El sitio del The New York Times ha publicado un reportaje especial con fotografías, textos y audio de Sebastiao Salgado sobre los comunidades marginadas brasileñas. Terra: Brazil's Landless Movement.
« agosto 2005 | Inicio | octubre 2005 »
El sitio del The New York Times ha publicado un reportaje especial con fotografías, textos y audio de Sebastiao Salgado sobre los comunidades marginadas brasileñas. Terra: Brazil's Landless Movement.
01:21 a.m. en Arte, Desarrollo, Fotografía | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
| |
Un poco de geografía creativa:
1920. Un barrio parisino ubicado en Saint Paul, Minnesota. La historia, en forma de cartografía interactiva, en: A Guide to the
Montparnasse District of Saint Paul, Minnesota de Paul Spencer
01:04 a.m. en Cultura, De todo un poco, GIS | Enlace permanente | Comentarios (1) | TrackBack (0)
| |
La reconstrucción de Nueva Orleans tras la devastación provocada por el huracán Katrina está abriendo un debate sobre el modelo de ciudad. Pero mientras, políticos, periodistas y urbanistas debaten, la actividad no se ha detenido y la reconstrucción de facto ya se ha iniciado.
E. J. Dionne ha publicado un artículo en el Washington Post donde se defiende la visión planificadora y los planes específicos que están demostrando algunos representantes políticos. Pero, estos mismos políticos están preocupados por la velocidad del proceso que hace difícil que sus detallados planes puedan desarrollarse según sus previsiones. Por supuesto, al mismo tiempo, estos mismos políticos defienden que los ciudadanos, y víctimas del huracán, participen en la toma de decisiones.
Don Boudreaux en Café Hayek (Planning and Individual Decision-Making)
pone de manifiesto la imposibilidad de combinar ambos deseos y defiende una estrategia de no planificación, con una reconstrucción que crezca orgánicamente basándose en las decisiones individuales:
I oppose rebuilding New Orleans according to any plan. Any worthwhile city is an organic, spontaneous order. But even if planning a viable, wonderful city were possible and even desirable, doing so is inconsistent with "above all" allowing individuals to be their own decision-makers.
11:55 p.m. en Catástrofes naturales, Política, Urbanismo | Enlace permanente | Comentarios (1) | TrackBack (1)
| |
John Sutherland entrevista a Edward Castronova en The Guardian. Castronova es el economista especalizado en videojuegos, especialmente MMORPGs, y co-fundador del blog Terra Nova que abrió este tema al mundo de la investigación académica (sobre su interesante historia hablamos hace ya tiempo y en Walrus publicaron un buen artículo). Entre sus útimas iniciativas está el libro Synthetic Worlds: The Business and Culture of Online Games que aparecerá en Noviembre y el proyecto Arden, un mundo sintético (prefiere este término a "virtual") universitario basado en la época de Shakespeare.
En la entrevista Castronova predice que la experimentación y aprendizaje se trasladarán a los mundos sintéticos en pocos años:
JS: You talk of people being immersed in worlds rather than playing games. Why?
EC: With these synthetic worlds it's not clear what aspect of them is a game. There's plenty going on in there which isn't that at all. It's just people living, talking, interacting. There's no competition; it's never really
JS: But why does that matter on a wider scale?
EC: My professional interest is in what we can learn from this synthetic world. We've never had the opportunity to experiment ambitiously on a social level. We've never had the opportunity to say, "I'm Karl Marx and I have this idea called communism. Wouldn't it be neat if I could set up five societies that have exactly the same population, exactly the same natural resources and at year zero and try it out?"
JS: We could field test communism without killing 60 million people.EC: Exactly. We could do communism, we could do fascism, we could do America. You can experiment with any number of social designs. This is one of the futures I see for synthetic worlds in the university. I think in 15 years' time when someone in social science writes a PhD thesis, they'll be required to put their ideas to the test this way. Business schools are already moving in that direction. There are tremendous business applications. Universities should get very involved.
El poder trasladar las peleas políticas a un mundo sintético, mientras los ciudadanos disfrutamos de la vida, abre unas expectativas apasionantes ...
10:24 p.m. en Ciencias Sociales, Innovación educativa, Internet, Investigación científica, Videojuegos | Enlace permanente | Comentarios (1) | TrackBack (0)
| |
[Pensaba titular este comentario "Nos preocupa la educación, organicemos un telemaratón", pero sonaba poco serio ...]
El informe Una mirada a la educación 2005 que ha difundido la OCDE han creado "alarma social" en España. ¿O no?. ¿Relamente nos preocupa que nos nuestros indicadores educativos se sitúen a la cola de los países de nuestreo entorno geográfico y socioeconómico?. O más bien es políticamente correcto alarmarse por este tema y nos vemos forzados a mostrar bien alta y clara nuestra indignación para que no nos "miren mal".
En Libro de Notas recogen un artículo de Javier Elzo en El Periódico (¿Nos importa la educación?) donde matiza nuestra supuesta preocupación por la educación. Los hechos demuestran que en el fondo el problema educativo no es algo que nos quite el sueño y pedimos más dinero (eso siempre) pero no nos esforzamos lo más mínimo en nuestra formación y vida cotidiana para que la mejora educativa sea un hecho.
Elzo reconoce la necesidad de mayor financiación ("el gasto educativo medio por alumno es de 4.900 euros frente a los 6.100 de la media de la OCDE"). Pero "no todo es dinero":
Hay cifras inapelables. Pero aun siendo muy importantes los recursos financieros, no todo es dinero, sobre todo en los niveles primarios y secundarios. Lo esencial es lo que esperamos y valoramos del sistema educativo. Entre otras funciones asignadas a la escuela suelo recordar estas tres: la transmisión de conocimientos para que obtengamos alumnos instruidos, la formación para que puedan insertarse socialmente en un puesto de trabajo y la educación con el objetivo de formar ciudadanos autónomos y responsables. Muchos sostenemos que la tercera es hoy la más urgente e importante. Los que estamos en la docencia sabemos que no es ésa, en absoluto, la primera de nuestras prioridades, en nuestra labor cotidiana, más allá de proclamas, idearios, objetivos programáticos, etcétera.
Pero, estos tres objetivos, que todo buen ciudadano reconocería como ineludibles, no están en realidad en la mente de la gente, especialmente el tercero, que seguro que no está priorizado en la agenda oculta de la mayoría.
Padres y alumnos están poco involucrados en la educación, como lo demuestran los hechos, y eso hace muy difícil que se logren los tres obejtivos:
Los padres viven, inconscientemente, una profunda contradicción en el ideal de la educación de sus hijos: dicen, y quieren, que sean educados en valores altruistas (el respeto a los derechos humanos, la tolerancia ante el diferente, hasta la solidaridad con el necesitado), aunque consideran que para triunfar en la vida lo fundamental es que sean competitivos, funcionales, duros si es preciso. Los hijos dicen lo mismo si se les pregunta, aunque el uso de su tiempo libre y de su dinero (auténticos indicadores de los valores de una persona) muestran que dedican semanalmente más tiempo a la fiesta que al estudio, una vez liberados del recinto escolar. En las ONG, que valoran muy positivamente, por supuesto, ni el 2% participan.
Los padres acusan a la escuela: si ellos hacen lo que pueden y las cosas van mal debe ser porque los maestros no lo hacen bien. Claro que éstos razonan a la inversa: son los padres los que descuidan la educación de sus hijos y se la trasladan a la escuela, de la que les preocupa, sobre todo, las calificaciones escolares, las notas.
¿Por qué?: ¿hipocresía social que nos entrampa en la identificación de objetivos que realmente no deseamos?, ¿falta de preocupación por la educación?. La valoración social del trabajo de los educadores es una buena (o mala) señal de los problemas reales que nos aquejan:
Estamos lejos del aprendizaje significativo y personalizado que se exige hoy a la educación. Hay un divorcio claro entre la sociedad y la escuela, porque la labor educativa está socialmente poco valorada. En consecuencia, ¿qué alumnado estudia Magisterio? ¿Qué licenciado se dedica a la enseñanza? Peor aún, ¿cuál es la proporción de enseñantes que se sienten educadores? De ahí que muchos profesores, sobre todo los de Primaria y Secundaria, si pueden, dejan la enseñanza, quemados unos, desmotivados otros, mal pagados todos.
El tema de fondo es que en España se pide a la escuela que resuelva lo que la sociedad no valora: formar personas olvidándose de que es la mejor manera para garantizar un buen futuro (también económico) a las nuevas generaciones; a la sociedad por venir.
Nuestra postura "oficial" tiene bastante de hipócrita y preocupación exagerada por la correción política. Todos nos refugiamos en la financiación, los padres en las culpas de profesores (y en algún caso alumnos), los alumnos en las culpas de profesores (y más veces los padres), y los profesores en las culpas de alumnos y padres.
01:32 p.m. en Innovación educativa, Política | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
| |
Siguiendo con Johan Norberg, es totalmente recomendable la lectura de su artículo The scientific's pursuit of happiness publicado en el número de primavera de 2005 en la revista australiana Policy. Norberg, como es habitual, no engaña y toma una postura clara desde el principio a la hora de identificar que nos hace felices. Pero además, sintetiza y divulga magníficamente los últimos estudios que los científicos sociales (especialmenete psicólogos y economistas) han desarrollado sobre el tema. Agrupa las evidencias e hipótesis en dos grandes tendencias.
Por una parte están los que defienden que el crecimiento económico tiene un efecto asintótico en el grado de felicidad individual, de modo que, una vez satisfechos unos mínimos, unos mayores beneficios económicos no incrementan nuestra satisfacción. Además, la sensación de felicidad es relativa y depende de nuestro status económico relativo al de otros. De este modo, al hacernos más ricos trabajando más, fomentamos que otros hagan lo mismo generando una "carrera de armamentos" donde nuestra posición relativa permanece inalterada. De este modo, cada vez trabajamos más para no lograr ningún beneficio psicológico. Las conclusiones son claras si estas ideas son correctas: el estado debería preocuparse para que "no trabajásemos demasiado" y disfrutásemos de la vida. Estos argumentos han sido utilizados por los partidarios del intervencionismo estatal en la economía y la vida de los ciudadanos (un "gran hermano" debe controlarnos para evitar que, con nustra actitud egoísta, trabajemos demasiado convirtiéndonos en unos "pobers" infelices).
La postura alternativa, que Norberg defiende de modo entusiasta, propone que no es el nivel económico per se el que determina la felicidad, pero si las expectativas de cambio: somos felices no por ser ricos si no por que, con nuestro trabajo, esperamos mejorar apreciablemente nuestro status en un futuro próximo (como anécdota esto explicaría por que los premiados con la lotería, un suceso inesperado, no son más felices, siento no haber podido comprobarlo). Otros factores que favorecen nuestra felicidad es la "sensación de trabajo bien hecho", o sea que tengamos la sensación de controlar las tareas en que nos involucramos, pero que al mismo tiempo estas supongan un reto y sean creativas (no repetitivas y aburridas). Si estas hipótesis son correctas (y diferentes experiemntos parecen demostrarlo, al menos en condiciones controladas), la libertad individual sería un factor clave para que cada persona pudiese decidir cual es su trayectoria óptima hacia la felicidad (en realidad la felicidad estaría en el proceso no el fin: somos felices pero no alcanzamos la felicidad).
01:53 a.m. en Ciencias Sociales, Economía, Política | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
| |
EEUU es la tierra prometida de los think tanks. Los hay de todo tipo y condición. Ahora, algunos bloggers de referencia americanos han discutido la relevancia y necesidad de los think tanks. Por hacer una síntesis rápida, las opiniones oscilan entre dos extremos. Unos los consideran como "chiringuitos" que se dedican a elaborar panfletos para mayor gloria y visibilidad mediática de sus patrocinadores. Otros les atribuyen un papel clave sintetizando (y haciendo inteligible para el no especialista) la investigación académica y trasladando las conclusiones en propuestas políticas y de gestión.
Daniel Drezner, Matt Yglesias o Virginia Postrel se posicionaron, en mayor medida, en el frente de los críticos con el papel de los think tanks. En el caso de Postrel, la más dura inicialmente, su postura se fue moderando ante algunos comentarios de sus lectores (muchos de ellos empleados por think tanks). Tyler Cowen en Marginal Revolution y Matthew E. Kahn en el Environmental and Urban Economics blog discuten las diferentes formas de ver los think tanks aunque finalmente parecen alinearse con los críticos. Por el contrario Arnold Kling defiende en EconLog que la calidad del trabajo intelectual no depende de que su autor sea o no un académico y por tanto no hay razones por las que los tanks no puedan hacer un buen trabajo.
Una coincidencia merece reseñarse, todos los críticos parecen señalar a los blogs como la alternativa en un futuro próximo a los think tanks. Matt Yglesias (en un comentario incluido dentro de la entrada de Daniel Drezner) aclara que los blogs cambiarán la forma de comunicarse de los think tanks (pero no los suplantarán):
For the record, what I had in mind was that blogging would be a good substitute for all the op-ed writing and press release releasing that think thanks do, not hoping that more blogging would crowd out more in-depth research.
Tyler Cowen es un poco más radical y duda entre un escenario futuro con think tanks que usan blogs y otro en que los académicos con blog harán el papel de los tanks en el pasado:
I view the interaction between blogs (and other decentralized information and opinion sources) and think tanks as a key question for the future. Will blogs "smack down" the rot of lower-quality think tank outputs, thereby leading to intellectual improvements? Or will blogs push think tanks out of serious policy discourse altogether, making them more like churches? Will blogs amplify the influence of some kinds of think tanks, at the expense of others? On these questions, all bets are off.
Note that scholars no longer need think tanks to take their ideas to larger audiences. The think tank sector has yet to absorb the import of this fact. Could Google -- and not universities -- be the real competitor to policy think tanks?
Y Matthew E. Kahn se inclina por la sustitución de los tanks por blogs:
Blogs and the Internet tend to reduce the need for think tanks. I believe that blogs substitute for think tanks. Each economics blogger basically now has his own think tank except there is no lunch room or seminar. Reporters can easily google blogs to find a quotable economist. Since I started my blog, I’ve been approached by more reporters than in the past.
01:36 a.m. en Blogs, Ciencias Sociales, Gestión del conocimiento, Internet, Investigación, Política, Publicaciones | Enlace permanente | Comentarios (0) | TrackBack (0)
| |
No he escrito nada sobre la reciente catátrofe provocada por el huracán Katrina en EEUU. No ha sido por falta de interés, la crisis ha generado debates clave en los más diversos ámbitos: ¿consecuencia del cambio global?, ¿fallos en la respuesta gubernamental?, ¿relación con la pobreza y la raza?, el papel de los medios en la información y crítica, el papel de Intenet (y en particular de los blogs y el software social), ... Buscando Katrina en Technorati o el blogsearch de Google se puede navegar por un océano de información y opiniones.
Entro en el tema sólo para llamar la atención sobre un debate que ha quedado un poco oculto dentro de la catástrofe pero tiene enorme relevancia para entender nuestra sociedad. En Katrina parece haber fallado la respuesta del gobierno, pero no existe unanimidad sobre si el fallo se debe achacar a unos políticos concretos (sea el Presidente de EEUU, la gobernadora de Louisiana o el alcalde de Nueva Orleans) que han actuado mal y tarde o un modelo organizativo basado en exceso en la intevención y control público. De hecho, otra línea del debate se centra en criticar a la economía de mercado como causante del agravamiento de la catástrofe.
Joseph Stiglitz, el Nobel de Economía, defendió en El País, El tsunami negro, las limtaciones de los mercados:
A menudo, los mercados, con todas sus virtudes, no funcionan bien en una crisis. De hecho, con frecuencia el mecanismo del mercado se comporta repugnantemente en las emergencias. El mercado no respondió a la necesidad de evacuación enviando enormes convoyes de autobuses para sacar a la gente; en algunos lugares, respondió triplicando el precio de los hoteles en áreas vecinas, lo cual, si bien refleja el marcado cambio en la oferta y la demanda, se califica de extorsión en los precios. Semejante comportamiento resulta tan odioso porque aporta poco beneficio de reparto y supone un enorme coste distributivo, porque quienes disponen de recursos se aprovechan de quienes carecen de ellos.
Amartya Sen, ganador del premio Nobel de Economía, ha resaltado que la mayoría de las hambrunas no van asociadas a una escasez de alimentos, sino a que quienes los necesitan no pueden acceder a ellos por carecer de poder adquisitivo. EE UU, el país más rico del mundo, disponía claramente de recursos para evacuar Nueva Orleans. Es sólo que Bush hizo caso omiso de los pobres, las decenas, quizá cientos de miles de personas que no tenían los recursos para pagarse su propia evacuación. Cuando uno es pobre, no tiene tarjeta de crédito, y la mayoría de los que se quedaron atrapados estaban especialmente bajos de fondos porque era fin de mes. Pero si hubieran tenido el dinero, no es tan evidente que los mercados hubieran respondido con rapidez para proporcionar la oferta necesaria; en tiempos de crisis, a menudo no lo hacen. Ésa es una de las razones por las que el ejército no usa un sistema de precios para asignar recursos.
Por el contrario, Johan Norberg defiende en su blog el papel de los mercados y la sociedad civil (Katrina: the case for markets and a strong civil society), y lo hace reuniendo una serie de opiniones de autores críticos con el papel del gobierno al que achacan casi todos los fallos que contrastan con los éxitos, mayores o menores, de las iniciativas autónomas de la sociedad civil.
Anne Applebaum (Washington Post):
John Tierny (New York Times):
Thomas Sowell (Townhall.com):
”Well before Katrina reached New Orleans, when it was still just a tropical depression off the coast of Florida, Wal-Mart was rushing electric generators, bottled water, and other emergency supplies to its distribution centers along the Gulf coast. ... Nor was Wal-Mart unique...
Meanwhile, laws prevent the federal government from coming in without the permission or a request from state or local authorities... The desire to make money usually gets people in gear faster than the desire to help others.”
Que cada uno saque sus propias conclusiones. [Aviso para los excesos de interpretación: Stiglitz no critica los mercados de modo absoluto, sólo propone que su eficacia para dar una respuesta rápida en casos de crisis es limitada].
[Publicado también en Atina Chile]
12:55 a.m. en Catástrofes naturales, Economía | Enlace permanente | Comentarios (1) | TrackBack (1)
| |
Gary Becker y Richard Posner, ambos prestigiosos profesores en la Universidad de Chicago, mantienen un interesante y peculiar blog a donde han trasladado sus columnas editoriales en prensa dándoles el formato de un debate semanal a cuatro manos.
Estos días han discutido sobre la sostenibilidad del crecimiento económico ante la crisis energética y las mejoras en la esperanza de vida de la población. Mientras Becker (On sustainable development) se muestra optimista, Posner (Posner's comment on sustainable growth) es pesimista. Los argumentos de Becker nos recuerdan que los análisis de sostenibilidad basados en exclusiva en la estimación de los stocks de recursos naturales (especialmente aquellos no renovables como el petróleo) son incompletos pues se olvidan de los avances tecnológicos. La tecnología ha incrementado los recursos explotables al hacer accesibles reservas previamente inaccesibles y permitir el descubrimiento de nuevas reservas.
In a simple arithmetical sense, the use of some non-renewable resources in current production clearly reduces the stock remaining for future generations. But the relevant concept for development purposes is not the physical supply of fossil fuels and other non-renewable resources, but the economic cost of gaining access to them. Over most of the past 100 years, fossil fuel prices relative to other prices declined rather than increased, even though significant amounts of these fuels were used to help develop many nations. The reason for the decline in relative prices is that new discoveries and better methods of getting at known sources of oil, gas, and coal led to growing rather than falling stocks of economically accessible reserves.
Por otra parte, Becker defiende que la estimación de crecimiento debería incluir todos los componentes del bienestar humano y no sólo su componente estrictamente económico. Utilizando este tipo de indicadores el aumento de la "riqueza" es mayor y más sostenible dado que la esperanza de vida se ha incrementado drástica y continuamente en el pasado y parece que lo seguirá haciendolo en el futuro.
However, I believe that the most serious deficiency in the usually discussions of "sustainability" is that it should refer to total wellbeing, not simply to what is measured by national income statistics. Even if fossil fuels become increasingly scarce and expensive, and even with further declines in the environment, improvements in health will continue to advance overall measures of wellbeing. Life expectancy has grown enormously during the past half century in virtually all countries, including the poorest ones. Indeed, the typical length of life has generally grown faster in poorer than richer countries as they benefited from medical and other advances in health knowledge produced by the rich nations. The Aids epidemic has set back several African nations, but the increase in life expectancy has been impressive even in most of Africa.
A recent study (see Becker, Philipson, and Soares, "The Quantity and Quality of Life and the Evolution of World Inequality" American Economic Review, March 2005) shows how to combine improvement in life expectancy with traditional measures of the growth in GDP to measure what we call the growth in "full" income. We demonstrate that the growth in full income since 1965 has been much faster than the growth in material income in essentially all countries, but especially in less developed nations. A better measure of full income that adjusts not only for the growth in life expectancy, but also for changes in the environment, and for the great advance in the mental and physical health of those living, especially of the elderly, almost surely grew at an even faster rate.
Todo esto hace que Becker defienda la importancia de los análisis de desarrollo sostenible y que critice a los alarmistas mecanicistas (donde puede que se sitúe Posner) que se olvidan del efecto de la y las mejoras en la calidad de vida:
This is why I believe that while the sustainable development literature asks important questions, the analysis has been inadequate and overly alarmist. Most of the discussion takes a mechanical view of changes in the stock of the stock of non-renewable resources, pays insufficient attention to technological advances in the economy, and gives much too little weight to the enormous advances in health that are highly likely to continue in the future, and possibly even accelerate.
Posner se preocupa por la misma razón que a Becker le alegra: cree que el aumento de población mundial hace que, aunque la riqueza mundial absoluta crezca, la riqueza per cápita tienda a reducirse
My reason for pessimism about the future is connected to Becker's reason for being optimistic! I fear population growth. The combination of increased longevity as a result of medical advances and healthier life styles, reduced infant mortality, and a continued high demand for large families in much of the world seems likely to overcome the "demographic transition," that is, the well-documented negative effect on birth rates of increases in average income to middle-class levels.
Por el contrario, no parece estar demasiado preocupado con la crisis energética, salvo por sus efectos a corto plazo en los mercados:
A very large unforeseen change in the price of an important input such as energy could precipitate a national or global recession because the economy could not adapt instantaneously to such a change.
Los argumentos de Becker están mucho más sustentados por los datos, mientras que Posner parece caer en un cierto alarmismo, pero no rebate los datos de Becker ni proporniona información alternativa. Será que Becker es economista y Posner jurista ... (ninguna de las dos disciplinas se siente obligada habitualmente a ajustarse a la realidad, pero la economía es una ciencia, aunque un poco blanda, y el derecho sería más un arte).
11:55 p.m. en Desarrollo sostenible, Economía, Energía | Enlace permanente | Comentarios (3) | TrackBack (0)
| |
laboratorio de tendencias
blog de notas
ausencia de sentido
Curriculum Vitae
Gestión y dirección de organizaciones
Creación de empresas
Proyectos de investigación
Consultoría
Desarrollo de proyectos
Comisariado
Publicaciones
Actividades editoriales
Conferencias y talleres
Jurados
Medios de comunicación
Vídeos y entrevistas