Robert J. Schiller, profesor de economía de la Universidad de Yale, ha escrito un artículo sobre los seguros como protección contra catástrofes naturales, a raíz del tsunami que en diciembre asoló el Indico. [Encontrado vía Marginal Revolution].
Schiller plantea que buena parte de los problemas económicos que generan este tipo de catástrofes se deben a la falta de sistemas de seguros privados que indemnicen a los afectados ante castástrofes. El problema surge por la falta de oferta: no existen (o son muy pocas) empresas que ofrezcan sistemas de seguro adecuadas a esos contextos socioeconómicos (poblaciones muy empobrecidas y sin sistemas financieros estándard) y tipo de riesgo (de muy baja probabilidad, pero con daños muy considerables globalmente y factando a miles o millones de personas).
La experiencia de los microcréditos en países en desarrollo puede ser un buen ejemplo a seguir. La idea podría ser ofrecer seguros de muy bajo coste (para el asegurado) para cubrir contingencias muy poco probables y con indemnizaciones bajas (en términos materiales los daños ocasionados suelen ser de poca cuantía por la situación de pobreza) (escaso riesgo y coste para el asegurador).
Schiller propone que la industria de los seguros debería aceptar este imperativo moral y expandir su cobertura de riesgos para catástrofes de este tipo. Creo que además, podría ser un buen negocio.
Para mi existe, desde mi punto de vista, también del lado de la demanda: se necesita un cambio cultural en la población para que identifiquen la necesidad de este tipo de seguros y tomen la decisión de invertir. En las poblaciones en desarrollo (y en muchas comunidades en países desarrollados) se consieran los riegos natuales como una externalidad responsabilidad de los gobiernos que deben aportar los fondos precisos (vía subsidios o subvenciones) para resarcir los daños que la población sufra. En este sistema, no existe ningún incentivo para pagar un seguro cuando la indemnización nos puede salir gratis. Pensemos en la historia que se repite continuamente en nuestro entorno ante "catástrofes naturales" como una helada (daños a cosechas) o lluvias excesivas (bajada de salinidad y mortalidad catastrófica de recursos marisqueros), por poner sólo dos ejemplos.
Pero, existen otro tipo de catástrofes en que este planteamiento también es aplicable. Pensemos en casos de contaminación masiva (por ejemplo, una marea negra). Aquí existe un culpable (aunque a veces difícil de identificar), pero los gobiernos deben hacer frente a las indemnizaciones (o al menos adelantar los pagos, hasta que se descubra y condene al culpable). Un sistema de micro-seguros permitiría a los afectados recibir las indemnizaciones, la compañía de seguros mostraría gran interés en buscar a los culpables, y el estado no debería adelantar (o pagar) una buena parte de las indemnizaciones (al final., subsidios) que ahora desembolsa, y podría centrarse en lo que debe ser su trabajo: financiar la recuperación de los bienes públicos (en sentido estricto, no los daños ocasionados a particulares por efectos sobre bienes públicos) y perseguir a los infractores de la ley.