Esa es la conclusión de una serie de investigaciones que ha desarrollado el Banco Mundial y que resumen en esta noticia. Un grupo de investigadores sociales del Banco Mundial han completado varios casos de estudio sobre la relación entre inversión pública en infraestructuras (en particular carreterras) y generación de empleo en las zonas beneficiadas por las mejoras en las comunicaciones. Los estudios se han realizado en Indonesia e India y, en menor medida, Brasil.
La hipótesis de este tipo de inversiones es simple: para evitar una solución a la pobreza basada en la emigración ("moving people to jobs"), se construyen carreteras para crear empleos localmente ("moving jobs to people"). Las conclusiones del estudio del Banco Mundial son claras: este tipo de inversiones, por si solas, son poco efectivas, y las regiones afectadas no mejoran sus indicadores económicos debido que a la atracción de inversión y empresas precisa de muchos otros factores. Los autores señalan, entre otros factores necesarios: la existencia de una concentración previa de actividad industrial, y la necesidad de aglomeraciones urbanas próximas que ofrezcan clientes y servicios complementarios y sirvan de atractivo para trabajadores cualificados. Por tanto, la planificación de redes de infraestructuras debe ir acompañada de otro tipo de acciones y/o dirigirse a zonas con condiciones previas adecuadas.
Los resultados no son sorprendentes, pero tienen la virtud de demostrar empíricamente lo que, al menos algunos, considerábamos obvio. Además nos proporcionan otra enseñanza más local: los estudios se centran en países en desarrollo en que se trata de potenciar industrias manufactureras. La situación de estos países recuerda en muchos aspectos a algunas regiones españolas. De hecho, en Galicia se han construido infraestructuras con la idea de revitalizar la economía de áreas deprimidas (como la Costa de la Muerte). Hace ya tiempo, yo criticaba la justificación de este tipo de iniciativas, y proponía que la creación de comunicaciones rápidas entre zonas rurales y las "grandes" ciudades gallegas no haría más que acelerar la salida de población rural hacia las ciudades. Ahora parece que el Banco Mundial nos indica que los efectos pueden ir en ese sentido más que en el de la revitalización económica.