El blog del curso Towards a Literacy of Cooperation que se está impartiendo en Stanford (y del que ya hablamos en otras ocasiones) comenta un artículo de The New York Times sobre la privatización de los recursos públicos, particularmente el agua, en Latinoamérica.
El articulo completo está disponible en la entrada del blog o en el sitio de NYT.
El artículo, Latin America fails to deliver basic needs, analiza la historia reciente de los servicios de agua potable en zonas rurales de Bolivia (pero también incluye referencias a otros países y otros recursos como la electricidad). Plantea la difícil coyuntura en la que se encuentran hoy en día muchos gobiernos latinoamerianos. Por una parte, muchos recursos públicos fueron privatizados en el pasado, pero las nuevas compañías (de capital extranjero, con las reticencias que eso desata en las poblaciones locales) proporcionan un servicio de muy mala calidad y/o muy caro para el nivel de vida local. Este proceso es consecuencia no tanto de la privatización per se si no de las escasas garantías de eficiencia que los gobiernos estipularon o fueron capcades de controlar en las nuevas compañías (en muchos casos fruto de la corrupción en que se desarrolló el proceso de privatización). Pero por contra, estos recursos se han privatizado dado que cuando eran públicos, el estado era incapaz de gestionarlos eficientemente y en la práctica la población no tenía acceso o la calidad era pésima.
Ahora, una vez privatizados y cuando son de mala calidad o muy caros, la población reclama su nacionalización. Esta nacionalización crea un clima de inseguridad que reduce drásticamente las inversiones de capital extranjero, y al mismo tiempo los gobiernos no están demostrando su capacidad para gestionar bien esos recursos (como la historia ya nos había enseñado). Y al final, los ciudaddanos sufren irremediablemente restricciones o mala calidad (una de cada cinco muertes infantiles en Bolivia se deben a la mala calidad del agua potable).