Jonathan Zittrain, uno de los fundadores del Berkman Center for Internet & Society de la Harvard Law School, es uno de los principales analistas de los modelos de gobernanza de Internet y su influencia en la libertad individual y la privacidad de los ciudadanos. Recientemente se ha hecho cargo de la Chair of Internet Governance and Regulation en la Universidad de Oxford. Ethan Zuckerman ha resumido en Worldchanging la lección inaugural que Zittrain impartió en Oxford “The Future of the Internet… and How to Stop It” (webcast, Real Player). En realidad su presentación fue un resumen de su próximo libro sobre “the generative internet”, donde aborda la capacidad de creación e innovación que se genera a través de la colaboración abierta en la red y las barreras legales que pueden impedir estos desarrollos. En SSRN puede encontrarse un largo y muy interesante artículo de Zittrain obre el mismo tema.
Pero traigo aquí la conferencia de Zittrain no por su análisis de la regulación y la privacidad, si no por sus comentarios sobre el futuro de la universidad en Internet que resume así Ethan Zuckerman:
… the University, which JZ thinks is largely failing to use the net well. He offers an overview of truly regrettable university internet developments, including SAGrader, which automatically grades student essays, and the University of Texas lecture copyright policy, which appears to punish you should you have the temerity to learn from a lecture in the class.
The future of universities on the Internet has to be more than digitizing libraries and putting them online. It needs to involve creating new knowledge using the tools the Internet gives us. If you’re organizing a class, you are putting together an intellectual playlist, and this should be shared, remixed, and used to help match you to classes with similar interests. It’s crazy that students write essays to be read by one person, when they could become part of Wikipedia and evaluated by others.
This new vision for universities involved “inverting the pyramids” - rather than creating monuments to individual egos, we need start understanding what we can build as a group, understanding that there are bad people amongst us, inaccuracies generated, and still a great work achieved.
No propone nada complicado, sólo que las universidades (y sus profesores) apliquen los principios que se están convirtiendo en reglas de juego básicas en las redes sociales digitales y que incorporen el modelo open source como forma habitual de trabajo. Jonathan Zittrain y Ethan Zuckerman enlazan con el proyecto H2O Playlist desarrollado en Berkman Center for Internet & Society que es un muy buen ejemplo de esta filosofía:
H2O playlists are more than just a cool, sleek technology -- they represent a new way of thinking about education online. An H2O Playlist is a series of links to books, articles, and other materials that collectively explore an idea or set the stage for a course, discussion, or current event.
H2O Playlists make it easy to: transform traditional syllabi into interactive, global learning tools, share the reading lists of world-renowned scholars, organizations, and cultural leaders, let interested people subscribe to playlist updates and stay current on their fields, promote an exchange of ideas and expertise among professors, students, and researchers, communicate and aggregate knowledge -- online and offline.
De nuevo surgen las ideas de que necesitamos universidades adaptadas a la educación del siglo XXI, que el conocimiento está en las redes y que la clave del éxito es saber gestionar redes. Varios comentarios a estos posts que enlazo se preguntaban como provocar este proceso de adaptación a la nueva realidad, en particular de profesores “inmigrantes” desde un mundo analógico, cerrado y fuertemente jerarquizado. En Europa, y en España en particular, las iniciativas políticas pasan por grandes acuerdos y proyectos (como Bolonia) y los intentos de planificación estricta y detallada del proceso de cambio (mediante reglamentos, regulaciones y supuestos incentivos casi siempre perversos). El profesor de la Universidad de León Francisco Sosa Wagner ha publicado un artículo en ABC (¡Socorro! (A la Ministra de Universidades); vía Luis Rull) donde le pide a la nueva ministra española de educación que abandone la utopía reformista y haga la única política con cierta efectividad ante una “universidad gremial, lugareña y corporativa” (de la que ya hablaba en esta entrevista): no hacer nada; si no se está dispuesto a cambiar las raíces del problema la mejor opción es permitir que los profesores que lo deseen puedan tener la libertad de adaptarse a la nueva realidad:
No caiga en la majadería de tantos de sus predecesores de creer que tiene armas para reformar la Universidad. Esta -la tal Universidad- es una señora añosa, con canas hasta en los impresos, con la piel dura y rugosa, como un paquidermo de buena familia, que se halla atrincherada ahora además tras el mito de su autonomía y por ello se ha convertido en irreformable, indeformable e inalterable, mismamente como el «gore tex». Olvídese pues de ella, intervenga lo menos posible, limítese a crear el ambiente para que el profesor pueda leer, cuantos más libros, mejor; para que pueda viajar, es decir, para que pueda ventilar sus entendederas en Universidades y laboratorios o centros extranjeros de prestigio; para que pueda pensar y publicar libros originales, no refritos; en fin, para que pueda enseñar al que no sabe, es decir, al estamento discente que acude a las aulas.
Todo lo demás es enredo, papeles, formularios, viajes de acá para allá, reuniones sin sentido, vacuos comités y estériles subcomisiones, baratijas de buhonero. Si usted es ilustrada, y lo es como testimonia su obra escrita, no nos cuente cuentos sobre la excelencia con el sistema que tenemos de acceso del profesorado y de acceso y permanencia del alumnado. No nos cuente el cuento de grados, postgrados, másters y demás zarandajas. El crédito -incluido el crédito europeo- para los bancos y las cajas de ahorro que viven de ello.
A nosotros déjenos tan solo la libertad de palabra y jugar con ese gran juguete que es poder trenzarle las trenzas al pensamiento independiente.