Hace poco se descubrió que una escultura de 36 toneladas de peso de Richard Serra propiedad del Mueso Nacional Centro de Arte Reina Sofía se encontraba perdida desde 1992. la historia es muy simple: la obra estaba depositada en un almacen privado y, al ir a buscarla, no aparecía. Tras el lavado de responsabilidades entre gestores políticos sucesivos, nada más se ha dicho del tema.
La editorial La balada de la escultura perdida que Rosa Olivares escribe en el número 17 (febrero 2006; sumario en w3art) de Exit Express (la web de la editorial, por desgracia, no incluye la versión electrónica de este "periódico mensual", pero si de la revista principal Exit) critica el papel jugado por la administración. Más alla de la responsabilidad obvia de la empresa de almacenaje, la administración es culpable a muchos niveles y por diversas causas. El párrafo final es impagable:
Todo el mundo se pregunta ¿dónde está el Serra?, pero nadie va a contestar a la pregunta de por qué la administración paga tan tarde o simplemente no paga, causando la quiebra de sus proveedores sin ni siqueira pestañear, por qué crea leyes fiscales que ella misma no cumple, por qué penaliza los retrasos de los contribuyentes pero no sus retrasos en pagar servicios ya prestados. Tampoco parece que nadie pida responsabilidades por la inercia vana de dirigir un museo como el que dirige unas salitas de exposiciones, o un club privado. Tal vez no se exige nada de esto porque ya sabemos que aquí no pasa nada. A ver si cuando aparezca el Serra aparece también un poco de la vergüenza y la responsabilidad que desapareció hace ya mucho tiempo y nadie hecha de menos.
Pero además, alguien debería explicar por qué se siguen almacenando (y ocultando a los ciudadanos) obras de arte de propiedad pública al mismo tiempo que en los últimos años se han creado innumerables museos de arte contemporáneo que cubren toda la geografía española y que, en muchos casos, se encuentran vacíos o con colecciones de dudosa calidad. Alguien dirá que es una administración la que posee los contenidos y otras las que crean los continentes. ¿Es una excusa?, más bien otro ejemplo de irresponsabilidad. [Además una sola escultura de 36 toneladas, y más de Richard Serra, daría sentido por si sola a más de un museo en busca de obras].