Gracias a un comentario de Anthony Townsend en IFTF's Future Now (Innovation and Teamwork) descubro el NBER Working Paper No. 11360 (The Burden of Knowledge and the 'Death of the Renaissance Man': Is Innovation Getting Harder?) de Benjamin F. Jones, profesor de la Kellog School of Management de la Northwestern Unviersity. Combinando modelos teóricos y tests empíricos Jones demuestra que el crecimiento en la cantidad de conocimiento existente en una disciplina reduce la capacidad de un sólo individuo de manejarlo y comprenderlo hasta hacer inviable esta opción. Este proceso obliga (o incentiva) a los investigadores, innovadores o inventores a especializarse, lo que a su vez lleva a la necesidad de organizar el trabajo en grupos colaborativos. Como pruebas empíricas se muestra el aumento de la duración de las tesis doctorales que acompaña al desarollo de una disciplina y como el tamaño de los grupos de de investigación crece con el grado de madurez de sus disciplinas.
A la misma conclusión podríamos llegar observando con un poco de detenmiento y amplitud de miras lo que sucede en nuestras universidades o empresas. Por tanto es especialmente relevante que las organizaciones dedicadas al I+D y/o la innovación se adapten a las nuevos escenarios (que cambian continuamente con el avance de la ciencia y la tecnología): se deberían redefinir las exigencias académicas para otorgar títulos y, mucho más importante, diseñar mecanismos que realmente incentiven el trabajo en grupo. Por ejemplo, en España tanto las universidades como los responsables políticos reconocen formalmente la necesidad de que existan grupos de investigación con "masa crítica", pero las medidas que se adoptan suelen ser muy ineficaces pues están diseñadas pensando en la universidad de hace muchos años (con grupos "impermeables" de estructura organizativa rígida y totalmente jerarquizada que se ajustan muy mal a la dinámica abierta y las estructuras planas que necesita ahora la investigación y la innovación).
El trabajo de Jones sugiere la "muerte del hombre del Renacimiento". En este punto no estoy tan de acuerdo. Creo que ahora más que nunca se necesitan "nuevos renacentistas" que, en lugar de dominar de modo absoluto diversas especialidades, sirvan de puente entre áreas de conocimiento y enriquezcan el trabajo de los especialistas de diferentes grupos. Del renacentista aislado debemos pasar al rencentista en red que se convierta en un nodo clave de la dinámica del sistema.