Finalizó ya la serie de tres conferencias que Nathan Rosenberg, de la Universidad de Stanford, presentó en Madrid dentro de un ciclo organizado por la Fundación BBVA. La semana pasada comentábamos la excelente reseña de la primera conferencia, sobre las universidades emprendedoras en Norteamérica, que había realizado Antonio Fumero (Antoine’s Blog on Business and Technology). Por suerte para todos, Antonio asistió a las dos conferencias siguientes y nos presenta de nuevo buenos resúmenes y reflexiones en su blog: ¿Por qué las empresas pequeñas? Y Ciencia y Tecnología: ¿en que sentido circula la causalidad?. Además en esta última entrada realiza un resumen de todo el ciclo.
Vale la pena leerse los cuatro artículos de Antonio Fumero, aunque me gustaría aquí resaltar algunas ideas sobre las dos últimas conferencias. Rosenberg identifica cuatro grandes factores que hacen que las empresas pequeñas jueguen un papel fundamental en el sistema de innovación y que esto suponga un hecho diferencial de la economía americana respecto a la europea:
- universidades muy dinámicas y orientadas a la investigación que generan un sistema de start-ups a su alrededor que utilizan los resultados de I+D para lanzar nuevos productos y servicios al mercado
- una regulación de los mercados basada en la defensa de la competencia
- la política de contratación del gobierno americano, especialmente su Departamento de Defensa, que busca diversificar el riesgo por lo que evita la dependencia de unos pocos y grandes suministradores (una herencia inesperada pero muy positiva de la guerra fría)
- un sistema de financiación privada bien desarrollado basado en firmas de capital riesgo con una filosofía muy distinta a las que conocemos en la mayor parte de Europa (“VC do not lend money … they provide equity capital and adquire property rights”).
Respecto a las relaciones causales entre ciencia y tecnología, Rosenberg plantea una teoría que rompe radicalmente con el paradigma tradicional. La hipótesis imperante dibuja un sistema lineal que se inicia con la investigación científica básica cuyos frutos son utilizados para desarrollar posteriormente tecnologías que pueden ser comercializadas. La teoría alternativa plantea relaciones bidireccionales y se apoya en diversos ejemplos: la ingeniería química y la termodinámica, los transistores y la física del estado sólido, etc. Estas ideas tienen implicaciones profundas sobre como se deben diseñar los sistemas de I+D+I y como se puede realizar una transferencia de tecnología efectiva entre universidades y empresas. En resumen, el mundo es mucho más complejo de lo que normalmente se asume y nuestros sistemas de innovación necesitan adaptarse a las realidades complejas en las que trabajan.