El proyecto de desarrollo de un ordenador portátil de menos de 100 $, liderado por Nicholas Negroponte y el Media Lab del MIT, ha recibido una enorme atención tanto en los medios de comunicación "tradicionales" como en la blogosfera. Por ejemplo, Worldchanging ha publicado muchos y buenos artículos acerca del proyecto, y éste en particular de Ethan Zuckerman es especialmente interesante (además de proporcionar enlaces a la discusión previa). En su blog personal Zuckerman publica otro largo comentario sobre el mismo tema, profundizando en los pros y contras del proyecto.
Gran parte de la discusión, incluyendo los dos artículos de Ethan Zuckerman, se ha centrado en la viabilidad tecnológica de la idea: ¿cómo reducir costes y mantener la funcionalidad precisa en procesadores, pantallas, software, etc para alcanzar el objetivo?. Comprendo que este sea un enorme reto para todo tipo de gente relacionada con las tecnologías de la información. Además, los "ideólogos" del proyecto (Negroponte et al.) tienen una gran experiencia en el márketing futurista. y consiguen que sus proyectos, además de ser buenas ideas consigan una enorme repercusión pública (y financiación). Es de agradecer que dediquen sus esfuerzos a resolver problemas importantes como es el desarrollo y erradicación de la pobreza por la vía de la educación (el único camino sostenible en el medio y largo plazo).
Aún así, siempre me ha parecido que el debate se centraba excesivamente (casi exclusivamente?) en los aspectos geek del proyecto y no se le prestaba demasiada atención a otras custiones muy relevantes si se quiere que el proyecto tenga un impacto real. Sólo tendrá ese impacto si es utilizado por un número importante de niños en países pobres y de una forma efectiva para mejorar su educación. Y para lograr estos objetivos es necesario que, una vez se supere la fase de diseño, se organice su producción y distribución, se incentive su adquisición y utilización por los usuarios, y tanto los niños como sus profesores sepan como utilizarlo para mejorar su enseñanza. Y esto no es sólo (ni principalmente) un problema de hardware ... ni de software.
El proyecto me parece muy atractivo, pero la discusión que generó confieso que me ha desanimado bastante (tanto como para no escribir nada aquí sobre el tema). Pero, estos días he tenido la oportunidad de leer algo distinto gracias a un nuevo artículo de Ethan Zuuckerman, que tuvo la oportunidad de conocer la opinión de Alan Kay en Túnez, mientras participaban en el World Summit on Information Society (WSIS). [Al menos, estas macro-cumbres internacionales tienen "efectos secundarios" positivos, además de grandes palabras y muy pocas ideas y proyectos concretos y realistas]. Alan Kay, una referencia en el mundo del software, está desarrollando el interfaz de usuario del 100 $ laptop:
Outlining the challenges behind the one laptop per child project, Kay characterized the challenges from easy to hard: hardware, software, user interface, content and mentoring.
Al fin alguien, y además un geek, enfoca el desafío del diseño no como un problema puramente tecnológico sino en la interacción entre las máquinas y sus usuarios.
Alan Kay está aplicando sus ideas, cuando menos originales, acerca del aprendizaje, y tiene una opinión claramente definida de como se debe utilizar el ordenador. Es bastante discutible si su planteamiento será "aceptado" por los niños y comprendido y aplicado por sus profesores. Al menos, parece que se puede abrir este debate.
Ethan Zuckerman va más allá y acaba su comentario haciendo hincapié en los probelmas que él considera más dificles de superar, y que tienen poco que ver con el hardware y el software:
But the questions of UI, content and mentoring - as well as the challenges of distributing, servicing and financing these machines - strike me as tough challenges where there’s lots of work still to be done.
Ahí es donde están los verdaderos retos. Y ahí es donde los emprendedores, operadores logísticos y servicios financieros (especialmente el sector de las microfinanzas) tienen mucho que decir. Por desgracia, existe poco debate alrededor de estos temas y en casi todos los casos la solución pasa por utilizar la ayuda al desarrollo, organismos internacionales y ONGs. Pero, si realmente la idea es buena (útil y necesaria) debería buscarse un modelo de fabricación, distribución y financiación realmente sostenible y que no dependa de mecanismos humanitarios. Por una parte, será difícil que se detraigan recursos de la ayuda humanitaria destinados a acciones urgentes para este tipo de proyectos, y aún más difícil que este esfuerzo se pueda mantener en el tiempo. Por otra, ni los estados ni las organizaciones internacionales suelen ser muy eficientes a la hora de desarrollar un "modelo de negocio" (y esto, en realidad, no es más que un "negocio" donde la rentabilidad final la vamos a medir en educación y desarrollo).
Además existe un debate previo (o puede que complementario), que también analiza Zuckerman, sobre si un ordenador portátil es tan prioritario (al lado de otras necesidades más primarias relacionadas por ejemplo con la salud o el agua) y si es la tecnología más adecuada para la educación en países pobres (por ejemplo, teniendo en cuenta el papel creciente de la telefonía móvil en Africa). En realidad podemos considerar que entre un teléfono móvil y un ordenador portátil (tal como lo conocemos en el mundo desarrollado, que tiene poco que ver con la idea de Negroponte) existe un continuo de posibilidades, y de hecho el 100$ laptop es en cierta forma un nuevo concepto híbrido entre diversas tecnologías.
La discusión laptop vs. sanidad (o agua o ...) podría obviarse si el proyecto del MIT tuviese un modelo de negocio rentable (en el medio plazo, en términos financieros, y en largo plazo, en eduación y desarrollo) y pudiese independizarse (al menos a partir de un cierto momento) de la ayuda humanitaria. Por ejemplo, la telefonía móvil está revolucionando Africa sin necesidad de que ninguna ONG u organismo internacional regale móviles y diseñe y "proponga" cómo deben ser utilizados. Ha sido la propia iniciativa privada (en gran medida nacida en Africa) la que ha descubierto la oportunidad. La necesidad (no existen infraestructuras de cable) ha obligado (felizmente) a saltarse algunas etapas en la evolución tecnológica que esperaríamos en el mundo occidental, da de modo que se está implantando una tecnología más avanzada tan rápidamente (o más) que en los países desarrollados. Y se están descubriendo y explotando usos mucho más creativos ...