Yochai Benkler, un especialista en los aspectos legales y económicos de los comunes y un defensor del código abierto en el desarrollo de software, ha publicado recientemente en Science un artículo en que propone la extensión del modelo organizativo del código abierto a la investigación científica (Intellectual property: Commons-Based Strategies and the Problems of Patents, Science 2004 305: 1110-1111).
En resumen propone que aquellos problemas científicos susceptibles de ser descompuestos en módulos pueden ser abordados colaborativamente por diferentes grupos de investigación que se coordinarían a través de herramientas web. La idea es usar el tiempo libre disponible de las infraestructuras científicas y el trabajo de científicos dispuestos a donar una pequeña parte de su tiempo en el desarrollo de proyectos que susciten un interés general. Aquellos contribuidores más importantes podrían aparecer como coautores mientras que el resto podrían ser citados para reconocer su esfuerzo, pero no percibirían en ningún caso beneficios económicos (los incentivos serían la reputación y el interés científico).
¿Una idea loca o el futuro de la ciencia?. Yo me inclino por la segunda opción. Ahora los científicos debemos desarrollar los modelos organizativos abiertos necesarios para hacer realidad esta propuesta. En el fondo la revisión por pares (base de la evaluación de los trabajos científicos) y la difusión abierta de resultados comparten la misma filosofía, y son prácticas habituales de la comunidad científica.
En las ciencias ambientales sería preciso empezar por cuestiones más sencillas, como la compartición de datos existentes sobre un mismo problema o ecosistema, de modo que cualquiera pudiera acceder a esos datos y usarlos en sus análisis y modelos. Existen muchos ejemplos en la biología molecular que nos pueden servir de modelos.
Del mismo autor: Coase's Penguin,or Linux and the Nature of the Firm, un artículo muy recomendable sobre los fundamentos de la producción de software libre.