El periódico ABC lanzó hace poco un nuevo suplemento cultural ABCD que me ha sorprendido positivamente. Se publica el sábado, el mismo día que aparece Babelia, el suplemento cultural de El País. A Babelia lo seguía desde hace tiempo y últimamente ha alcanzado un tono bastante aburrido que muchas veces invita a todo menos a la cultura. Tenía ganas de dejar constancia de este tema en el blog, pero por suerte Eduardo Laporte, en El náufrago cosmopolita, lo ha hecho por mi. Compara ambos suplementos y, aunque ninguno llega a apasionarle, se decanta por ABCD, y yo le alabo el gusto:
Pero tiene este suplemento algunas secciones que van más allá del reseñeo, de la crítica mecánica y que le dan valor añadido. Por ejemplo, ese Pasen y lean que firma Manuel Rodríguez Rivero, y que son tres textillos que justifican la compra de ABCD. El resto es un poco el formato de Babelia, pero con más páginas, menos apreturas en los textos, que permiten a lector atufarse un poco menos entre tanta densidad literaria artística y humana. El cuadernillo del ABC está mejor presentado que el de El País, entra mejor por el ojo, y contagia algo más de ganas de comprarse ese libro, ver esa exposición o ir a ese concierto, algo que debería ser el objetivo de todos estas guías culturales. En mi apenas audible opinión de náufrago, ninguno de los cuatro suplementos analizados lo consigue, ninguno de los cuatro soportes culturales desempolva la cultura, aligera su peso de siglos, esa gravedad que asusta a los profanos y que encumbra a los culturífagos en inmerecidas atalayas.
En cualquier caso, el del ABC parece el más cercano a esa actitud de cercanía con el lector, con los lectores.