Tras mis largas entradas sobre la hambruna de Níger, han seguido apareciendo artículos sobre el tema, aunque parece que el debate en la blogosfera se va calmando. La transcripción de la entrevista online que los lectores pudieron realizar a Craig Timberg en The Washington Post ha sido publicada (Food Shortage Crisis in Niger Continues). Recordemos que Timberg es el autor del polémico artículo que desató la polémica sobre las causas de la crisis. En esta discusión apunta ideas interesantes y matiza sus artículos previos:
- Sobre la naturaleza de la crisis:
... But I wanted to say at the outset that what is happening in Niger, though incredibly heartbreaking, is not technically regarded as a famine. It is being called a severe, localized food crisis, in part because there seems to be a fair amount of food still in Niger, it just isn't getting to poor, rural people. For more on that, see my story from last week.
- Sobre el debate que generó su artículo, matiza sus argumentos:
Sorry I've missed the furor. Have been in Niger and, more recently Nigeria, and don't have a lot of time to hang around in chat rooms. That story grew out of my confusion about what I was seeing: Terribly hungry people living not far from piles of food. That article was an honest, though not doubt flawed, effort to make sense of that. I was no propounding, or attacking, any ideology and certainly lack the knowledge to do so in a comprehensive way. I just wrote what I saw (and heard).
- Sobre el regímen político de Níger parece no estar de acuerdo con otros en que exista un déficit de libertad (lo cual no se ajusta a los indicadores que han aparecido estos días). Interesante su opinión sobre los efectos secundarios de la ayuda alimentaria, y especialmente sobre el hecho de que gran parte de la ayuda se realiza en forma de alimentos, no como fondos económicos con los que importar alimentos o adquirirlos en los mercados locales:
In general terms, yes Niger is a peaceful democracy. Food aid is very controversial because it can disrupt markets. The question becomes, at what point is it worth disrupting markets for a time to save lives? That's for someone else to answer, because every decision has long-term costs.
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The U.S. does provide a disproportionate share of the world's food aid. The downside, some analysts argue, is that U.S. food comes as actual shiploads of food, rather than cash which can be used to buy food locally, thereby stimulating local production and markets. Many other countries prefer to give money. Not sure why they don't, in the aggregate, do more.
José Carlos Rodríguez ha publicado un artículo (Hambre en Níger) en Libertad Digital donde da la réplica a la idea de que el "dogamtismo neoliberal mata". Resume su comentario del siguiente modo:
... una economía asfixiada por las regulaciones y el socialismo se arruina definitivamente por la coincidencia de dos catástrofes naturales, la sequía y la langosta.
Para llegar a esta conclusión aportar algunos datos relevantes:
Níger es miembro de un selecto club, el de los 38 países fuertemente endeudados con el exterior, y que de media han caído en renta per cápita un 25 por ciento. Níger supera esa cifra, y de 1980 a 2000 ha logrado que su producción anual caiga un 35 por ciento. Eran las mismas dos décadas en las que varios países del este de Asia decidieron no seguir el camino de la ayuda exterior y sí el de la apertura de sus productos al exterior. Estos países se han volcado hacia el capitalismo global y no solo no han vivido ningún episodio de hambre generalizada, sino que, de producciones per cápita no muy superiores a la de Níger u otros pueblos africanos, han pasado a integrarse en el primer mundo. Níger, como muchos vecinos, ha seguido la senda de los créditos del FMI y el BM, de las ayudas bilaterales de los países ricos, todo ello aderezado de regulaciones y socialismo. La receta ideal para extender la pobreza. Níger es solo un éxito más del socialismo.
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El agro de Níger es uno de los menos capitalistas del mundo: tienen diez tractores por cada millón de habitantes y están a la cola en consumo de fertilizantes. Por tanto, es muy poco productivo y cualquier problema reduce la producción extraída de la tierra a la nada.
Finalmente, y aunque aparentemente no tenga demasiada relación, es totalmente recomendable la lectura del artículo Kimworld en The New Yorker (que aparecerá en el número del 22 de Agosto, pero ya está disponible en la red). Cuenta la historia de Kim Il Sung y Kim Jong II, la dinastía de dictadores que llevan 60 años instalados en una monarquía estalinista en Corea del Norte. El artículo detalla las barbaridades de este régimen que ha llevado a la pobreza más absoluta a la población (aunque sea difícil de evaluar por su política de cierre informativo). Entre otros desastres, los norcoreanos llevan décadas sufriendo hambrunas que sólo en 1996 se estima mató a más de un millón de personas. El artículo también nos recuerda las hambrunas que se produjeron en China durante el gobierno de Mao Zedong.
Parece estar fuera de toda duda que, si queremos identificar las causas políticas últimas de las crisis alimentarias, deberíamos fijar nuestra atención en los gobiernos totalitarios que cohartan las libertades de sus ciudadanos (incluyendo su libertad económica).