[Publicado también en Atina Chile]
Hasta hace poco los tecno-optimistas, geeks y, en general, defensores de Internet "tal como la conocemos" han despreciado las intenciones de diversos gobiernos (y en ocasiones grandes corporaciones) para controlar la red y sus contenidos. La historia reciente nos enseña las causas de este sentimiento de superioridad: ante cada iniciativa política o tecnológica de control surgían nuevas formas de hacking tecnológico o social que burlaban las restricciones. En conclusión: Internet es una red abierta, distribuida, descentralizada, ... y por tanto imposible de controlar.
Al menos, eso pensabamos o queríamos pensar, pero empiezan a surgir opiniones muy cualificadas, procedentes de personas que defienden la Internet abierta y libre, que se preocupan por que el futuro puede ser diferente al que imaginábamos.
Por una parte, toda una serie de gobiernos totalitarios, y particularmente China, están muy interesados en controlar la libertad que proporciona Internet a sus ciudadanos. Y las democracias occidentales parecen apuntarse a la idea ante el peligro terrorista.
Por otra parte existen una serie de factores que pueden provocar o hacer posible este control. Básicamente nos enfrentamos a tres tipos de factores:
- software de filtrado de la información
- arquitectura física de la red
- barreras culturales
Quizás Lawrence Lessig fue el primero en dar la voz de alarma en su libro Code.and other laws of cyberspace (wiki de la vesión 2), centrándose en las implicaciones del diseño de la infraestructura de la red. Pero, existen evidencias mucho más recientes y que demuestran que el problema crece.
Tim Wu analiza en Slate (The filtered future) la capacidad del gobierno chino para dividir Internet en redes más locales mediante la utilización de flitros masivos de contenidos y la manipulación de la infraestructura física de la red. Por ejemplo: 1) Microsoft (y otras empresas) han aceptado blqouear contenidos que contengan ciertos términos (como "democracy" o "freedom"); 2) China está desarrollando una red de gran capacidad (el incremento de ancho de banda es la excusa para el cambio) de gran eficacia interna pero "poco" conectada con el exterior (y por tanto fácilmente controlable); y 3) el gobierno chino obliga a los fabricantes de WiFi a incluir un protocolo de encriptación específico que exige el registro ante una autoridad central. El objetivo final, según Wu, sería:
China's long-term vision is clear: an Internet that feels free and acts as an engine of economic progress yet in no way threatens the Communist Party's monopoly on power. With every passing day the Chinese Internet reflects that vision more closely. It portends a future for the Web that we're only beginning to understand—one in which powerful countries refashion the global network to suit themselves.
Joi Ito, tomando como excusa una declaración de George Bush donde habló de "the internets" (¿un simple error o algo más?), analiza si existe una sola red o varias (The Internets). Presenta varias razones que pueden provocar de forma no premeditada una cierta división en Internet: 1) las barreras lingüísticas que afectan a los países no anglófonos; 2) las barreras tipográficas que experimentan, entre otros, japoneses o chinos (que deben usar en su interacción con la red unos carcateres a los que no están acostumbrados); y 3) grupos que defienden modelos alternativos de infraestructura por razones tecnológicas (pero que si se empiezan a utilizar sin un consenso previo pueden provocar la desaparición de estándares y la división de facto de la red). Ito, que forma parte del board de ICANN, manifiesta su preocupación por la importancia creciente de estos temas en las discusiones de este organismo básico para la regulación de Internet.
Rebecca MacKinnon, en RConversation, se pregunta si nos dirigimos hacia A balkanized Internet future?. Partiendo de los artículos de Joi Ito y Tim Wu, entre otros, su comentario está dedicado en gran parte, igual que el texto de Wu, a desmontar las hipótesis de los tecno-optimistas simbolizados en el periodista de The New York Times Nicolas Kristof. En un artículo publicado en Mayo (Death by a Thousand Blogs) Kristof defendía que el desarrollo tecnológico chino y la libertad de expresión que proporciona a través de los blogs provocaría el fin del gobierno comunista y permitiría el nacimiento de un sistema democrático. (Rebeca Mackinnon ya había rebatido esta opinión de Kristol en este otro artículo).
Para finalizar, no pensemos que los peligros de división y control en Internet se centran en regímenes totalitarios. Desde los gobiernos de las democracias occidentales, atemorizados por (o aprovechándose de) la reciente ola de atentados terroristas, se empiezan a oír voces que defienden un mayor control de Internet y sus contenidos (además de la telefonía, especialmente los mensajes de texto). Antonio José Chinchetru lo denunció en Libertad Digital (Mayor control estatal) a raíz de las recientes propuestas en este sentido de Tony Blair, que parece que han tenido eco en la Unión Europea. Y lo peor es que este es un tema que en Europa no parece preocupar lo más mínimo a la inmensa mayoría de ciudadanos.
la batalla está servida, pero el resultado ya no es tan evidente como parecía ...