¿Es posible desnudar el arte de sus motivaciones y contenidos y convertirlo en una máscara vacía?.
El ayuntamiento de mi ciudad se ha descolgado con una iniciativa que, primero, puede resultar curiosa o incluso “moderna”, pero que, en un segundo análisis, muestra de modo descarnado como los políticos entienden (y tratan de domesticar) “la cultura” y a la “juventud” (por que los políticos siguen creyendo que hay culturas para cada edad). Y todo esto a pesar de que este ayuntamiento es un "oásis" en su entorno inmediato, dado que es bastante activo en la promoción cultural y utiliza criterios cuando menos aceptables (suponiendo que sea aceptable la "norma española" de que la opinión política decida “las culturas” que deben ofertarse en una ciudad)
Yendo al grano, el ayuntamiento de A Coruña anuncia que Jóvenes artisitas locales y grafiteros profesionales pintarán 20 muros de la ciudad. Está todo perfectamente planificado:
La iniciativa será coordinada desde el área de Medio Ambiente que dirige Florencio Cardador. Los técnicos municipales serán los encargados de supervisar los proyectos y comprobar que se ajustan a las directrices del gobierno local.
Tras la selección previa de los candidatos, cada grafitero presentará un plan de trabajo y un boceto del dibujo a ejecutar. Los técnicos municipales concederán el visto bueno y el Ayuntamiento se hará cargo del suministro de materiales necesarios para su ejecución, desde las simples mascarillas de protección hasta las pinturas y sprays de colores. Los cinco primeros murales grafiteros ya se han terminado en el paseo marítimo …
Por supuesto, todo perfectamente ordenado, dirigido y subvencionado. Hasta los sprays y los protectores son proporcionados por el ayuntamiento. Especialmente importante el detalle de los protectores: la inspección laboral estará alerta.
Lo políticamente correcto nos invade y esta es una nueva modalidad: domesticar el activismo y la respuesta ciudadana incómoda para hacerla soportable (incluso simpática); no lo eliminemos para no ser tachados de intolerantes.
Os imagináis a Banksy contratado por un ayuntamiento para que, por supuesto a escondidas y con policias vigilantes que harían “la vista gorda”, “decore” algún monumento de la ciudad y provoque a sus ciudadanos. Habrá que ir pensando en añadir nuevos capítulos a la Historia del Grafitti.
NOTA: la imagen no tiene nada que ver ni con la iniciativa ni con la ciudad, pero es por salir un rato de la utopía. Seguro que ese graffiti no ganaría el concurso de Coruña.