hace unos días escribí sobre el reciente análisis publicado por The Economist sobre el estado de la educación superior en el mundo (El presente y el futuro de las universidades según The Economist: globales, diversas y competitivas). Como epílogo publiqué una reflexión (¿Cómo mejorar las universidades públicas gallegas?: Se necesitan universidades privadas) que pretendía, ya desde su título, provocar debate.
Felizmente, dos bloggers (además uno trabajando en una universidad privada y otro en una pública) han seguido el hilo y han publicado comentarios de gran interés y que creo merecen mayor reflexión. Por una parte Alfonso Hidalgo escribe sobre La calidad en la Universidad y se lamenta de que no exista realmente competencia dado que los centros públicos no "sufren" o "disfrutan" las consecuencias de sus decisiones. La principal razón sería que la financiación no está condicionada, más allá de un pequeño porcentaje, a los resultados obtenidos:
En mi opinión se debe fomentar la competencia interna dentro del sector, que las facultades sepan que los presupuestos no son infinitos, que si una carrera pierde alumnos corre el riesgo de desaparecer o que si un departamento no tiene suficiente actividad docente o investigadora verá reducirse su presupuesto y su personal...
Alfonso pone el dedo en la llaga y matiza mis propuestas. Aunque la competencia privada, y próxima geográficamente, puede introducir una cierta mejora en la pública, la escasa competitividad y la asimetría en el tratamiento de lo público y lo privado en el sistema universitario español muy posiblmente limitarían este efecto.
Por otra parte, y haciendo un poco de autocrítica, yo pleanteo en mis comentarios previos estrategias para mejorar la universidad pública. Otro eje de discusión sería si para mejorar la educación universitaria, sea pública o privada, es la mejor opción seguir interviniendo (siempre incentivando, en positivo) en el sistema público y limitando el privado.
Fernand0 Tricas (en su blog Reflexiones e irreflexiones) escribe sobre Las universidades, topes y mejoras, donde acepta que la competencia puede ser buena pero duda de que en España pueda existir por dos razones: la ausencia de patronos con la visión necesaria para crear universidades privadas de calidad, y el exceso de utilización política de la universidad con fines espúreos. El resto del comentario se centra en el papel de la universidad en la investigación, y en este aspecto es donde manifiesta grandes reticencias a un exceso de mercantilización: un exceso de "esfuerzo" en la protección de los resultados de investigación (medinate patentes) para poder explotarlos comercialmente puede ser contrario a los fines que debe tener una institución pública. En el lado positivo, se refiere al nivel científico de muchas de nuestras universidades que es bastante digno e incluso brillante (en especial en algunas disciplinas).
Aún estando de acuerdo con buena parte de lo que Fernand0 plantea, me parecen importantes ciertas matizaciones:
1. docencia vs. investigación. No son lo mismo, ni tienen por que estar correlacionadas. El que las universidades públicas españolas tengan una alta producción científica y de una calidad razonable no implica necesariamente que la docencia que se imparte alcance esa misma calidad. Lo mismo, en sentido inverso, podría decirse de las privadas españolas. En España se ha incentivado la carrera investigadora y no la docente y los resultados están a la vista. Tampoco que se ha permitido la especialización del profesorado, por lo que todos debemos, si queremos progresar en nuestra carrera profesional, dedicar la mayor parte de nuestro esfuerzo a la investigación (que es lo que da el prestigio y mayores ingresos). Por supuesto, queda abierto el campo a iniciativas individuales y voluntarias (que las hay) que trabajen por la mejora docente, a pesar de que su trabajo no tenga recompensa institucional.
2. Estoy de acuedo con que el nivel global de las universidades
privadas españolas no es alto. Pero, deberíamos analizar las
razones. El hecho de que la enseñanza universitaria esté altamente
regulada (impidiendo en buena medida la competencia) y que las
universidades privadas hayan empezado a funcionar cuando ya las
públicas estaban muy consolidadas puede ser parte de la explicación.
Además, podemos encontrar excepciones en algunas universidades
privadas que, precisamente, cuentan con una historia mucho más larga.
3. Creo que un buen test del efecto de la regulación y de la ventaja del "primero que se implanta" lo encontramos en las escuelas de
negocios. En España existen escuelas de este tipo totalmente privadas y
situadas en los puestos más altos de los ránkings internacionales (Instituto de Empresa,
IESE, ESADE). Por supuesto existen muchas otras privadas de peor calidad. Pero, por el contrario
la calidad de la enseñanza de posgrado en administración de empresas
que se imparte en las universidades públicas es en general bastante mediocre. En este caso, las iniciativas privadas
surgieron antes que las públicas y no se introdujeron restricciones por
parte de la administración pública (posiblemente todo esto fue posible
por la falta de interés o visión de nuestros gobernantes o autoridades académicas).
Para hacernos una idea de la calidad de las escuelas de negocios españolas, según el último ránking elaborado por The Economist, IESE se sitúa en el primer puesto en MBAs a tiempo completo (IE es el 16 y ESADE el 34). El ránking del Wall Street Journal coloca a ESADE como segunda entre las escuelas de negocios internacionales (el IE alcanza la posición 12 y el IESE la 19). En cualquier caso, estas tres escuelas compiten muy dignamente en la "primera división" global. Nada que ver con los ránkings de universidades que comentamos el otro día (donde las pocas españolas que aparecen se sitúan siempre más allá del puesto 100).
El caso de las escuelas de negocios es interesante además por que muestra como en la educación superior la calidad en la docencia no tiene por que ir siempre unida a excelencia investigadora.
Y para finalizar un comentario colateral. Acabo de descubrir el blog BizDeansTalk donde esciben el decano del IE y el decano de la Tuck Business School en Darmouth, y es realmente interesante para todo aquel que esté interesado por la educación superior (y no sólo en administración de empresas).