El agua es un paradigma de los problemas que plantea la gestión sostenible de los recursos naturales y del papel de la ideología en las posturas de los grupos de interés. En mi reciente serie de posts sobre visiones alternativas de la sostenibilidad proponía el uso de sistemas de mercado (basados en derechos de propiedad) para la gestión sostenible de los recursos. Utilizaba en este contexto la gestión del agua como ejemplo del éxito de los mercados, pero como en los países desarrollados los recursos naturales no son vitales y su gestión suele estar marcada por posturas ideológicas y obedecer a razones políticas. El problema surge cuando se intentan trasladar los sistemas ineficientes a los países en desarrollo, que dependen para su supervivencia de los recursos naturales:
Los países ricos se "pueden permitir" una gestión ineficiente dado que pueden cubrir sus deficiencias con inversiones privadas (para asegurarse la calidad del agua), pero para los pobres es una cuestión de supervivencia.
Tres noticias aparecidas hoy en los tres principales periódicos
españoles, tomadas en conjunto, suponen un ejemplo insuperable de todo lo anterior. Se ha iniciado en Ciudad de México el IV Foro Mundial del Agua, organizado por el World Water Council. ABC se hace eco de la intervención en la ceremonia inaugural del presidente del Consejo Loïc Fauchon (El Foro del Agua niega que en el mundo exista una privatización efectiva del recurso hídrico):
Fauchon negó que en el mundo exista la privatización efectiva del agua, como denuncian organizaciones civiles y medios de comunicación. Ése, aclaró, «no es un problema real», ya que apenas el 2 o el 3 por ciento de la gestión de recursos hídricos en el mundo está en manos de empresas privadas. En esos casos, matizó, existe «la delegación del servicio», pero no la transmisión de la propiedad.
El directivo insistió en que la gestión y la distribución del agua debe ser «asegurada por la autoridad pública; el verdadero problema en el manejo del agua es ver si quién la administra es competente o no, sea un organismo público o privado».
El Mundo también recoge la noticia del Forum, pero centra su atención en las protestas de diversos colectivos contra "los objetivos ocultos" de esta reunión (Disturbios en la primera jornada del IV Foro Mundial del Agua;se necesita suscripción):
La idea de que el IV Foro Mundial del Agua, inaugurado el jueves en México, es el primer paso para la privatización del líquido, corrió como la pólvora hasta dar forma a una marcha de protesta que pretendía llegar hasta la sede del Foro y que acabó en enfrentamientos con la policía
...Junto a activistas, ambientalistas, defensores de derechos humanos, académicos, campesinos, masteros, estudiantes, sindicalistas e indígenas de distintos estados del país, se infiltraron grupos de jóvenes radicales que provocaron los disturbios en una marcha pacífica de unas 20.000 personas que recorría la ciudad.
Su única referencia a lo que sucede en el Foro fue esta:
Para el presidente del Consejo del Agua, los países que sufren problemas de abastecimiento de agua lo padecen por el mal manejo del recurso.
Leídas en su conjunto de ambas noticias se puede concluir (y muchas otras fuentes de información lo corroboran) que:
- el agua no es un recurso escaso,
- se percibe como escaso localmente por su mala gestión,
- la inmesa mayoría del agua es de propiedad pública y es gestionada por instituciones públicas,
- por tanto, la mala gestión la han realizado casi siempre las instituciones públicas.
- A pesar de todo lo anterior, los activistas de países desarrollados (que pueden permitirse la mala gestión y no la sufren personalmente, salvo en sus bolsillos) y muchos de los sufridores de la mala gestión (población pobre en países pobres) colocan a la privatización y a los mercados de agua como el principal peligro de futuro.
Por último, El País (que curiosamente no trata el tema del Foro en su edición de hoy) recoge una noticia local (Un pueblo de Guadalajara se ofrece a vender agua a los regantes de Murcia) que demuestra la existencia (escasa, intervenida y pervertida por las subvenciones) de mercados de agua en España y su potencial utilidad en la conservación y asignación eficiente de este recurso. Hasta el momento sólo se ha producido una transacción privada de agua en España:
El dinero es el mejor reclamo. El sindicato central de regantes del Tajo-Segura, de Murcia, pagó 5.761.700 euros a los regantes de Estremera (Madrid) por 31,05 hectómetros cúbicos de agua. Los regantes de Madrid ganaron así más que si hubieran plantado el maíz: cobraron por un agua que apenas pagan y mantienen la subvención de la UE. A cambio, 70.000 regantes del Segura garantizan la supervivencia de sus frutales.
Esta ha sido la primera compra de agua entre cuencas. El Ministerio de Medio Ambiente autorizó el sistema en otoño porque los embalses de Entrepeñas y Buendía, de los que nace el trasvase, estaban bajo mínimos y legalmente sólo podía trasvasar agua para abastecimiento. El ministerio se oponía en principio a la compra-venta porque el agua es un bien público. En teoría, los regantes sólo tienen una concesión pero en la práctica están vendiendo el agua.
Pero existe ya una segunda propuesta
El alcalde de Zorita de los Canes, Dionisio Muñoz, afirma que el pueblo "no necesita los 200.000 metros cúbicos que tiene de concesión". Muñoz, alcalde desde hace 23 años y presidente de la comunidad de regantes, explica que puso "a disposición de los regantes de Murcia la concesión" al conocer la primera venta. La concesión les permite regar 48 hectáreas de maíz. "Tenemos mucha agua de los afluentes del Tajo y no la utilizamos, así que se la ofrecimos por el dinero", explicó el jueves. Zorita de los Canes está junto a los embalses del alto Tajo y los alcaldes de la zona siempre se han opuesto al trasvase.
En realidad la administración pública siempre ha utilizado un sistema de mercado en beneficio propio ("Los regantes insistieron en que el dinero se pague directamente a los agricultores de Madrid porque lo que han pagado en los 20 años de trasvase ha ido a la Confederación del Tajo").
Algunas conclusiones:
- Los usuarios (a través de mercados) asignan recursos de forma más eficiente que la administración.
- Las inversiones públicas en infraestructuras pueden crear distorsiones. Los subsidios agrarios siempre las crean. Por estas razones el precio del agua del trasvase puede ser barato ("nadie" ha tenido que pagar el trasvase y los subsidios son ingresos seguros) y hacer poco competitiva la opción de las desaladoras (que pueden repercutir el precio real en los usuarios). Por tanto las políticas públicas consiguen incrementar el problema y hacer inviables las soluciones existentes.
- Nadie parece querer ver la utilidad de la iniciativa privada: los políticos se oponen y sólo aceptan estos mercados como un mal menor (y de forma puntual e intevenida); los agricultores sólo quieren hablar de ventas de agua cuando descubren su rentabilidad (¿dónde queda el papel ambiental y social de la agricultura cuando es más rentable vender agua?). Aún así, al final, la lógica económica se impone de una u otra forma y se crean mercados de facto a pesar de que ninguno de los participantes ni el regulador parecen quererlos.