Hace algún tiempo hablábamos sobre las evidencias existentes de falta de diversidad en la ideología política del profesorado universitario estadounidense. Posteriormente se han ido acumulando más evidencias que apuntan a un claro sesgo demócrata (o liberal, en el sentido norteamericano). Una vez documentado este fenómeno, han aparecido comentarios evaluando si esta falta de diversidad es buena, neutra o mala para las universidades, y, especialmente, para la formación de los estudiantes.
Los profesores de Derecho que escriben en The Volokh Conspiracy han sido muy activos en este tema (aquí tenéis un "encadenado" con a las entradas previas a la que comentó ahora).El útlimo comentario, hasta el momento, plantea por qué la diversidad intelectual es relevante (Why campus intellectual diversity matters). Todd Zywicki plantea que la educación superior tiene tres objetivos:
- desarrollo de capital humano (mediante la adquisición de capacidades científicas y técnicas)
- desarrollo de habilidades para el pensamiento crítico y el auto-descubrimiento intelectual
- educar a los ciudadanos para una sociedad democrática y libre.
El primer objetivo no requeire de diversidad dentro de los profesores. Parte de la sociedad y de las universidades (creo que tanto en Estados Unidos como en España) piensan que el objetivo básico, y casi único, de la universidad debe ser este y por tanto no ven preciso preocuparse por la diversidad intelectual.
Pero para lograr los dos últimos objetivos (que considero fundamentales, y a largo plazo mucho más importantes que el primero), la diversidad en las ideas a las que se expone a los estudiantes es básica. Y para lograrlo se plantean dos opciones: o el profesor, independientemente de su ideología, trata de dar una visión global y objetiva (mostrando la diversidad de opiniones o teorías) de los problemas, o procuramos que dentro de un claustro existan profesores con diversos puntos de vista. [Por cierto, el autor comenta algunas experiencias personales bastante chocantes, debidas a su vida como estudiante entre claustros que en casi su totalidad presentaban un perfil de izquierdas y marxista]. La primera opción, el profesor perfectamente objetivo, es de difícil viabilidad, por lo que lograr la diversidad emerge como la opción adecuada.
Zywicki propone que la ausencia de diversidad intelectual (en el caso norteamericano, la ausencia deprofesores conservaodres o libertarios) conlleva una serie de patrones de comportamiento dentro de los estudiantes: una tendencia a la trivialziación de la visión de una parte de las ideologías (que en general, sean cuales sean, suponen aproximadamente el 50% de la población); los estudiantes son "adoctrinados" y opinan sin un soporte intelectual robusto, de modo que repiten los argumentos (homogéneos y sesgados hacia una determianda ideología) sin el más mínimo atisbo de crítica. Curiosamente, yo he observado patrones de comportamiento similares, al menos en algunos casos, en la universidad española. Siempre que suceda esto, el sistema educativo ha fallado en sus objetivos de mayor calado (pensamiento crítico, auto-descubrimiento intelectual, y educación para una sociedad democrática y libre).
Otro problema es como lograr esa diversidad en la universidad, especialmente si es pública, sin caer en el intevencionismo y las cuotas. Seguramente, la diversidad intelectual es algo deseable pero no conseguible de modo directo sino como consecuencia final de contar con una sociedad verdaderamente libre y democrática.