Mis últimos comentarios acerca del papel de la planificación y los planes estratégicos urbanos han sido bastante críticos con la forma en que se gobiernan (y se han gobernado en las últimas décadas) las ciudades en España. Siempre es más sencillo criticar que proponer alternativas, y algunos comentarios de lectores me han planteado abiertamente ese reto.
Trataré aquí de resumir, de un modo un poco desordenado e incompleto (marca de la casa), algunas ideas sobre como entiendo que debería actuar el urbanismo en el siglo XXI en nuestro contexto geográfico y socioeconómico. Siguiendo la estela de la web 2.0, he pensado en el término Urbanismo 2.0 para resaltar que:
- importan más las personas y las redes sociales que las infraestructuras,
- la tecnología nos permite hoy en día superar muchas barreras que en el pasado impedían modelos "dfe abajo a arriba" y, en gran medida, auto-organizados y,
- los ciudadanos somos usuarios activos y no consumidores pasivos.
El urbanismo no es una ciencia o técnica que deban apropiarse los especialistas, ni mucho menos es una cuestión exclusivamente (ni principalmente) arquitectónica y constructiva. El urbanismo representa el gobierno de las aglomeraciones urbanas, las ciudades como agregación de individuos y como bien común que surge como propiedad emergente de la interacción, y se podría considerar un arte que trata de manjear un sistema complejo con unos objetivos. Por tanto, al final, los políticos en tanto que administradores públicos son los responsables del urbanismo. Por eso utilizo urbanismo, aquí, en el sentido de política local.
Lo que sigue son algunas de las ideas que, en mi opinión, deberían guiar las nuevas políticas urbanas. Parte de estas ideas las desarrollaré aquí, de otras ya he escrito en otros posts. Muchos encontrarán mis planteamientos demasiado genéricos, y esto es así deliberadamente dado que estamos hablando de política y la acción política debe tener un límite donde comienza la iniciativa ciudadana.
0. Definir el modelo deseado de ciudad. Asistimos a la presentación de muchas ciudades como una mezcla de museo, escaparate y centro turístico. Este es un modelo posible, viable en unos pocos casos, pero no es el modelo en el que yo pienso al escribir estas ideas. En mi opinión las ciudades "deben aspirar" a ser libres, abiertas y dinámicas social, cultural y económicamente. Este modelo genérico debería crear condiciones para que en cada ciudad se desarrollen diferentes sectores económicos en función de su entorno local y global. Innovación y sostenibilidad deberían ser objetivos clave pero indirectos, como propiedades emergentes de un sistema de gobierno y gestión. La estética urbana y la arquitectura serán claves en el modelo de ciudad museo; en otros modelos, aún siendo importantes, deben estar supeditadas a otros objetivos más importantes.
1. Las decisiones urbanísticas deberían siempre estar basadas en información y conocimiento objetivos. Las ciudades como sistemas complejos contarán siempre con grados de incertidumbre, pero esto no es excusa para no abordar su gestión con el mejor conocimiento posible. Entender el funcionamiento de las ciudades requiere una aproximación dinámica y cuantitativa, no una perspectiva estética y estática. Además, para entender los procesos que conforman la dinámica urbana debemos situarnos en las escalas espaciales y temporales precisas: las ciudades son nodos en redes de mayor escala (nacionales y globales), pero a su vez son redes diversas y complejas.
Para entender una ciudad y hacer operativo ese conocimiento deberemos basarnos en tres ejes:
- Utilizar una aproximación analítica híbrida que combine a los científicos sociales (antropólogos, sociólogos y economistas) con una metodología cuantitativa (microeconómica). Por desgracia esta aproximación transdisciplinar no es demasiado frecuente en nuestro entorno. Pero aún más grave es la aproximación ideológica dominante entre los científicos sociales en nuestras universidades. Muchos de nuestros científicos sociales (incluso una buena parte de los economistas) son ideológicamente izquierdistas con "anteojeras ideológicas" o directamente marxistas (ya se reconozca públicamente o sólo en la intimidad, y ya sea una decisión explítica o se encuentre implícito en su pensamiento). Una prueba de lo anterior, es la fuerza académica, contraria a la mayoría de evidencias empíricas, que tiene la posición anti-mercado y anti-globalización y, en contrapartida, la confianza ciega y absoluta en el estado. [conviene a este respecto leer el artículo de Enrique Krauze Anteojeras ideológicas; acceso abierto aquí]. No es tan importante la posición ideológica de los profesionales, como su actitud ante la información. El problema surge cuando uno está analizando una situación que a priori considera equivocada y su objetivo personal es cambiarla. A no ser que se desee cambiar el sistema económico (libre mercado) y político (democracia liberal) actuales, un enfoque basado en la premisa de que estos principios son incorrectos no conducirá a ningún análisis útil. En este sentido, es necesaria la aceptactión de los papeles diferentes y necesarios del estado y del mercado (y los empresarios) para poder comprender el funcionamiento de las ciudades.
- Utilizar herramientas de integración de la información para su visualización y análsis (basados en GIS) que utilicen estándares y bases de datos abiertos. Este modelo favorece tanto la incorporación de nueva información de un modo continuo y desde diferentes fuentes (algunas propias de la administración pero otras no) como un proceso de evaluación contínua por parte de aquellos interesados que redundará en un control de calidad.
- Los profesionales encargados de este trabajo deberían comprender lo que significa un sistema complejo y sentirse cómodos en el análisis de escenarios, una herramienta básica para el análisis de sistemas complejos con futuros inciertos. El análisis de escenarios trata básicamente de proponer futuros posibles y alternativos basados en narraciones cualitativas (aunque fundamentadas en análisis previos cuantitiativos).
2. Eliminar la conexión perversa entre planificación urbanística y financiación municipal. Este es un problema de largo alcance, pero que, al menos en España, pervierte profundamente todo el sistema provocando procesos continuos de corrupción y de burbujas inmobiliarias. El cambio debería promover el paso de un modelo hiper-regulado a otro con regulaciones mínimas en que se garantizasen unas reglas de juego sin desalentar o pervertir la iniciativa privada y la libretad de elección individual. Como lograr este objetivo necesitaría de muchos posts y blogs a tiempo completo.
3. Favorecer flujos de personas, de información y financieros. Una red necesita flujos continuos para persistir. Para ello son precisas redes físicas (de transporte) y virtuales (de telecomunicaciones) rápidas, baratas y ubícuas. Sobre los modelos de redes wifi urbanas ya hemos hablado en otras ocasiones y sobre modelos de transporte existen muchas fuentes de información interesantes.
4. Tecnología y diseño efímeros: la combinación inteligente de tecnología y diseño puede promover soluciones ligeras, baratas y efectivas a los más diversos problemas, que hasta el momento sólo han encontrado solución mediante burocracias masivas. Además, y no menos importante, la tecnología efímera permite que florezca la iniciativa privada basada en emprendedores.
5. Utilizar preferentemente los mecanismos de mercado en la provisión de todo tipo de servicios (vivienda, educación, cultura, ocio, ...). Propiciar la libertad de iniciativa empresarial y comercial es la mejor (única) vía para lograr sociedades independientes, activas y dinámicas. El buen político debe ver en esta estrategia una oportunidad de hacer realidad muchos más proyectos; de eso modo su relevancia social se amplifica aunque su control sobre cada uno de los proyectos sea menor. El mal político, por supuesto, preferirá el control absoluto de pocos proyectos.
6. Densidad y diversidad de usos. Estas dos propiedades son condiciones que facilitan la eficiencia, vitalidad, innovación y sostenibilidad urbana. Las decisiones políticas pueden facilitar las condiciones que conduzcan a mayor densidad y diversidad; cuando se intenta dirigir el proceso las consecuencias pueden ser catastróficas.
7. Gestión ambiental: la sostenibilidad será una consecuencia de un modelo de gestión, pero su consecución requiere, por una parte, entender la ecología urbana (los flujos de materiales y energía dentro de la ciudad y entre la ciudad y su entorno) y, por otra, contar con regulaciones y mercados que permitan internalizar los costes ambientales en el balance de cada ciudadano, empresa o institución. Para ello es preciso repercutir los costes reales de productos y servicios en sus usuarios, lo que significa eliminar subsidios o sobre-costes derivados de impuestos. Subsidios e impuestos suelen generar efectos perversos que contribuyen a empeorar la calidad ambiental.
8. La delincuencia (de baja o alta intensidad) tiene en ocasiones consecuencias catastróficas para las ciudades. Su minimización debe ser un objetivo político fundamental, pero en muchas ocasiones los responsables tratan de pasar por alto estos problemas como reflejo de su incapacidad para lograr soluciones efectivas. Las soluciones no son, por supuesto, simples, pero algunas acciones concretas pueden tener resultados efectivos:
- conocer su naturaleza y el contexto socioeconómico y cultural donde se desarrolla (normalmente se obvia este paso para poder ocultar mejor el problema),
- utilizar el "diseño urbano" como un método de control (por ejemplo, la densidad y diversidad de usos suelen conducir a reducciones en los niveles de delincuencia), y
- aplicar estretagias de control realistas (adecuadas a los medios disponibles) y efectivas (que ataquen los problemas más importantes, caso de no contarse con medios para un "control absoluto", lo cual es la norma más que la excepción).
Vistas estas ideas, cabe preguntarse cual debe ser el papel de la administración pública. Estas serían algunas ideas esquemáticas que traducirían lo anterior a unas reglas de actuación:
- Evaluación y definición de las estrategias. Selección de objetivos, pocos pero específicos, concretos y evaluables. Desarrollar un "contrato-programa con la ciudad".
- Crear condiciones para que se genere la dinámica urbana deseada (lo cual seguramente, al menos en muchas de nuestars ciudades, se traduce en una simplificación y adaptación de la legislación).
- Liberación de información y contenidos y desarrollo de una e-administración realmente al servicio del ciudadano (con obligaciones estrictas y bien definidas y métodos de control efectivos).
- Provisión de servicios públicos, favoreciendo siempre que sea posible (y al ritmo que sea posible) una transición a modelos de gestión privados. No debería ser tan relevante la elección entre público y privado (en un caso se pagan como impuestos, en otros directamente) mientras se garantice que la población tenga acceso a los servicios de una forma eficaz y eficiente. En principio, podríamos considerarlos modelos equivalentes; pero las evidencias apuntan a que la gestión privada suele proporcionar mejores resultados.
Deliberadamente en ningún momento he hablado del tema que muchos considerarán básico en una ciudad: las grandes infraestructuras. Este tema enlaza directamente con los planes planes estratégicos. Este post de Alfredo Romeo (que también apareció como comentario a mi post ¿Necesitan las ciudades planes estratégicos?, que fue a su vez consecuencia de otro post de Alfredo) resume lo que para mi representa un planteamiento coherente y acertado:
Para mi la cuestión estriba en que esos planes estratégicos, envuelven precisamente toda esa serie de acciones que significan crear una red de infraestructura, que a medio plazo baja las barreras de entrada para hacer negocios en la ciudad y por ende, mejora la calidad de vida del conjunto de la población...
Para mi, un Plan Estratégico es simplemente una excusa para que el Ayuntamiento se comprometa a realizar una serie de acciones, que, por la idiosincracia de la sociedad española y de las propias ciudades, o las sacas para adelante con la administracion pública, o no hay nada que hacer. Así funciona nuestra sociedad. Para cambiarlo, si es que se cambia, pasarán al menos 20 años, para que el empuje de la sociedad civil educada en lo digital, traiga nuevas formas de hacer política, la política 2.0.
... Lo interesante que veo yo de un plan estratégico es que todas las acciones que se recogen ahí tiene una fecha límite para su ejecución. Son claras, diáfanas y datables. Todos los ciudadanos tendremos la posibilidad de analizar lo que se ve. Qué tanto por ciento se lleva completado del proyecto? Introducir criterios de gestión para las ciudades cuando llevan a cabo proyectos de este tipo.
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Con infraestructuras de este tipo garantizamos que los emprendedores digitales que quieran comenzar, puedan tener una serie de activos totalmente comoditizados, y puedan centrar para de su valor en otro tipo de cuestiones, como la atención al cliente y la personalización en el servicio, que será una de las claves de los próximos años.