Kwame Anthony Appiah, un profesor de filosofía de la Universidad de Princeton acaba de publicar un libro, The ethics of identity, en el que crtica los argumentos culturales que se utilizan habitualmente para limitar las libertades de ciertos colectivos (un ejemplo básico es el papel de la mujer en ciertas sociedades muslmanas, que en muchas ocasiones se justifica por cuestiones culturales o religiosas).
Hace unos días se publicaba una entrevista, The trouble with identity, con el autor en el Boston Globe. Me quedo con un comentario marginal dentro de la conversación:
Look, farming as a way of life is dying in the United States, but it's not dying because people are shooting the children of farmers, or abusing them, or denying them food or loans or anything--in fact, we massively subsidize them. It's just that people don't want to be farmers. Do I think that it would be a great tragedy if the form of life of a Midwestern farmer disappeared? Well, I don't want to sound un-American, but no, I don't.
Este párrafo me ha hecho recordar ciertas reflexiones sobre las justificaciones de los subsidios agrícolas y pesqueros en Europa. Uno de los argumentos para la defensa de los subsidios agrícolas es la necesidad de conservar el modo de vida de las comunidades rurales (aunque también se invocan razones relacionadas con la seguridad alimentaria o la conservación del paisaje y la biodiversidad asociada a entornos humanizados).
No entraré aquí a discutir si debe o no conservar el modo de vida rural (aunque comparto totalmente la cita anterior). Para mi una pregunta más relevante es (en el caso de que se piense que se debe conservar este modo de vida) como debe hacerse; o sea que incentivos deben recibir (y si deben recibir alguno) los ciudadanos que decidan vivir en entornos rurales. Y aquí tenemos dos alternativas: los subsidos directos ("la vida rural puede no ser muy atractiva pero es relativamente segura en términos económicos") o generar contextos socioeconómicos donde las alternativas rurales sean atractivas económicamente (sin necesidad de subsidios directos). Para mi está claro que sólo la segunda alternativa es razonable.
En Galicia, a raíz de la catástrofe del Prestige, se ha lanzado un plan Galicia de infraestructuras sobradamente conocido y polémico. Dentro de este plan se incluye la creación de vìas rápidas de transporte entre las ciudades gallegas y la Costa da Morte (una zona dedicada mayoritariamente a la pesca y muy aislada de los grandes entornos urbanos). He oído a muchos políticos aducir que de este modo se conseguirá la fijación de la poblacón al territorio. A mi siempre me ha llamado la atención esta afirmación que creo totalmente equivocada. Me explico, la población dedicada a la pesca en la Costa da Morte ya acude hoy en día frecuentemente a los centros urbanos gallegos bien en busca de cultura y diversión o en busca de mercados para sus productos (una parte de la flota comercializa sus productos en grandes lonjas y no en los mercados locales de sus pequeñas poblaciones). La existencia de nuevas infraestructuras va a reducir el coste (económico y en tiempo) de estos desplazamientos, pero no va a generar inicialmente nuevas expectativas de ocio o negocio en las zonas rurales. Y llegados a este punto, mi hipótesis es contraria a la de muchos políticos: si sólo me interesa el enclave rural para mi actividad productiva (el puerto y los bancos de pesca) y me reducen el coste de transporte, se incrementará el incentivo para trasladar mi domicilio a las ciudades. y acudir a la Costa da Morte para pescar. Ya se que existen razones de otro tipo (familiares, culturales) para permanecer en las zonas rurales, pero las infraestructuras, en todo caso, incrementarán el éxodo.
No valoro la necesidad de las infraestructuras, ni siquiera si es bueno o malo que la población se "fije" al territorio, pero me sorprenden dos cosas: que la "fijación" se considere algo beneficioso (véase la cita de Appiah), y que se concluya que las infraestructuras favorecen este proceso.
Por cierto, ya en 1998 científicos pesqueros americanos hablaban de comunidades virtuales de pescadores, referidas a pescadores que viven dispersos en diversos entornos urbanos pero explotan un mismo recurso pesquero (Munro, G.N. Bingham and E. Pikitch. 1998. Individual transferable quotas, community based fisheries management systems and "virtual communities". Fisheries 23:12-15.). Esta parece una tendencia imparable.
Por cierto, Appiah es uno de los creadores del blog político Left2Right.