Un grupo de especialistas en geografía económica de la Universidad de Toronto (Marcy Burchfield, Diego Puga y Matthew Turner) y la London School of Economics (Henry Overman) han realizado un interesante análisis de las características del uso del espacio en las ciudades mediante herramientas de teledetección y GIS (resumen y versión pdf del artículo completo). El objetivo final es caracterizar el discutido “urban sprawl”, el proceso de crecimiento de las ciudades mediante el desarrollo de zonas suburbanas caracterizadas por viviendas unifamiliares con baja densidad que obligan a un uso intensivo del transporte mediante vehículos particulares. El trabajo está motivado por la preocupación generalizada por los efectos del “urban sprawl” sobre los usos del territorio, dado que se ha planteado en muchas ocasiones la hipótesis de que esta forma de crecimiento compromete seriamente la sostenibilidad de los ecosistemas que soportan la actividad humana y reducen el espacio disponible para otros usos (más valiosos?) del suelo.
El principal valor del estudio es la buena aplicación que realizan de información ya disponible procedente de fotografía aérea e imágenes Landsat para obtener una descripción cuantitativa y robusta de los usos del territorio en zonas urbanas de EEUU, permitiendo obtener una imagen global y objetiva del proceso.
Los autores comparan datos de 1976 y 1992 gracias al uso de bases de datos públicas (que no sólo permiten el acceso a las imágenes “en bruto” y completas, si no que ya proporcionan un tratamiento de la información muy completo). El US Geological Survey es la agencia pública responsable de esta información y su trabajo permite a los científicos disponer de datos de gran calidad con un coste mínimo.
Los detalles de la metodología son muy interesantes para
aquellos que quieran aplicar aproximaciones similares a otras áreas
geográficas, dado que, evidentemente, la naturaleza de las imágenes disponibles
(sensores, resolución etc) fue diferente en 1976 y 1992 y los autores debieron
aplicar diversos procedimientos para hacer ambas bases de datos comparables.
Resumiré aquí algunos de los resultados que
en buena parte rompen la imagen que se tenía hasta el momento sobre el impacto
y características del “urban sprawl” en EEUU:
- sólo un 1.9% de la superficie terrestre nortemaricana era urbana en 1992, y el crecimiento de desarrollos urbanos en el periodo de estudio fue de un 2.5% anual. En cualquier caso, las ciudades suponen sólo pequeñas islas dentro del territorio, aunque en algunos estados las zonas urbanas pueden llegar a ocupar el 15%.
- el crecimiento espacial de las ciudades fue muy estable en todo el periodo. Las ciudades crecieron por acreción de territorios adyacentes, aunque a pequeña escala (<1 km) se dejan “huecos” generando lo que se denomina en el trabajo “leapfrogging”. Los autores usaron un indicador del grado de “sprawl” basado en el porcentaje de territorio desocupado en un km2 alrededor de una zona urbana. Este porcentaje permaneció estable en alrededor del 42% en todo el periodo. Por el contrario existen grandes contrastes entre ciudades (por ejemplo, un índice de casi el 60% en Atlanta, el arquetipo de “urban sprawl”, y sólo un 30% en San Francisco o 28% en Nueva York).
- en el artículo se analizan estadísticamente las causas geográficas, económicas y políticas del “sprawl”. Los resultados son sorprendentes, dado que se demuestra que la geografía física determina en gran medida la estructura espacial urbana. Así, la escasez de recursos hídricos y la existencia de accidentes geográficos (por ej., cadenas montañosas) que dificultad la expansión urbana generan ciudades compactas y densas. Las ciudades crecen, en zonas áridas, en función de la distribución espacial de las aguas subterráneas. Algunos ejemplos específicos, como San Antonio y Austin, muestran claramente la correlación espacial entre la distribución de los acuíferos y el desarrollo urbano. Variables económicas y políticas (como tasas de empleo, crecimiento demográfico o grado de financiación pública), presentan también efectos significativos pero menores cuantitativamente que los factores geográficos.
- Factores económicos, como la importancia cuantitativa de los sectores que generan empleo en zonas céntricas o el coste del transporte, favorecen las ciudades compactas y con un solo centro. Por el contrario, las ciudades con actividades económicas desarrolladas en la periferia tienden a ser más laxas y policéntricas.
- Por último, y no menos importante, los autores encuentran que el modo de crecimiento depende en gran medida del gobierno municipal y los impuestos existentes. Pero no de modo directo como cabría esperar (fruto de una planificación), sino como respuesta para evitar impuestos. Así, se observa que en muchos casos se genera “sprawl” para urbanizar zonas periféricas en “tierra de nadie” (entre municipios) y por tanto menos gravadas por impuestos. Por tanto, el tipo de crecimiento parece depender muy poco de modo directo de la planificación de los gobiernos municipales, pero esta si genera respuestas no previstas que modifican el paisaje urbano.
M. Burchfield, H.G, Overman, D. Puga & M.A. Turner (2004). The determinants of urban sprawl: A portrait from space. Working paper (October 2004).