Environmental Economics Blog comenta (What are you willing to pay to prevent an extinction?) una iniciativa absolutamente innovadora de conservación de la biodiversidad: subastar la plantación de un árbol en peligro de extinción. Se refiere en concreto a los pinos Wollemi, una especie australiana. La idea es que aquellos individuos u organizaciones interesados por su conservación participarán en la puja organizada por Sotheby's para aportar fondos para su conservación (mediante la plantación y cuidado de nuevos ejemplares). Más allá de la curiosidad, constituye quizás una de las primeras iniciativas de este tipo, introduciendo un mecanismo de mercado novedoso en este ámbito:
Here's your chance to figure out how much you're willing to pay to keep a tree species from going extinct (This auction block aims to save ancient trees).
Saplings of a giant tree that was a snack for dinosaurs and was believed to also be extinct until a chance discovery in Australia will soon be offered for sale to the public for the first time.
Less than 300 of the Wollemi pines — which can grow to at least 130-feet tall and live for 1,000 years — will be offered for sale in October through auction house Sotheby’s individually and in lots... ...individual samples were expected to fetch around $1,500 with collections of cuttings of the original discovery priced at up to $38,000.
Kmowledge Problem también comenta la noticia, y hace hincapié en que esta subasta constituye un método directo de estimación del "aggregate willingness to pay". Este método se emplea habitualmente en economía ambiental para estimar el valor de bienes o servicios que no son comercializados. La versión habitual de este método estima mediante encuestas la propensión de la población a pagar para la conservación de un determinado recurso ambiental, y ha sido criticado por que la respuesta de un individuo a una encuesta sobre cuanto estaría dispuesto a pagar puede ser muy diferente (normalmente mayor) a lo que realmente pagaría si se enfrentase a esa situación. Las subastas sitúan a los potenciales financiadores ante la realidad y por tanto los resultados deberían ser mucho más realistas.
Por tanto la iniciativa tiene un doble interés: introducir un nuevo sistema de financiación de la conservación y un nuevo método de estimación del valor de los bienes y servicios ambientales.