Hace unas semanas, Ignacio Sotelo publicaba una crítica radical a la universidad española en El País (De continente a islote, 02/02/05). En su momento realicé un comentario al artículo de Sotelo, que en mi opinión daba en la clave de muchos de los males de nuestras universidades. Posteriormente, la prensa se llenó de críticas al autor y a sus ideas. Básicamente todas defendían que "no era para tanto" y que la universidad española había avanzado mucho en los últimos años y/o era el reflejo de nuestra sociedad. Un buen ejemplo es el artículo La Universidad de nuestros pecados de Francisco Bustelo, profesor emérito y antigüo rector de la Universidad Complutense (El Pais, 23/02/05).
Ahora, Ignacio Sotelo responde a las críticas recibidas y vuelve a la carga poniendo de manifiesto los defectos de nuestro sistema universitario y de nuestros profesores (Universidad de asignaturas o de titularidades, El Pais, 09/04/05). La sensación es poco reconfortante: las numerosas críticas no han atacado los problemas de base que denunciaba Sotelo, y parece que existen escasas posibilidades de que las cosas cambien.