La tercera cultura en Kosmópolis de John Brockman, el editor de Edge, en la edición catalana de El País (comentado por Arcadi Espada):
En 1992, en un ensayo titulado The Emerging third culture, expuse el siguiente argumento: "La tercera cultura consiste en aquellos científicos y otros pensadores del mundo empírico que, a través de su trabajo y de sus escritos expositivos, ocupan el lugar de los intelectuales tradicionales al hacer visibles los significados más profundos de nuestra vida y redefinir quién y qué somos. Durante los últimos años, el terreno de juego de la vida intelectual estadounidense ha cambiado, y los intelectuales tradicionales han quedado cada vez más marginados. Una educación de la década de 1950 en Freud, Marx y el modernismo no es una cualificación suficiente para un pensador de la de 1990. De hecho, los intelectuales estadounidenses tradicionales son, en cierto sentido, cada vez más reaccionarios, y orgullosamente (y perversamente) ajenos a muchos de los logros intelectuales verdaderamente importantes de nuestro tiempo. Su cultura, que desdeña la ciencia, a menudo no es empírica. Utiliza su propia jerga y lava sus propios trapos sucios. Se caracteriza fundamentalmente por el comentario sobre comentarios, la fuerte espiral de observaciones que acaba llegando a un punto en el que se pierde el mundo real".
Actualmente, esa cultura fósil sigue en declive, sustituida por la incipiente "tercera cultura" del título del ensayo, una referencia a la celebrada división que planteó C. P. Snow del mundo del pensamiento en dos culturas: la del intelectual literario y la del científico. Lo que presenciamos en 1992 fue la entrega del testigo de un grupo de pensadores, los intelectuales literarios tradicionales, a un nuevo grupo, los intelectuales de la nueva tercera cultura. Desde entonces, lo que tradicionalmente se había denominado "ciencia" se ha convertido en "cultura pública". Como ha señalado Stewart Brand: "La ciencia es la única noticia".
Comentarios sobre comentarios hasta perder de vista el mundo real ... Puede que los blogs, al no estar escritos por intelectuales, sean una forma de tercera cultura, pero no deberíamos olvidar el peligro de ensimismarnos en nuestro pequeño mundo.