La teoría de la clase creativa, propuesta por Richard Florida en su libro The Rise of the Creative Class, ha generado un amplio debate. Florida propone que las claves del crecimiento económico en las últimas décadas son la tecnología, el talento y la tolerancia (las 3 T). En pocas palabras, las clases creativas son las que generan mayor crecimiento económico y buscan entornos urbanos atractivos en cuanto a su tolerancia hacia modos de vida no estandar (en cuanto a opciones familiares, sexuales, etc) y a sus posibilidades culturales y de entretenimiento.
Los críticos han se han situado tanto a la derecha (que atacan a Florida por suponer una disculpa para que el gasto público siga aumentando, ahora con la excusa de crear las condiciones urbanas que atraigan a las clases creativas) como a izquierda (dado que Florida defiende en realidad a una élite cultural y económica, en contra de la tradicional "clase trabajadora"). A modo de ejemplo, en esta entrada comentábamos dos artículos de la revista Metropolis donde se criticaban las teorías de Richard Florida (en particular el artículo Why I don't love Richard Florida).
En julio de 2004 Florida publicó un artículo en The Next American City, The Great Creative Class Debate: Revenge of the Squelchers, donde hace una revisión detallada de las razones de sus críticos y presenta las evidencias empíricas que su equipo ha ido acumulando y que apoyan: 1) el papel de la clase creativa en el crecimiento económico y la vitalidad urbana, y 2) que estas clases seleccionan su localización en función de la tolerancia y atractivo cultural de las ciudades y no tanto por la oferta laboral existente. Los principales puntos de la defensa de Florida se podrían resumir así:
- sus datos demuestran que las ciudades más "creativas" han crecido más en las últimas décadas, generando empleo de mayor calidad y con salarios más altos. Estas conclusiones entran en contradicción con las evidencias estadísticas de otros autores,
- defiende que sus resultados no son un artificio provocado por el boom de la nueva economía en los 90, dado que sus datos se extienden a varias décadas del siglo pasado,
- no existe una oposición entre condiciones favorables para las clases creativas y para las familias tradicionales, dado que los trabajadores creativos se ven atraídos por la diversidad (resultado de la tolerancia) y esas condiciones urbanas son también atractivas para las familias (muchos de cuyos miembros son también trabajadores creativos!),
- la correlación positiva entre la proporción de homosexuales en una ciudad y su vitalidad económica sólo es indicadora del efecto de las clases creativas (dado que los homosexuales seleccionan hábitats tolerantes; el comportamiento del gay index es una consecuencia, no causa, del crecimiento económico).
Florida dedica un esfuerzo especial a explicar su propuesta del papel de los gestores urbanos, para defenderse de las críticas que proponen que sus teorías promueven un exceso de intervencionismo y gasto público. Florida plantea que los gestores deben limitarse a crear las condiciones propicias para el asentamiento de las clases creativas (que a su vez generará crecimiento económico), pero no deben tratar de planificar "desde arriba" el proceso. Aún así, desde el punto de vista de los políticos, me parece difícil entiendan esta distinción y no caigan en un exceso de planificación.
Finalmente, el artículo propone una serie de preguntas abiertas y problemas de futuro con los que se están encontrando las ciudades "creativas". En concreto, este tipo de ciudades generan mayores desigualdades en la distribución de los ingresos económicos y provocan incrementos de precio en la propiedad inmobiliaria. Como consecunecia de ambos procesos, una parte de la población se ve expulsada (en especial aquellas personas con bajos ingresos y las familias con hijos). Estos problemas apuntan a la posible insostenibilidad del modelo de crecimiento de estas ciudades.
The Next American City ha continuado el debate en artículos posteriores incluyendo un debate de gestores y especialistas en urbanismo sobre el papel del arte en el desarrollo urbano, y análisis de las estrategias de diferentes ciudades estadounidenses como Tacoma, Cincinnati, Michigan y New York,
La teoría de la clase creativa ha tenido la virtud de abrir un debate importante sobre el papel de las ciudades y de la planificación urbana en la economía. Pero dentro de este debate se deben diferenciar las evidencias empíricas sobre los efectos económicos de la tolerancia y los trabajadores creativos de las consecuencias de estas potenciales relaciones causa-efecto en las políticas públicas (¿cuál ha de ser el papel de los gestores urbanos?). Creo que algunas críticas a las evidencias empíricas están bien documentadas, pero en otros casos se han atacado los resultados de los análisis realizados por Florida como un modo de evitar determinadas políticas públicas.