Max Oliva y Berta Lázaro, trabajando intensamente dentro de las comunidades de MTA (Mondragón Tiimi Akatemia), TALN (Tiimiakatemia Learning Network) y Hub Madrid.
El libro finaliza con el "Manifiesto Crowd" en forma de 66 sentencias que además son una invitación a participar:
Si piensas en una nueva sentencia para el Manifiesto nos puedes hacer llegar tu propuesta (máximo 140 caracteres) vía Twitter (con la etiqueta #mc) o a través de nuestra página de Facebook (intentando no superar esta extensión).
Creemos que el mismo carácter exploratorio que ha caracterizado el libro en su fase de gestación debe mantenerse posteriormente a través de esta fórmula.
Esta es la séptima, y última, parte (1 / 2 / 3 / 4 / 5) /6) de los textos que estoy elaborando para el proyecto Manifiesto Crowd en que he colaborado con Antoni Gutiérrez-Rubí. El próximo 18 de Marzo saldrá a la luz el proyecto completo.
1. El escenario de la innovación basada en multitudes
La transformación social y la disrupción tecnológica han ido de la mano en las últimas décadas siendo difícil establecer relaciones causales aunque es evidente la existencia de una íntima relación. El empoderamiento de las comunidades de práctica y los cambios en las organizaciones (y especialmente en las empresas), junto con la posibilidad que genera la tecnología digital de generar procesos de inteligencia en colectivos de gran tamaño nos lleva a un escenario donde las multitudes son capaces de innovar y transformar la sociedad de un modo efectivo. Este escenario se caracteriza por los siguientes elementos:
- Globalización: que significa la exposición a entornos mayores y más diversos social y culturalmente.
- Innovación frugal o inversa, como una de las consecuencias de la globalización. La innovación ya no es un proceso unidireccional que nace en sociedades opulentas y se expande hacia el resto del mundo. Hoy en día es posible innovar con recursos escasos y en muchas ocasiones las innovaciones nacidas en esos contextos pueden llegar a implantarse en entornos con mayor acceso a recursos.
- Tecnología social: la existencia de herramientas para la coordinación efectiva de multitudes que además son productoras de ese tipo de tecnologías generando un proceso recursivo o de retroalimentación positiva que fomenta el empoderamiento y autonomía de las multitudes.
- La combinación de globalización y tecnología provocan un crecimiento de la complejidad y de las oportunidades de interacción con multitudes.
- Las empresas del siglo 21 que son capaces de facilitar procesos de innovación y diseño (“la nueva I+D”) donde participan activamente pero formando parte de comunidades; lideran gracias a su visión que trasciende los objetivos puramente utilitarios; gestionan de modo efectivo talento y marca; y por último son capaces de coordinar la diversidad de procesos que permiten aportar valor a sus usuarios (con la complicación adicional de que muchos de esos procesos son ejecutados por agentes externos a la organización).
2. Diseño de plataformas para prácticas crowd comunitarias
Para hacer operativas a las comunidades de práctica es necesario diseñar plataformas e interfaces para gestionar la complejidad de los procesos colectivos que protagonizan los propios usuarios ("la multitud") de forma colaborativa. Es esencial en este sentido simplificar la complejidad no deseada para poder mantener la complejidad significativa o elegida (la que permite la apropiación de la tecnología por los usuarios y su personalización). Como consecuencia en este proceso de diseño los productos se convierten en servicios (el caso de la telefonía móvil) y los servicios en comunidades (el caso de las redes sociales).
3. Los movimientos ciudadanos y las multitudes: de la estadística al #15M
La idea de la multitud como fuerza colectiva transformadora y revolucionaria ha sido un elemento central en el pensamiento de Hardt y Negri (especialmente en sus libros Empire de 2000 y Multitude de 2004). Ellos anunciaban un proceso que ahora se está convirtiendo en realidad, aunque posiblemente con resultados diferentes a los que preveían. En cualquier caso su papel como "fuerza constituyente" ("[o]nly the multitude through its practical experimentation will offer the models and determine when and how the possible becomes real.", Hardt & Negri, 2000) se convierte ahora en una hipótesis relevante para entender el posible alcance de la transformación social en marcha.
Los movimientos de activismo ciudadano que han eclosionado en 2011 (primaveras árabes, #15M, Occupy Wall Street, Israel, Chile, Londres …) son un buen ejemplo de las limitaciones de las prácticas crowd convencionales, basadas en el paradigma individual, y de su evolución a modelos comunitarios.
Estos movimientos de reacción y protesta presentan un objetivo definido que es denunciar un estado de las cosas. No se focalizan en las alternativas, solo en poner de manifiesto la situación actual y en demandar (generalmente a otros) un cambio. De este modo, son susceptibles de ser desarrollados según el crowdsourcing convencional dado que las plataformas tecnológicas permiten la coordinación (filtrado y agregación) de multitudes.
En una segunda fase estos movimientos pasan de la acción reactiva a la propositiva. Ya no existen objetivos definidos y sencillos. Es más, no está clara la agenda y los objetivos son diferenciados para cada participante. En este escenario es precisa deliberación y debate y procesos de acción colectiva propositivos. En esta fase es cuando por ejemplo el movimiento #15M se disgrega y se convierte en otras pequeñas y grandes multitudes con objetivos específicos (problemas de barrios, referéndum para la reforma constitucional, acciones contra los desahucios …).
4. Innovación crowd: los ciudadanos como protagonistas
Una sociedad emprendedora necesita de ciudadanos empoderados que tengan acceso pleno a ciertas infraestructuras esenciales y al tiempo cuenten con una actitud y competencias que les permitan desarrollar proyectos autónomos y pro-activos. Posiblemente sea la ciudad el escenario óptimo para facilitar este tipo de ciudadanía por su potencial de dinamismo social, cultural y económico. La combinación de la ciudad e Internet constituyen en la actualidad una plataforma esencial para la innovación ciudadana.
El espacio público está expandido por una capa digital que posibilita nuevas formas de coordinación y utilización colectiva. Esta transformación de lo común ha hecho posibles nuevas infraestructuras que se han erigido como esenciales en la innovación social. Entre ellas cabría citar las tecnologías sociales (las herramientas y servicios digitales que facilitan la colaboración y autonomía de las personas), los laboratorios ciudadanos (espacios de innovación dedicados a la producción y no al consumo como los centros tradicionales) y los datos abiertos. Utilizando estas infraestructuras los ciudadanos son capaces de acciones colectivas que reaccionan (“se indignan”) de forma más eficaz a problemas políticos y sociales, como ha sucedido en los nuevos movimientos sociales, entre los que en España el #15M o la campaña Stop Desahucios serían buenos ejemplos. Sin embargo, el principal cambio que están generando estas nuevas organizaciones ciudadanas sucede a través de proyectos que construyen nuevas posibilidades transformando de forma propositiva las formas de vida y gobernanza de la sociedad. Existe un número creciente de ejemplos de colaboración entre lo público y la iniciativa privada y ciudadana que han permitido la revitalización de comunidades locales de emprendedores sociales y empresariales, desde plataformas de financiación colectiva (como Goteo) a la recuperación de espacios públicos (como el Campo de Cebada entre muchos otros).
La autonomía económica surge como reto esencial para que estos proyectos sean realmente sostenibles. En este sentido, muchos proyectos ciudadanos invierten la lógica del desarrollo de infraestructuras y servicios. En lugar de generarse desde la oferta por grandes operadores (administraciones públicas y empresas) situando a los ciudadanos como meros consumidores, se organizan desde la demanda promoviendo el empoderamiento de emprendedores locales y la generación de un tejido económico local mayor y más diversificado. Es especialmente interesante el caso del pequeño comercio donde contrastan los procesos de fortalecimiento del tejido local respecto a los casos de nuevas áreas comerciales que promueven la gentrificación. Los modelos nacidos localmente y desde la demanda generan orgullo de pertenencia y sentido de comunidad e incrementan los flujos económicos internos, además de aumentar la resilencia y adaptabilidad de la propia población.
La educación juega un papel esencial en estos procesos de innovación al ser imprescindible un cambio de actitudes y la adquisición de nuevas competencias por la ciudadanía para hacer operativo el potencial de las nuevas infraestructuras y modelos organizativos y económicos. Pero ésta debe ser también una nueva educación, basada en el aprender haciendo y en equipo, que se desarrolla hoy en día tanto en espacios públicos y laboratorios ciudadanos como en un número cada vez mayor de instituciones educativas.
En síntesis, un espacio urbano generador de innovación ciudadana debe desarrollar un “ecosistema en tres capas” de modo que en un mismo entorno colaboren proyectos educativos, espacios y laboratorios de innovación, y redes de emprendedores, organizaciones ciudadanas y empresas.
Este vídeo recoge la conferencia “Construyendo una cultura para la innovación social” que tuve la oportunidad de presentar como introducción al encuentro Destrucción Creativa (Encuentro de Iniciativas de Innovación Social) que se celebró en Zaragoza el 27 Noviembre de 2012 y que constituye un resumen de las ideas que he elaborado en los textos anteriores sobre multitudes e innovación.
Esta es la sexta parte (1 / 2 / 3 / 4 / 5) de los textos que estoy elaborando para el proyecto Manifiesto Crowd en que he colaborado con Antoni Gutiérrez-Rubí.
La transformación social y la disrupción tecnológica obliga a las personas a adaptar sus modos de vida, sus expectativas y sus formas de relación. En los últimos 200 años ser empleado ha sido una manera de contar con un soporte y una estabilidad en el proyecto de vida. Sin embargo este modelo olvidó el componente emocional y, de algún modo, ha ido limitando el espíritu creativo e innovador del ser humano: el deseo de crear "cosas nuevas", de emprender proyectos, de exploración de nuevos territorios geográficos o intelectuales. El actual periodo de crisis genera una incertidumbre adicional respecto a ese soporte tradicional que proporcionaba la empresa a sus empleados a la vez que hace aflorar lo problemático que es haber olvidado los componentes emocional y creativo de la actividad profesional. En este contexto surgen (o se redescubren), por pura necesidad, nuevas formas de soporte colectivo o comunitario. Resurgen fórmulas empresariales y organizativas como cooperativas. Y de modo complementario resurge el concepto del aprendizaje como un proceso continuo que debe operar a lo largo de la vida y abarcar todas nuestras actividades profesionales y personales.
Podríamos definir tres procesos de transformación individual y colectiva. En primer lugar el abandono de las estructuras de soporte clásicas, de las instituciones públicas a las empresas, genera la necesidad de redes de soporte alternativas, fuera de las organizaciones. Por otra parte, el empoderamiento tecnológico y el cambio de actitud vital facilitan la emergencia de nuevos espacios abiertos de de innovación, los "laboratorios ciudadanos" donde se desarrollan proyectos autónomos basados en la producción. Por último, los propios ciudadanos son capaces de crear infraestructuras comunes, las "tecnologías sociales" que permiten la coordinación de grandes colectivos sin necesidad de institucionalización. Estos elementos promueven el desarrollo de comunidades de práctica que podríamos concebir como los nuevos espacios de relación donde las personas trabajan colectivamente generando conocimiento y desarrollando proyectos. Estas comunidades pueden en ocasiones establecer alianzas o colaboraciones con las organizaciones formales, pero en muchas otras actúan de forma totalmente autónoma.
Una comunidad ya no se puede entender como un colectivo que ocupa un mismo espacio geográfico. Estas serían las comunidades "de obligación". En contraposición, el espacio continua siendo un factor importante pero no ya imprescindible y además lascomunidades son ahora "de elección" dado que los participantes deciden libremente incorporarse a ellas. Para que estas nuevas comunidades adquieran un significado pleno y sean totalmente operativas deben compartir cuatro aspectos básicos (los cuatro elementos comunes que conforman una comunidad):
- Objetivos: comparten problemas y la razón de la pertenencia y participación en ellas es afrontar esos retos y alcanzar soluciones.
- Trabajo: comparten métodos para organizar colectivamente el trabajo.
- Gobernanza: comparten reglas que permiten hacer operativo su funcionamiento al permitir que la toma de decisiones y su deliberación sea efectiva.
- Tecnología: comparten plataformas digitales que facilitan el trabajo y la gobernanza sin la necesidad de contar con una estructura formalizada.
Las empresas empiezan a tratar con estas comunidades, que podríamos definir como formas organizativas de las multitudes que exhiben mayor o menor grado de inteligencia colectiva. Para desplegar este tipo de las estrategias las empresas crean o se integran en espacios de innovación que funcionan como laboratorios abiertos de innovación y diseño. Son espacios híbridos donde se relacionan personas de la corporación con otras empresas y con comunidades y redes externas. En este entorno se genera una cultura de la colaboración e innovación y se establecen comunidades con vínculos emocionales fuertes. En ocasiones estos espacios nacen de modo independiente y las empresas son las que intentan después integrarse en ellos. En otras ocasiones el espacio lo genera la empresa y despliega una estrategia para generar comunidad.
En esta evolución ¿en qué acaban por convertirse las empresas una vez que se externaliza la producción, el diseño y la innovación?. Básicamente en organizaciones que: 1) construyen y gestionan marcas; 2) diseñan, facilitan y gestionan los espacios de innovación y sus comunidades de práctica; 3) coordinan todos los procesos externalizados y aquellos que se mantienen internamente; y 4) lideran desde el ejemplo y el diálogo. Coordinación y liderazgo son especialmente complejos en este contexto dada la diversidad de culturas y modos de trabajo de los agentes externos que forman parte del ecosistema.
Esta es la quinta parte (1 / 2 / 3/ 4) de los textos que estoy elaborando para el proyecto Manifiesto Crowd en que he colaborado con Antoni Gutiérrez-Rubí.
La empresa del siglo 20
Producción, cadena de suministro y logística fueron las actividades empresariales externalizadas en el modelo de organización del siglo 20. Son estas en cierto sentido commodities; el proveedor es fácilmente reemplazable y su elección se limita a cuestiones de coste y eficiencia. Los primeros desarrollos de la tecnología de la información favorecieron este proceso de outsourcing al facilitar la coordinación de los procesos.
A finales del siglo 20 se externaliza la producción y se mantiene un "core" dedicado a la innovación y el diseño (actividades de alto valor añadido) y a la coordinación de la producción y logística. Esta estrategia da lugar al modelo tradicional de cluster donde los "proveedores" pequeños son prescindibles y funcionan como commodities. El único objetivo de la corporación en este modelo es la eficiencia (reducir costes) para ofrecer productos o servicios estandarizados a masas de consumidores. En cierto modo los propios empleados son también considerados como un masa de individuos de características similares en los que se busca la calidad en el sentido de la adecuación de su trabajo y resultados a unos estándares.
Finales del siglo 20: La disrupción tecnológica y social
Sin embargo, los avances tecnológicos que afectan directamente a los usuarios acabaron por superar a las innovaciones en manos exclusivas de las grandes organizaciones. La “consumerización” significa que hoy en día llevamos en nuestros bolsillos más capacidad de computación y muchos más servicios de los que una gran empresa podía tener hace pocos años. Del mismo modo, hoy muchas startups son capaces de ofrecer servicios equivalentes, o superiores, a las de las grandes empresas. Esta disrupción tecnológica de las últimas décadas ha provocado transformaciones radicales en la viabilidad de las estrategias de las empresas. En este sentido, en un mundo en cambio continuo, la innovación es ya una necesidad para la supervivencia de las organizaciones y no solo una oportunidad que puede o no incorporarse a la estrategia.
Las consecuencias del modelo empresarial dominante en el siglo 20 y su entrada en crisis por la disrupción tecnológica han sido el abandono emocional de sus empleados (y el resto de sus stakeholders); el crecimiento exponencial de los costes de la innovación interna (que además produce escasos resultados); y fuertes restricciones a las capacidades creativas e innovadoras de los empleados y por tanto de la propia organización. El resultado final son empresas (y en mayor medida cuanto más grandes) enfermas, con una incapacidad endógena para innovar y transformarse, y por tanto con serias limitaciones para adaptarse a las exigencias de sus usuarios, mercados o stakeholders.
La transformación de las empresas en el siglo 21
Las reacciones a esta patología generan (y necesitan a su vez) un cambio de estrategia y cambios en los modelos organizativos de las empresas que pasan de corporaciones a plataformas. En la primera década del siglo 21 se externaliza la I+D convencional y la innovación y el diseño mediante diferentes modelos organizativos y productivos: comunidades, plataformas, contratación directa, mercados de innovación (modelo InnoCentive) o crowdsourcing, o mediante la compra de start-ups (muy común en las empresas tecnológicas) o la copia (como en la industria de la moda).
En paralelo el propio significado de innovación evoluciona y se adapta a nuevos modelos. Así en estos momentos el concepto clásico de I+D+i (Investigación-Desarrollo-innovación) solo tiene sentido como tal en algunos sectores empresariales en los que existe un proceso inicial de investigación científica o tecnológica clásico, como puede ser la industria farmacéutica, y aún en estos casos estas fases han dejado de ser parte de un proceso lineal y unidireccional. Así en la mayor parte de "industrias" la I+D responde mejor a la combinación de innovación y diseño que representan las actividades clave que son transversales a toda la organización, y que generan nuevos productos y servicios así como transformaciones organizativas que resultan en ventajas competitivas.
Hasta hace poco esta primera ola de innovación abierta, como otra forma de outsourcing, fue la respuesta a esta necesidad de innovación continua al aumentar la diversidad y reducir los costes. En estos momentos, se necesitan ya nuevos modelos abiertos donde las propias organizaciones sean parte de los procesos de innovación y no solo brokers u organizadores de mercados externos. Por tanto las empresas necesitan ser capaces de generar procesos orgánicos innovadores donde involucren todo tipo de agentes. En este sentido la empresa del siglo 21 necesita se necesita una actitud interna, individual y colectiva, adaptada a la innovación continua y a la vez generar alianzas para poder mantener el ritmo necesario de innovación. Los “proveedores” son ya más difícilmente reemplazables al aportar conocimiento y competencias clave y por tanto se configuran modelos de ecosistemas abiertos. Otra consecuencia de estos cambios es la transformación de las relaciones de las organizaciones con su entorno (empleados, stakeholders, públicos y usuarios …) y de su propuesta de valor a la sociedad que incluye su modelo de negocio, pero que no se limita a ese elemento. En este sentido, y como consecuencia final, la cultura de colaboración y gobernanza (como oposición a la competición y el management clásico) emergen com claras necesidades competitivas.
Esta es la cuarta parte (1 / 2 / 3) de los textos que estoy elaborando para el proyecto Manifiesto Crowd en que he colaborado con Antoni Gutiérrez-Rubí.
El continuo de la innovación abierta
Innovar de modo endógeno es caro, arriesgado y lento, y por el contrario el entorno competitivo impone eficiencia, rapidez y creatividad. La solución es la innovación abierta que adquiere diferentes configuraciones en función de los actores implicados, sus relaciones funcionales y los incentivos que entran en juego. Podríamos definir un continuo con tres modelos básicos de ecosistema de innovación que irían del más abierto al más cerrado:
A. Comunidad (un ejemplo sería Wikipedia), en la que no existe inicialmente ninguna empresa que organice el sistema y juegue un papel dominante, aunque posteriormente casi siempre estas comunidades acaban por adquirir alguna estructura institucional formal.
B. Plataformas, en las que una o más empresas (u otras organizaciones como gobiernos o ONGs) ofrecen una serie de recursos e infraestructuras (desde tecnologías a condiciones legales) que permiten a agentes externos desarrollar productos y servicios que comercializan dentro de la plataforma. Las aplicaciones para telefonía móvil son un buen ejemplo y que ilustran los dos modelos básicos que existen. Por un parte el "modelo Android" en el que aunque existen ciertos oligopolios (como el de Google) el grado de apertura es grande y se pueden organizar múltiples plataformas y mercados. Por otra el "modelo iOS" de Apple, en que el organizador de la plataforma controla estrictamente los recursos y condiciones de participación de modo que la plataforma es abierta en ciertos aspectos pero completamente cerrada (y monopolística) en otros.
Aunque en estas plataformas participan obviamente empresas, el centro del ecosistema pasa a situarse en la plataforma y la corporación toma una posición más periférica, independientemente del grado de control que pueda ejercer.
C. Empresas. En el nivel más cerrado de ecosistemas de innovación abierta la empresa sigue situada en el centro aunque ahora los procesos de innovación y diseño ya sean externos. Este es el caso de muchas grandes empresas de diferentes sectores (tecnológicas, infraestructuras, farmacéuticas, moda …) cuya estrategia pasa por dejar que la innovación y diseño surjan a su alrededor para después incorporar aquellos resultados que consideran de mayor interés para su negocio.
En esta categoría a su vez podemos diferenciar dos modelos básicos. Por una parte las empresas que generan un ecosistema mediante incentivos a la I+D ya sea a priori (por ejemplo farmacéuticas que financian grupos de investigación o empresas para que hagan investigación sobre temas de su interés) o a posteriori mediante concursos o premios (el modelo InnoCentive). Por otra parte otras empresas se limitan a observar el entorno y adquirir las innovaciones y diseños de mayor interés mediante compra (el caso de las tecnológicas) o copia (el caso de la moda o la gastronomía). Es significativo que dos estrategias aparentemente tan diferentes como son la compra o la copia de innovaciones y diseño (que operan en industrias en las que rigen o no patentes) sean en realidad tan similares desde el punto de vista estratégico. Esto revela hasta que punto la miopía en el debate de la propiedad intelectual ha tenido un efecto perverso a la hora de pensar en las políticas de I+D.
Los tempos de la innovación abierta
En el modelo clásico del siglo 20 de la innovación cerrada el diseño y la innovación suceden en laboratorios internos de los que salen productos y servicios que se comercializan en mercados donde los adquieren y utilizan los usuarios. La utilización de la experiencia de los usuarios es muy limitada al no existir mecanismos de retroalimentación (o ser enormemente lentos) y al ser mercados de masas donde es el usuario el que se adapta al producto más que a la inversa. En este contexto el "laboratorio" de I+D y el mercado son los elementos dominantes.
A finales del siglo 20 y en la primera década del siglo 21 se desarrollan mecanismos de retro-alimentación con los usuarios y cada vez más éstos influyen en el rediseño continuo de los productos y servicios (pensemos en el software y el concepto de beta permanente). Sigue siendo un proceso lineal pero de múltiples ciclos.
En estos momentos estamos entrado en un modelo que podríamos denominar de "post-diseño" en que los usuarios son parte del ecosistema, donde se incorporan las plataformas (los antiguos laboratorios) y los mercados, y en el que como consecuencia se co-diseña de modo continuo.
Esta es la tercera parte (1 / 2) de los textos que estoy elaborando para el proyecto Manifiesto Crowd en que he colaborado con Antoni Gutiérrez-Rubí.
Buena parte del siglo 20 fue la “era de las masas”: medios de masas, consumo de masas, productos de masas ... Desde finales del siglo pasado empezamos a a hablar de multitudes. Los dos términos aluden a un colectivo de gran tamaño y los diccionarios no son de gran ayuda. Por ejemplo la RAE define masa como “gran conjunto de gente que por su número puede influir en la marcha de los acontecimientos”, y multitud como “número grande de personas o cosas”. Sorpredentemente parece que solo la masa puede cambiar el estado de las cosas cuando las evidencias empiezan a demostrar que son las multitudes quienes realmente podrían tener esa capacidad. Dado que los matices son relevantes ¿qué diferencia una masa de una multitud?
La masa es el concepto clave del modelo industrial propio de la segunda mitad del siglo 20. La masa se caracteriza, en términos estadísticos, por su promedio (por sus propiedades de "primer orden", su tendencia central). Cuando nos "enfrentamos" a una masa lo óptimo es ofrecerle un producto o servicio estandarizado, optimizado para el promedio. En los modelos de masas el público se caracteriza por su promedio y como mucho en los últimos tiempos se segmenta, que no es más que descomponer una única masa en varias masas más pequeñas. Una vez definida la tendencia central el objetivo es la eficiencia y calidad (producir algo de una forma rápida, barata y estándar). En este sentido podríamos decir que las masas son estúpidas, no demuestran inteligencia, todos los elementos de la masa son considerados idénticos y por tanto no aportan nueva información.
Por el contrario la multitud se define por su varianza (su propiedad estadística "de segundo orden"). Una multitud, si es concebida como tal, no es segmentable dado que pierde diversidad. En una multitud cada componente es diferente y por tanto aporta diversidad y genera capacidad de innovación. En este sentido las multitudes son inteligentes. La multitud responde al modelo post-industrial propio del siglo 21 en que la eficiencia y calidad son solo requisitos (en gran medida alcanzables mediante tecnología) y el objetivo es generar de forma continua innovación, y en particular innovación disruptiva. La innovación es una estrategia de supervivencia ante un entorno en cambio constante que requiere de flexibilidad y capacidad de adaptación.
Un ejemplo de la evolución de masa a multitud gracias a un cambio tecnológico: la telefonía móvil
Los teléfonos móviles iniciales estaban pensados para las masas; permitían dos acciones únicas (las llamadas y el envío de mensajes cortos, SMS). Si analizábamos a un grupo de usuarios de teléfonos móviles presentaban las características de una masa: todos los utilizaban del mismo modo con pequeñas variaciones (la diversidad era escasa; todos llamaban y enviaban SMS); la entrada de un nuevo usuario no aportaba conocimiento nuevo.
Los teléfonos móviles inteligentes están pensados para las multitudes. Bajo la apariencia de un producto se esconde una plataforma de servicios. Los usos originales han ido perdiendo relevancia y hoy en día un móvil es un artefacto que permite acceder a múltiples servicios a partir de aplicaciones. La oferta de apps es tan elevada que en realidad cada usuario tiene su propio móvil totalmente diferente al de otros. En un grupo de usuarios todos serán diferentes y todos aportarán conocimiento (usarán algunas apps distintas) al común.
Esta es la segunda parte (1) de los textos que estoy elaborando para el proyecto Manifiesto Crowd en que he colaborado con Antoni Gutiérrez-Rubí.
Como comentábamos al analizar la genealogía del concepto de crowdsourcing en estos momentos asistimos a una diversificación y sofisticación de las prácticas crowd que han superado el modelo original basado en la resolución de problemas sencillos mediante agregación de acciones y/o opiniones de multitudes. Las prácticas con un profundo potencial transformador conectan con la acción e inteligencia colectiva capaces de desarrollar proyectos completos, con el uso ciudadano de las tecnologías sociales y con modelos de gobernanza que recuperan y actualizan el procomún.
En este sentido se podría plantear una clasificación de las prácticas crowd contemporáneas a partir de tres ejes: paradigmas (teorías e hipótesis en que se basa su viabilidad), herramientas (que soportan su funcionamiento) y problemas (o retos a los que se enfrentan y tratan de resolver de modo exitoso).
Utilizando estos tres ejes de análisis podríamos definir el crowdsourcing "tradicional" (o convencional, en el sentido de Surowiecki o Howe). Estas prácticas tienen en común que los problemas son simples y definidos, y por tanto permiten una solución "estadística" dado que al aumentar el tamaño de muestra aumenta la precisión de la predicción promedio aunque no aumente la presión de las estimaciones individuales. Este es el caso del ejemplo clásico de la estimación del peso del ganado que documentó Francis Galton. Del mismo modo las bandadas de pájaros presentan un objetivo definido y simple como es llegar a un punto geográfico específico. Y algo similar sucede con proyectos comerciales de gran escala como iStockphoto o el Mechanical Turk de Amazon. Todos estos modelos se asientan en el paradigma individual en el que a partir de inteligencias individuales independientes ymediante herramientas basadas en al agregación y filtrado se generan nuevos resultados (mejores que los individuales). La clave del éxito está en las herramientas que permiten coordinar a las multitudes.
Sin embargo, podemos plantear la hipótesis de que estamos en estos momentos entrando en una fase de prácticas crowd que marcan un cambio radical respecto a los modelos basados en el paradignma individual y está emergiendo el crowd basado en comunidades. Estas nuevas prácticas nacen del paradigma del procomún y se basan en las comunidades de práctica y en la generación de innovación continua y abierta. Mientras los primeros modelos primaban la inteligencia individual que filtran y agregan, las prácticas comunitarias se orientan a la acción e inteligencia colectivas como herramientas de trabajo. Las nuevas prácticas se orientan a problemas complejos e indefinidos en los que lo fundamental es la puesta en común, la deliberación y el debate. O sea procesos en los que se definen incluso las preguntas relevantes.
Aunque propongamos dos grupos de prácticas crowd, la transición es en cierto sentido gradual dado que las prácticas originales han ido evolucionando y haciéndose más complejas de modo que incorporan poco a poco a comunidades de práctica y procesos realmente colectivos.
La Wikipedia es un buen ejemplo de crowd basado en comunidades a pesar de que en ocasiones se ha utilizado como ejemplo de crowdsourcing convencional. ¿Cuál era el objetivo inicial de este proyecto? la creación de una enciclopedia, el cual es en realidad un problema indefinido y extremadamente complejo. Durante el desarrollo del proyecto los participantes han debido enfocar el problema (por ejemplo, que información y conocimiento es adecuado, qué es relevante, decidir que se centrarán solo en conocimiento "objetivo" etc), han desarrollado herramientas para el trabajo colectivo y unas reglas y estructuras en que se asienta la gobernanza del propio proyecto. La deliberación y debate son esenciales en los procesos de trabajo de la comunidad en que se han convertido los participantes en este proyecto.
Estamos en la fase final del proyecto Manifiesto Crowd en que he colaborado con Antoni Gutiérrez-Rubí. La imagen representa un mapa con que cartografiamos inicialmente los objetivos y conceptos que queríamos desarrollar. Como parte de este trabajo, he preparado una serie de textos donde trato de analizar el origen de las prácticas crowd y su evolución, significado actual y tendencias de futuro, así como su relación con los nuevos modelos de innovación. Como anticipo al lanzamiento de los productos finales del proyecto, y en especial un e-book, voy a ir publicando aquí estos textos.
Es difícil trazar una genealogía lineal y simple del concepto de crowdsourcing. En realidad su concepción se alimenta de varias fuentes e ideas que han servido como referencias e inspiración. Esta es una propuesta personal de una posible evolución desde los orígenes del concepto hasta sus usos iniciales ya con esa denominación en plena emergencia de la cultura digital. Por último se analizan sus usos contemporáneos donde de nuevo hemos asistido a una diversificación del propio concepto, de modo que más que de crowdsourcing deberíamos hablar ya de las diferentes prácticas crowd herederas del concepto original.
1. Los antecedentes estadísticos
El poder de las multitudes se empieza a comprender hace más de un siglo a partir del análisis estadístico del comportamiento de colectivos que participan en un objetivo común. Quizás la primera referencia a un proceso donde una multitud de amateurs mejora el resultado de un experto lo encontramos en 1906 con la estimación del peso del ganado en una feria documentada por Francis Galton:
Galton was a keen observer. In 1906, visiting a livestock fair, he stumbled upon an intriguing contest. An ox was on display, and the villagers were invited to guess the animal's weight after it was slaughtered and dressed. Nearly 800 participated, but not one person hit the exact mark: 1,198 pounds. Galton's insight was to examine the mean of these guesses from independent people in the crowd: Astonishingly the mean of those 800 guesses was 1,197 pounds, accurate to fraction of a percent. [1] Schell, Barbara A Boyt (2007). Clinical And Professional Reasoning In Occupational Therapy. Lippincott Williams & Wilkins. pp. 372. ISBN 0781759145. En: An excerpt from The Wisdom of Crowds by James Surowiecki
En realidad este proceso de “inteligencia estadística” por agregación de opiniones puede entenderse de modo sencillo si acudimos a teorías básicas como el teorema del límite central y otros relacionados (englobados bajo el concepto de "ley de grandes números") que explican en términos estadísticos porque el promedio de una muestra al azar de una población de gran tamaño tenderá a estar próxima a la media real de la población completa (entendiendo aquí la población en sentido estadístico como el conjunto de opiniones o acciones).
2. Surowiecki y la sabiduría de las multitudes
El periodista James Surowiecki es quizás el primero que recupera la vieja idea de la inteligencia de las multitudes y la populariza en plena era digital con su libro The Wisdom of Crowds publicado en 2004:
... a diverse collection of independently-deciding individuals is likely to make certain types of decisions and predictions better than individuals or even experts ...
Su principal argumento es que se requieren 4 elementos para que exista una multitud inteligente (“en el sentido de Surowiecki”): diversidad de opinión, independencia (la opinión de uno no influye en otros), descentralización y agregación (para pasar de las opiniones personales a la decisión colectiva). A partir de esta hipótesis Surowiecki defiende que los mecanismos basados en multitudes presentan ventajas, respecto a sistemas centralizados, en lo que respeta a la cognición, coordinación y cooperación.
Para apoyar sus postulados utiliza diversos ejemplos humanos y no humanos. Así por ejemplo retoma casos ya clásicos de la ecología del comportamiento como la coordinación de bandadas de pájaros que se basan en mecanismos descentralizados. Entre las aplicaciones de este concepto Surowiecki identifica los mercados predictivos o el propio método Delphi, en que se ha constatado como las multitudes (con un nivel de experiencia mayor o menor según los casos) mejoran la opinión de los expertos.
3. Outsourcing: ¿cómo explotar las “multitudes” de proveedores?
En paralelo a la evolución del modelo y prácticas estadísticas que discurre de Galton a Surowiecki, el modelo empresarial de finales del siglo 20 evoluciona hacia la externalización de la producción y logística. El outsourcing podría ser considerado como otra forma de explotación de la potencia de las multitudes. En este caso una multitud de proveedores distribuidos geográficamente y sin relaciones formalizadas entre ellos pueden proveer un servicio de forma más eficiente (más rápido, con mayor calidad y/o con menor coste) que una sola empresa con una organización convencional de sus procesos. Evidentemente esto es solo posible cuando la tecnología reduce los costes de transacción (a través de la facilitación de la comunicación y la coordinación), lo cual sucede paulatinamente a lo largo de las últimas décadas del siglo 20.
Nadie se ha referido al outsourcing empresarial (entendido en sentido estricto) como una práctica crowd y posiblemente sea excesivo clasificarla así, pero esta tendencia que ha revolucionado los modelos empresariales y las relaciones geopolíticas si ha contribuido a hacer entender que no es necesario un proceso controlado y cerrado para lograr eficiencia y que por el contrario el aparente caos de las multitudes puede proporcionar mejores resultados. Como veremos a continuación el outsourcing si ha sido una referencia e inspiración a la hora de diseñar los primeros modelos de crowdsourcing digital.
4. El nacimiento del concepto de crowdsourcing
El nacimiento del concepto de crowdsourcing como tal, o al menos el inicio de su popularización, lo podemos situar en la publicación en la revista Wired del artículo de Jeff Howe The rise of crowd sourcing en 2006. Howe conecta directamente crowdsourcing con outsourcing, tal como lo refleja la propia introducción del artículo:
Remember outsourcing? Sending jobs to India and China is so 2003. The new pool of cheap labor: everyday people using their spare cycles to create content, solve problems, even do corporate R&D.
Y así lo hace también la propia definición Wikipedia (en si misma un ejemplo máximo de práctica crowd):
... is a distributed problem-solving and production process that involves outsourcing tasks to a network of people, also known as the crowd. This process can occur both online and offline. The difference between crowdsourcing and ordinary outsourcing is that a task or problem is outsourced to an undefined public rather than a specific other body.
Howe se centra en el crowdsorucing como una práctica íntimamente asociada a Internet y a la emergencia de una nueva cultura digital en el desarrollo de proyectos. Así utiliza como ejemplos iStockphoto (adquirido por Getty Images poco después de su lanzamiento), InnoCentive (iniciativa de Procter&Gamble) y Amazon Mechanical Turk (promovido por Amazon). En estos tres casos se trata de plataformas promovidas y gestionadas (en el caso de iStockphoto poco después de su lanzamiento) por grandes empresas y en todos ellos el problema / objetivo / reto es sencillo, la complejidad se sitúa en la plataforma que permite la gestión de una multitud de participantes. Por tanto, esta práctica supone una transformación del modo en que se realiza un proyecto pero no modifica su gobernanza ni las relaciones de poder entre las partes.
5. Evolución de las prácticas crowd: ¿significado actual del crowdsourcing?
Las prácticas crowd que definen Howe o Surowiecki, cuando hablan de "crowdsourcing" o de "wisdom of crowds", proceden de la tradición anglosajona y siempre parten de una perspectiva individual. Las contribuciones y las creaciones son fundamentalmente individuales y la parte colectiva se centra en el filtrado y/o agregación de las contribuciones individuales.
Por otra parte, en las dos últimas décadas podemos trazar una evolución de las prácticas crowd basadas en los usos intensivos de las tecnologías digitales con cuatro fases diferenciadas (cada una de esas prácticas se inicia en un momento diferente aunque todas permanecen con gran actividad hasta día de hoy):
Fase 1. Años 1990. Crowdsourcing original. La producción, en el sentido de Howe, fue la que primero se organizó según modelos crowd (este es el sentido original del crowdsourcing). La recomendación surge en paralelo a la producción y sus inicios podemos situarlos en los modelos de Amazon o eBay, y por tanto conectados con el inicio del comercio electrónico. En el caso de la recomendación las experiencias, y éxito, de estos pioneros demostraron en su momento como la agregación cuantitativa (mediante votaciones y valoraciones) y cualititativa (mediante comentarios) de opiniones de multitudes de amateurs podía generar un conocimiento útil para otros usuarios (que preferían confiar en esas multitudes y no en los expertos individuales).
Fase 2. Años 2000. Remezcla. La "segunda ola" de Internet, que se denominó web 2.0, dio lugar a una serie de prácticas basadas en la creación colectiva (cultura abierta, licencias flexibles, estrategias basadas en compartir más que en proteger contenidos …). El concepto de remezcla puede resumir estas prácticas y se asienta como proceso creativo esencial.
Fase 3. Crowd financiero. La financiación (crowdfounding) es una práctica mucho más reciente, al menos en lo que respecta a su impacto social. Es una idea que viene de muy atrás pero que hasta hace poco tiempo no se había desarrollado en todo su potencial. En estos momentos ha revolucionado ya la forma de financiación de proyectos culturales y empieza a tener impacto en otros tipos de proyectos (desde sociales a empresariales). Las restricciones legales a esta forma de “capital riesgo” impide por el momento su crecimiento en diversos países pero es previsible que en un futuro próximo su impacto crezca de modo similar a lo que ha sucedido ya con la cultura. En este mismo sentido, la compra colectiva es otra idea con una incubación muy larga que empieza ahora a hacerse operativa.
En ambos casos, financiación de proyectos y compras, son ideas sencillas pero que hasta hace pocos años no se habían hecho realidad (salvo a muy pequeña escala) por falta de una masa crítica, de una cultura crowd por parte de los usuarios y de plataformas tecnológicas que hicieran la implementación de proyectos realmente fácil.
Fase 4. Prácticas crowd contemporáneas. Hasta el momento hemos revisado antecedentes y prácticas actuales que tienen en común la resolución de un reto relativamente simple gracias a la agregación de aportaciones individuales. Pero la verdadera transformación social y cultural se encuentra más en la posibilidad de que las multitudes, utilizando tecnologías sociales para su coordinación, desarrollen proyectos complejos de modo que generen verdadera acción e inteligencia colectiva. Estos nuevos modelos organizativos requieren de nuevos modelos de gobernanza que conectan directamente con la revitalización del procomún. En los próximos textos abordaremos estos tipos de prácticas y sus implicaciones.
[Este texto nace de una reflexión que realicé con Martina Minnucci a partir del concurso Autoprogettazione 2.0 lanzado por la revista italiana Domus y FabLab Torino en Marzo de 2012 para el diseño y fabricación de mobiliario para fablabs. Nuestro manifiesto es la declaración de intenciones de mmodulUS, un nuevo proyecto de diseño que se lanzará públicamente en Abril de 2013]
… eso que llamamos valores es transferido también a los objetos, los dispositivos o las tecnologías que nos rodean. Diseñar, en otras palabras, no es más que proyectar cosas que la gente quiera poseer, experimentar o sentir. Diseñar, en definitiva, es algo que todos hacemos de forma espontánea, ordinaria y constante.
Antonio Lafuente, La promesa de la desorganización
La filosofía del FLOSS (free-libre open source software) ha contagiado de forma sutil pero implacable nuestra cultura contemporánea. La idea de que compartir genera mayores oportunidades para la innovación y que puede ser más eficiente y rentable que permanecer cerrados son ahora aceptadas y populares pero hace pocos años parecían utopías de ilusos.
El modelo de código abierto se transmitió desde las prácticas de las comunidades de desarrollo de software libre a toda la cultura digital en las dos últimas décadas. Ahora le llega el turno a la cultura material. Lo físico parecía innacesible, su finitud y materialidad lo condenaba a la tragedia si lo gobernábamos como un procomún. Pero todo objeto físico es en realidad un assemblage de materiales, códigos y narrativas. Los objetos físicos tienen una vida digital. Su diseño, su narrativa y hasta buena parte de su fabricación y logística son ya digitales. Los fablabs son el ejemplo máximo: ya no transportamos el objeto, “transportamos” los diseños (inmateriales) y creamos colaborativamente.
El software nos enseñó que compartir es bueno ética, social y económicamente, y tanto para el que comparte como para la comunidad en la que se inserta. Pero el impacto de compartir no es siempre igual; el diseño de lo compartido influye mucho sobre las posibilidades de remezcla y su impacto social y económico. Y esta es la segunda lección del software: el diseño modular y abierto incrementa de forma exponencial el potencial generativo. Cuando diseñamos debemos incorporar este concepto, a modo de restricciones que generan nuevas libertades:
Estas reglas permitirán a otros diseñadores y usuarios (ya todos los usuarios de algún modo somos diseñadores) recombinar de innumerables formas los conceptos y módulos esenciales y pueden provocar un torrente de creatividad y una capacidad casi inagotable de adaptación a diferentes necesidades (función) y preferencias estéticas (forma).
Poder diseñar y construir nuestros propios objetos, del mismo modo que ya podemos diseñar y construir nuestras propias herramientas digitales, nos empodera como ciudadanos de forma individual y colectiva, en forma de comunidades de práctica. Además, la reducción drástica del coste de acceso a las tecnologías de diseño y fabricación que esta sucediendo posibilita el crecimiento de esas comunidades, dado que la participación depende cada vez más de nuestras competencias tecnológicas y de diseño y menos de nuestros recursos económicos. De este modo podemos jugar un papel social y económico pro-activo y nos convertimos en la práctica en agentes políticos mucho más influyentes y por tanto responsables en la gobernanza de nuestra sociedad.
El procomún es lo que sucede habitualmente en nuestras vidas, la forma por defecto de organización de las relaciones sociales. Es, por tanto, lo que acontece cuando un grupo de personas deben convivir sin que intervenga un agente externo que regule sus vidas. ¿Qué ocurre en esa situación? las personas negocian unas reglas, en su mayoría implícitas, que les permiten respetarse, convivir, en ocasiones colaborar, y tomar decisiones cuando se necesita una acción colectiva. Cuando ese grupo de personas son incapaces, o no tienen interés, en alcanzar ese tipo de solución a la convivencia surge el conflicto, que tiene dos posibles consecuencias. Una es la dominación de unos por los otros. La otra es la segregación, si es posible, y la creación de nuevos grupos a partir del original.
Pero a partir de este escenario que podríamos considerar como inicial, sobre las comunidades acabaron por erigirse dos nuevas fuerzas que restringían el poder de los mecanismos comunitarios. El estado vino a regular de forma diferente la convivencia haciendo aparentemente innecesaria la participación activa de las personas gobernadas en su propio gobierno. La propiedad privada permitió crear mercados donde los propietarios podían crear contextos basados en sus propias reglas de juego. Por último, una persona podría no aceptar ninguna de estas formas de convivencia, y por tanto de restricción, y pretender, e incluso lograr (posiblemente de forma temporal), vivir al margen de la comunidad, del estado o del mercado.
¿Cómo visualizar el procomún hoy en día? no hace falta irse a comunidades de pescadores en el Indopacífico (o en Galicia) ni introducirse en las comunidades de hackers o de desarrolladores de software libre. Solo se necesita un simple experimento mental. Observemos las situaciones en que dos o más personas tienen necesidad de convivir. Eliminemos de esas situaciones aquellas en que las reglas de convivencia vienen principalmente dictadas por un agente externo. Cuando circulamos por una carretera las reglas esenciales, que no únicas, son las que regulan el tráfico y en las que no hemos participado directamente. Cuando entramos en un comercio las reglas principales las ha diseñado el propietario. En esos y algunos otros casos lo comunitario no juega un papel decisivo. Y aunque es cierto que una parte de esas situaciones son las que hoy en día gobiernan en gran medida a la sociedad, en la mayor parte de contextos prevalece lo comunitario. En nuestro espacio doméstico; dentro del ámbito familiar; con las personas a las que nos unen afectos; dentro de muchas empresas (en que la convivencia se rige más por los acuerdos tácitos del grupo que por las directrices del propietario o el gestor); cuando participamos en un movimiento social; cuando nos integramos en una tribu a la que mueve la pasión por la música, la ropa o la astronomía … Pensemos en cada uno de esos casos porque razones nos comportamos y relacionamos como lo hacemos y descubriremos que es como consecuencia de una negociación difusa y continua entre todas las partes implicadas sin necesidad de que nadie imponga desde el exterior normas.
Por eso es tan fácil y difícil a la vez identificar el procomún. Casi siempre es invisible, pero no porque se trate de ocultar sino porque se construye de forma orgánica por nuestra propia naturaleza social. Y solo empezamos a ser conscientes de su existencia cuando observamos sus fantasmas, lo que queda tras su desaparición. Pero existen unos nuevos fantasmas del procomún, no los que quedan tras su desaparición sino los que emergen cuando lo comunitario se utiliza como una nueva etiqueta (a pesar de ser algo tan viejo) para renombrar conceptos en crisis. Existen al menos cuatro fantasmas populares hoy en día que entran en contradicción con la esencia de lo comunitario.
La comunidad no es un espacio de libertad. Es un espacio de restricciones intensas decididas por sus propios miembros para poder lograr sus objetivos (la simple convivencia en muchos casos, explotar un bosque o producir una enciclopedia en otros). El procomún libera a sus participantes, de forma limitada, del estado y del mercado para colocarlos ante otras formas de control. No es sorprendente que hoy en día una parte de los integrantes de comunidades que tradicionalmente se han autogobernado quieran abandonarlas. Por ejemplo, en el caso de comunidades rurales que autogestionan sus propios recursos naturales, muchos jóvenes desean vivir fuera de un contexto cerrado que controla socialmente buena parte de sus vidas y prefieren que su actividad económica (y que hasta hace poco era además una forma de vida) se gobierne por las reglas del mercado. Prefieren lo que entienden como libertad a la seguridad.
Del mismo modo, el procomún no tiene en si mismo ideología política, al menos si lo intentamos clasificar en el eje tradicional de derecha-izquierda. En este eje solo se discute si el individuo debe ser controlado por el estado o el mercado. El procomún establece otro eje en que entra en discusión la predominancia de lo individual respecto a lo colectivo (que no público). Por tanto son posibles grupos con una gobernanza procomunal conservadores o progresistas, y quizás sean más frecuentes los casos de experiencias nacidas dentro de colectivos con una ideología claramente conservadora.
Las personas conviven y colaboran por supervivencia, para mejorar su bienestar o por el simple placer de poder compartir y sentirse acompañadas. Y por tanto, la mayor parte de organizaciones comunitarias tienen un claro objetivo económico, y sus reglas están destinadas a organizar su producción y relación con los mercados. Estos a veces se convierten en un aliado en su lucha con el estado que casi siempre pretende restringir la autonomía y capacidad de auto-gobierno de la comunidad y esta podría ser una razón para la predominancia de modelos comunitarios conservadores.
Y por último, y como consecuencia de lo anterior, no existe un procomún puro separado de forma aséptica del estado o del mercado. Pero además casi nunca las personas que se organizan en la comunidad tienen el deseo, aunque sea inalcanzable, de lograr ese estado de autonomía absoluta. El procomún es sucio, híbrido. Las organizaciones humanas se gobiernan por la combinación de las reglas externas (del estado y del mercado) y las que se auto-imponen. Las proporciones son variables y eso hace que a veces simplifiquemos la realidad hablando de "lo público", "el mercado" o "lo comunitario". Pero en realidad son aún más relevantes las nuevas condiciones que genera la interacción de las tres fuerzas que la importancia relativa de cada una en el gobierno. Y este es un factor de inestabilidad continua y por tanto una posibilidad de innovación y de cambio. Lo comunitario no necesita ser mayoritario en nuestra sociedad para cambiarla, basta con que se relacione de forma inteligente con el estado y el mercado para cambiarlos, o más precisamente para cambiar las reglas de juego que afectan a la vida de las personas y que son la consecuencia de la interacción.
Este texto no tiene ninguna intención académica ni pretende definir una genealogía. Es una reflexión personal que nace del debate de la reunión del Laboratorio del Procomún de Medialab Prado el pasado 12 Diciembre. Probablemente esta sea una visión un tanto herética de un concepto que está generando tanta atención hoy en día. He pasado mucho tiempo trabajando con comunidades de pescadores tratando de ayudarles a autogestionar sus recursos, así como tratando de crear organizaciones (empresas o grupos de investigación) en que lo comunitario (aunque nunca lo llamásemos así) sea la base de la gobernanza. Posiblemente esta experiencia personal haya forzado una visión distorsionada, quizás un poco fantasmal, de lo que el procomún significa.
La foto fue tomada en Estambul en una zona próxima al Grand Bazaar y refleja de algún modo la vitalidad del procomún híbrido. Cuando te alejas de la zona comercial dirigida a turistas en el Grand Bazaar, poco a poco vamos entrando en calles llenas de comercios y personas locales. Un espacio público vital y dinámico donde conviven las fuerzas de la comunidad, el estado y el mercado.
[Esta es la segunda de las historias cortas que utilizando fotografías y textos breves describe espacios urbanos. En este caso he usado el hashtag #ventorrillo. Al mismo tiempo Iago Glez realizó otras fotografías del mismo espacio que pueden verse aquí]
Esta es la historia de una catástrofe anunciada. La combinación de un urbanismo paranoico que genera miedo y obstáculos en lugar de favorecer los flujos y las relaciones, y de la ausencia, durante mas de 30 años, de una visión política que lídere un modelo de ciudad económicamente sostenible y socialmente activo y dinámico.
El barrio del Ventorrillo se sitúa en la periferia de Coruña. Fue el crecimiento natural del Agra del Orzan en los 80. Esta zona tenía una de las densidades mayores de Europa y era un absoluto desastre urbanístico. Paradójicamente esa era la principal razón de su vitalidad. El Ventorrillo por el contrario cuenta con aceras y calles anchas, árboles y zonas verdes. Un oasis en medio del caos.
En los bajos de una de las manzanas se hizo quizás el único experimento extraño, heredero de los barrios encerrados en si mismos y fortificados al exterior que años antes se consideraban el modelo a seguir en esta ciudad.
El centro comercial de El Ventorrilo ocupa un semisótano y dos plantas y cuenta con unos cien locales pequeños ademas de un gran espacio que hasta hace poco ocupaba un centro comercial.
Este centro comercial es un pequeño laberinto de escaleras y rampas.
A pesar de estar abierto a zonas verdes amplias, su interior, sin iluminación ni personas, es tenebroso.
En la actualidad solos unos pocos locales tienen actividad (parece que unos 30 aunque la impresión en una visita es que son muchos menos). El lugar esta desolado y vacío.
Los carteles de alquiler y venta son el decorado mas común en las ventanas y rejas.
Muchos de estos rótulos han empezado a borrarse hace ya mucho tiempo, señal de lo imposible del empeño por deshacerse de esas propiedades ya inútiles.
Los anuncios que recuerdan que la propiedad privada y prohiben todo tipo de actividades resultan sarcásticos y posiblemente innecesarios e inútiles.
La vida comercial languidece tras años de excesos en que el sector financiero (y especialmente las cajas), políticos y ciertos hombres de negocio crearon una ficción comercial que solo buscaba explotar al máximo la burbuja inmobiliaria que ellos mismos provocaron. En el camino se olvidó cualquier posibilidad de modernización del tejido económico y se adormeció y domesticó la participación ciudadana.
¿Y ahora? Los vecinos, tras años de sufrir que el principal mercado local de drogas se situase cerca, tienen miedo a la ocupación de ese espacio abandonado. los dirigentes y líderes o no existen o no son capaces de pensar en modelos diferentes a los que han alentado por varias décadas.
El reto está en dotar a ese y otros espacios de nuevas lógicas económicas y sociales. Quizás la principal barrera sea la propia mentalidad de los que no son capaces de poner en marga esos proyectos pero si son capaces de impedir que se produzca la transformación.