Ojeando la revista National Geographic de octubre del 2005 me encontré con un artículo sobre elefantes titulado "Elefantes en Thailandia". El artículo, escrito por Douglas Chadwick, trata sobre los elefantes asiáticos y su situación en Thailandia. Me pareció muy interesante porque permite hacer una reflexión sobre un recurso natural (como son los elefantes) que podríamos dejar de explotar en determinados aspectos sin disminuir nuestra calidad de vida.
Podeis leer una parte del artículo en: http://www.nationalgeographic.com.es/articulo.jsp?id=456145.
Hasta 1989 en Thailandia estaba permitida la tala comercial de los bosques naturales y los elefantes eran domesticados para transportar madera, hoy en día la tala está prohibida (aunque siguen existiendo explotaciones ilegales) y la gran mayoría de estos paquidermos se utilizan para el transporte de turistas (aproximadamente la mitad de los cautivos en este país se utilizan con ese fin). Se calcula que en 1900 había unos 100.000 ejemplares entre domésticos y salvajes, hoy sólo quedan unos 3.000 domésticos y 3.000 salvajes que viven aislados en pequeños grupos. Desde 1992 la Ley de Conservación tailandesa protege a los elefantes salvajes mientras que los domados están clasificados como un tipo de ganado, de forma que los propietaros de dejan de ingresar beneficios a su costa pueden deshacerse de ellos vendiéndolos para aprovechar su carne o sus colmillos de marfil. Los mahouts son personas que se encargan de domesticar a los elefantes y que en muchos casos no los cuidan como debieran porque no son sus amos ni sienten aprecio por ellos, son hombres contratadods en campamentos turísticos o que alquilan al elefante como reclamo para mendigar en las calles, atraídos por lo que creen dinero fácil. La mayoría de los mahouts carecen de experiencia para cuidar y gobernar a los elefantes, así las consecuencias pueden ser trágicas para ambas partes, de hecho "se estima que los elefantes matan cada año a un centenar de mahouts en Thailandia". Para que un elefante pueda ser utilizado para estos y otros servicios (transportar madera y turistas, hacer piruetas en el circo, etc.) debe ser domesticado y la mayoría de nosotros desconoce cómo ser realiza la DOMA. La periodista Jennifer Hile ha documentado, en "Vanishing Giants", cómo se realiza el ritual de doma de elefantes llamado phajaan, y sus descripciones son, en mi opinión, verdaderamente escalofriantes: "La cría de elefante es separada de su madre y encerrada en una estrecha jaula donde queda inmovilizada, allí es azotada y privada de alimento, agua y sueño durante días. A medida que avanza la instrucción, le ordenan a gritos que eleve las patas. Si da un paso en falso, le clavan en los pies lanzas de bambú con clavos". Así continúa el proceso de doma con múltiples sesiones de tortura con unas picas puntiagudas hasta que el animal aprende a reaccionar correctamente a los estímulos y a aceptar a las personas en su grupo. Este ritual todavía se practica en muchos lugares.
Aunque como seres humanos tengamos la capacidad de explotar un elevado número de recursos naturales, creo que una reflexión que se puede extraer al leer este artículo es que podemos vivir perfectamente sin explotar algunos recursos animales. Por ejemplo, como turistas, después de tener un ligero conocimiento del ritual que se sigue para domar a los elefantes, creo que podríamos prescindir de dar un paseo montados a lomos de uno. Afortunadamente además de la gente que explota a estos animales para el turismo también existen personas que los aprecian e intentan conservalos, como por ejemplo la organización "Friends of the Asian Elephant" que ha creado el único hospital para elefantes que existe en el mundo.
Este artículo es realmente escalofriante. ¿No resulta increíble pensar que haya gente con la suficiente sangre fría para hacer algo así y , lo que es peor, que lo vea como algo normal? Cada vez estoy más convencida de que "el mundo está loco"... La verdad es que alguien que lea este artículo puede no darle importancia porque es algo que a nosotros nos queda tan lejano que no le afecta lo más mínimo. Pero la realidad es que no es necesario irse tan lejos para ver atrocidades como esta. La misma sensación me provoca ir por ciudades como Sevilla y ver a los caballos tirando de carros todo el día con una panda de turistas sonrientes haciendo fotos de la Giralda. O los ponys de las ferias que se pasan horas y horas dando vueltas en la típica atracción para niños. Bueno, claro, y no olvidemos mencionar la "fiesta nacional". Y no me refiero sólo a las torturas que sufren los toros durante la corrida, sino a todo el período de cría de los pobres animales. Y por si no fuese suficiente con torturarlos a ellos, también "meten en el ajo" a los caballos.
No sabría como calificar todo esto, no tengo palabras, de verdad.
Publicado por: biocris | 23/11/05 en 13:03
es una verdadera vergüenza los malos tratos sufridos hoy en dia por los indefensos animales por las personas pq de seres humanos tienen poco o mas bien nada, es alucinante lo q se dedica a hacer la gente, parece q no se dan cuenta claro como se supone q los hombres son los q dominan el mundo, como sigamos asi llegara un momento en el q las futuras generaciones solo veran a los animales en foto o en documentales pq ni siquiera los gobiernos se esfuerzan por cambiar la situacion, no se dan cuenta de q dependemos de la naturaleza para sobrevivir, el capitalismo es un asco.
Publicado por: TAMY | 01/12/05 en 18:20
Tengamos en cuenta una cosa, no todas las relaciones de humanos con animales son iguales. Hay culturas en las que los animales son considerados parte de la familia y se les proporciona un cuidado extraordinario. Cuando un animal es necesario para la supervivencia, un dueño inteligente, le importe o no el animal, lo cuidará, porque sí le importa lo que le pase a él mismo.
No digo que no existan casos de maltrato a los animales, los hay, y muchos, pero sinceramente, por lo que he visto, son mucho más frecuentes entre las personas que los tienen como mascota o diversión que entre los que los utilizan para el trabajo o el consumo.
En la cultura tradicional, los animales tenían un valor, puede que sólo fuesen un objeto pero para las personas era importante que estuviesen bien, el maltrato era la excepción. Ahora, en el mundo urbano, sólo son un entretenimiento, y sólo importan mientras sean bonitos, divertidos y no molesten.
Publicado por: Mpérez | 26/12/05 en 19:51