¿El mundo está loco?. Seguro que algunos políticos y activistas piensan que si al tener que enfrentarse a ciertas novedades. Pero, no nos detengamos en la superficie y profundicemos un poco. Puede que estos grandes cambios sólo sean la lógica evolución de ciertas ideas y colectivos ante las nuevas evidencias científicas y políticas.
Me explico, en los útlimas semanas están apareciendo numerosos artículos, libros y entradas en blogs que nos hablan de grandes cambios en las posturas de destacados ecologistas y en las estrategias de ciertos referentes políticos. Parece que, por una parte, algunos ecologistas se han convencido de que para lograr sus objetivos (por ejemplo evitar el calentamiento global) necesitan apoyar tecnologías que tradicionalmente habían combatido (como la energía nuclear). Por otra parte, ciertos políticos y analistas de la corriente neocon, que tradicionalmente habían combatido la misma hipótesis del cambio global, descubren ahora que el problema del calentamiento del planeta puede ser útil para sus objetivos geoestratégicos. Vamos a comentar unos pocos artículos que ilustran estos cambios.
Stewart Brand, del Global Business Network y Long Now Foundation, acaba de publicar Environmental Heresies en Technology Review.com. Brand, una referencia en el mundo de las nuevas tecnologías, la gestión empresarial y la sostenibilidad, predice que en 10 años los movimientos ecologistas cambiarán su opinión y activismo en cuatro grandes áreas:
- crecimiento poblacional: La amenaza de la "bomba poblacional" parece que ya ha desaparecido. En estos momentos parece que el problema empieza a ser en muchos países el descenso demográfico.
- Urbanización: el mito de la vida rural como forma de vida sostenible, en contacto con la naturaleza, se va extinguiendo. Las ciudades son la mejor forma de conservar los ecosistemas natuales. Muchas evidencias lo demuestran, como por ejemplo el crecimiento en la superficie ocupada por bosques conforme avanza la población urbana y disminuye la rural.
- Organismos genéticamente modificados (GMOs): parece que la radical oposición de muchos sectores al uso de GMOs no está justificada por las evidencias científicas (muchos científicos próximos al movimiento ecologista reconocen, al menos en privado, que los temores han sido exagerados). Centrar en los GMOs la causa de muchos "males ambientales" puede ser un error grave pues nos distrae de los problemas reales; por ejemplo, la inmensa mayoría de extinciones se deben a la pérdida de hábitats (un problema mucho menos atractivo y que suscita menos apoyos que el de los GMOs).
- Energía nuclear: Brand sigue la línea de Peter Schwartz (colega de Brand en el GBN) presentada en un artículo en Wired que comentamos hace poco. En resumen, la energía nuclear es en estos momentos la única alternativa segura (tecnología ya desarrollada y que puede ser escalada a nuestras necesidades globales) al uso de combustibles fósiles que permitiría reducir o revertir el cambio global. Además, la tecnología nuclear ha mejorado sustancialmente en las últimas décadas por lo que el problema de los resíduos, que ha sido la causa de las críticas recibidas por este tipo de energía y de las reticencias de muchos países a su uso, se puede minimizar hoy en día.
Y siguiendo con el tema de la energía nuclear, City Journal publicó un artículo, Why the U.S. needs more nuclear power, que maneja argumentos similares a los comentados más arriba. Además, plantea que la energía nuclear es la única alternativa para evitar la dependencia estadounidense de los países no democráticos productores de petróleo. [Vía Prometheus].
Por último, Grist Magazine acaba de publicar una entrevista (Friedman Fighter) con Thomas Friedman, columnista de The New York Times, referente para los neocons estadounidenses y promotor del movimiento geo-green. En la entrevista Friedman critica a la administración Bush por su seguidismo de de los lobbys energéticos, controlados por las grandes petroleras, que le hacen apoyar o tratar de controlar a los países productores de petróleo por la dependeencia energética de EEUU. Según Friedman, el apoyo a estos países sólo lleva a consolidar regímenes totalitarios, mientras que el intento de control, como el caso de Iraq, es inviable en la práctica. Por el contrario, la búsqueda de alternativas a los combustibles fósiles (energías renovables y nuclear) independizarían a los EEUU de estos "regímenes indeseables" que, como consecuencia, verían gravemente amenazados sus ingresos. Este podría ser un factor clave para provocar cambios políticos que llevasen la democracia a estos países. En realidad Friedman está utilizando, sin mencionarla, la teoría de la natural resource curse. Esta idea contra-intuitiva nos dice que la riqueza en recursos naturales fácilmente explotables de un país es contraproducente dado que fomenta la corrupción política (por agentes internos o externos) para el control de los recursos. Este proceso conduce a la degradación política, económica y social y al desarrollo de regímenes totalitarios. Un buen ejemplo lo tenemos en Nigeria, ilustrado en un artículo de X. Sala-i-Martin, X. y A. Subramanian (Addressing the Natural Resource Curse: An Illustration from Nigeria. Working Paper, No. WP/03/139, IMF, 2003). Aquí se puede consultar un resumen y comentario del trabajo de Sala-i-Martín y de otros sobre países con grandes recursos petrolíferos.