Se ha comentado ya muchas veces, y contrastado con encuestas diversas (muchas realizadas durante la campaña electoral del año pasado), el claro sesgo político que existe en las universidades americanas. En concreto, diversos análisis muestran una proporción de profesores que apoyan al Partido Demócrata con respecto al Partido Republicano de 8 ó 9 a 1 (recordemos que Bush ganó a Kerry por 51 a 48). Ahora, un profesor y un estudiante de la Santa Clara University, en California, presentan una nueva encuesta centrada en el profesorado de Berkeley y Stanford. Los resultados se publican en el Palo Alto Weekly. Los datos no hacen más que confirmar estudios previos, con una relación 9:1, mayor proporción de demócratas en las ciencias sociales y mayor proporción de republicanos (pero siempre en clara minoría) conforme se incrementa la categoría profesional (de assistant a full professor). Puede parecer normal en Berkeley, cuna de numerosos movimientos de izquierdas, pero incluso en Stanford, la "cuna del moderno capitalismo", la proporción es 7.6 a 1. Los autores aclaran su posición para evitar confusiones: Neither of us has ever voted Republican. We are libertarians and think
Bush and most of the Republicans in Washington, D.C., are catastrophic
for liberty. The Iraq invasion was entirely wrong. But you don't have
to be a Republican to see the problem. Yo no he votado en esas elecciones, pero comparto plenamente el resto del comentario. Lo más original y sorprendente del artículo no son los resultados, si no la argumentación, no falta de ironía, de los autores sobre por que las universidades deberían incrementar la proporción de profesorado republicano. Es de sobra conocida la obsesión americana (y cada vez más también europea) con lo políticamente correcto y la protección de las minorías, por ejemplo fomentando que una parte de los profesores sean mujeres, pertenezcan a determinado grupo étnico o profesen cierta religión. A parte de ser un modo de discriminación positiva, este sistema busca, según los autores, favorecer la diversidad de experiencias de los estudiantes durante su estancia en la universidad, lo que permitirá una mejor formación profesional y humana. Pero claro, ¿por qué no buscar también una mayor diversidad política entre el profesorado?, ¿no es igualmente necesaria?. Pensemos en un estudiante de economía, ¿no debería, por ejemplo, conocer las diferentes posturas existentes en política económica explicadas por gente que realmente crea en ellas?. Seguro que muchos proponentes de la discriminación positiva no se verán reflejados en esta propuesta. Y razonarán: "los republicados no están marginados en la sociedad y no se necesita favorecerlos"; pero .. ¿y en la universidad?; y ¿qué pasa con la necesaria diversidad en la formación de los alumnos?, Creo que esta es una razón más para no aplicar sistemas de discriminación (ni negativa ni positiva); creemos las condiciones de igualdad de oportunidades y olvidémonos de intentar controlar lo incontrolable. Si no, acabaremos en el absurdo. Y limitando la libertad que se pretende favorecer.