La Fundación BBVA está organizando en su sede madrileña el ciclo de conferencias "Universidades e innovación en la sociedad del conocimiento", para lo que han invitado a Nathan Rosenberg, Profesor de Economía en la Universidad de Stanford y experto en innovación y cambio tecnológico. El ciclo se compone de tres conferencias y estos son los resúmenes difundidos por la Fundación BBVA:
Universidades emprendedoras de Norteamérica
Las universidades norteamericanas son fruto de una experiencia histórica muy diferente de las de Europa occidental y Japón. La educación, incluida la formación universitaria, nunca se ha considerado responsabilidad del gobierno federal, ya que Estados Unidos no ha tenido un Ministerio de Educación que regulara el sistema educativo. Además, el gobierno central tampoco tiene responsabilidades presupuestarias respecto a la formación universitaria. La legislación que estableció el sistema universitario estatal en 1862 (la Ley Morrill) cedía terreno de propiedad federal a los Estados para establecer los centros universitarios, pero la financiación de las universidades quedó en manos de los gobiernos de cada Estado. En consecuencia, los administradores de las universidades estatales siempre se han visto en la obligación de obtener recursos financieros, sobre todo a nivel estatal. La otra singularidad de la educación superior en Estados Unidos ha sido la importancia de las universidades privadas, que, durante muchos años, han sido las más prestigiosas del país. De esta manera, las universidades norteamericanas, independientemente de que fueran públicas o privadas, se han encontrado siempre en la posición de tener que obtener fondos para sufragar su actividad ordinaria y sus ambiciosos planes de futuro. Esta situación ha traído consigo una serie de relaciones entre las universidades, la empresa y la industria, que han resultado ser altamente ventajosas a medida que el mundo industrial se adentraba en lo que se ha dado en llamar la «economía del conocimiento».
¿Por qué las empresas pequeñas?
Durante largo tiempo se ha dado por sentado, casi como un artículo de fe, que las grandes empresas poseen fuertes ventajas competitivas sobre las pequeñas y han sido el motor principal del crecimiento en las economías capitalistas. De hecho, durante algún tiempo no resultó difícil recopilar numerosas pruebas empíricas que respaldaban ese punto de vista. Sin embargo, en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, se produjo un desarrollo inesperado en los sectores de alta tecnología de la economía estadounidense, un proceso a través del cual muchas empresas pequeñas, incluso de nueva creación, han llegado a desempeñar un papel fundamental en la comercialización de nuevas y muy sofisticadas tecnologías. En la conferencia se analizará este desarrollo inesperado, centrándose en las diferencias entre Estados Unidos y Europa Occidental, donde la importancia de estas empresas no ha sido tan relevante. Se abordarán también las diferencias en las políticas gubernamentales y en las instituciones de ambas regiones, y se hará referencia a las innovaciones adoptadas en el ámbito institucional. Por último, se explicarán las conexiones entre esas características y el papel distintivo que desempeñan las universidades en Estados Unidos.
Ciencia y tecnología: ¿en qué sentido circula la causalidad?
En la mayoría de los debates acerca de la complejidad de las interacciones entre ciencia y tecnología en las sociedades high tech, se suele dar por hecho que la causalidad va principalmente de la ciencia a la tecnología. En el mundo académico estadounidense, al menos, éste es el enfoque habitual. El modelo de esa visión es «el modelo lineal», en el que las flechas de la causalidad van exclusivamente de la Ciencia básica a la Ciencia aplicada a la Ingeniería (o Tecnología). Obviamente, ha habido numerosos episodios en la historia del cambio tecnológico en los que la causalidad circulaba solamente en esa dirección. Sin embargo, la causalidad que va de la Ingeniería a la Ciencia es infinitamente más frecuente, más poderosa y mucho más interesante de lo que en general se reconoce. Además, el «modelo lineal» constituye una guía claramente errónea para la elaboración de políticas públicas, al restar importancia de manera drástica, a las contribuciones de la Ingeniería tanto al cambio tecnológico como al progreso de la ciencia.
Antonio Fumero, Antoine's Blog in Business and Technology, se ha ido a la conferencia inicial, impartida el martes 19 de Abril, y nos hace un largo, interesante y ameno resumen de lo allí hablado y discutido. Os recomiendo la lectura de la entrada y espero (si no es mucho pedir) que asista a las otras dos conferencias y nos hable de ellas en su blog.
En la primera sesión Rosenberg comparó las universidades estadounidenses y europeas buscando las claves del mayor éxito en innovación y transferencia de tecnología del modelo americano. Para Rosenberg las universidades estadounidenses presentan una mayor rapidez y creatividad en su respuesta a las demandas de la industria, debido a dos factores: a su modelo organizativo descentralizado y su sistema de financiación. Al parecer en la discusión se planteó, como hipótesis alternativa o complementaria, que el entorno externo, los mercados en que deben competir las universidades, es mucho más ágil y competitivo en EEUU que en Europa lo que genera un mayor incentivo para la innovación.