Como colofón (esperemos) a la polémica generada por los artículos de Ignacio Sotelo en El Pais (De continente a islote, 02/02/05, y Universidad de asignaturas o de titularidades, 09/04/05), muy críticos con la universidad española, Francisco Bustelo, uno de sus oponentes dialécticos también desde las páginas de El País (La Universidad de nuestros pecados, 23/02/05), envía una carta al director en que telegráficamente vuelve a la carga con su defensa del status quo de nuestra universidad. Nada nuevo respecto a los artículos, sólo un comentario a esta frase:
"Los planes de la UE para crear un Espacio Europeo de Educación Superior son una buena ocasión [para mejorar la universidad española], aunque serán menester dinero, organización e incluso, como dice Sotelo, cambios en la mentalidad de los profesores".
No niego que hagan falta esos recursos y cambios, pero en otro orden y con otra jerarquía:
- cambio de mentalidad de profesores, estudiantes y gestores
- cambios organizativos, y
- dinero.
Dinero?, yo no lo tengo tan claro. Es evidente que necesitamos mucha mayor eficiencia en la asignación de recursos, y que los cambios organizativos y culturales ayudarán en este sentido. Además, seguro que la financiación podría ser superior (los recursos siempre son escasos, sobre todo cuando proceden de los impuestos y los "dueños" no pueden reclamar responsabilidades directamente) y esto ayudaría a mejorar la universidad (si sabemos gestionar bien, en caso contrario pueden tener un efecto mínimo). Pero, no pongamos el dinero como condición previa e imprescindible, y en muchos casos como excusa (sabemos que no se va a incrementar la financiación y, dejando claro su imperiosa necesidad, podemos evitar nuestras propias responsabilidades).
Por cierto, a pesar de que se discute tanto sobre la necesidad de financación adicional, no conozco aún ningún análisis "microeconómico" de los recursos adicionales necesarios para la adaptación al espacio europeo en una titulación, centro o universidad. Sólo se utilizan los indicadores macroeconómicos de porcentaje de PIB dedicado a la universidad en comparación con otros países de nuestro entorno geográfico y económico. Pero estos indicadores no dicen nada de como y en que gastar ese dinero adicional; y esa es precisamente la clave.
Aquí, aquí y aquí comentamos los artículos de Sotelo y sus críticos.