Hace una semana Ciberpaís dedicaba un largo artículo a la explosión de Moodle en la educación española, Institutos y universidades apuestan por la plataforma libre de 'e-learning' Moodle:
Moodle es un entorno virtual de aprendizaje que está en boca de cada vez más profesores españoles. Un total de 1.300 institutos y universidades lo usan como complemento a sus clases presenciales. A escala mundial, cuenta con más de dos millones de usuarios. En tres años, esta plataforma de código abierto se ha puesto a la cabeza del mercado de aprendizaje a distancia, el e-learning.
Un australiano, Martin Dougiamas, iniciaba el proyecto Moodle en 1999. La primera versión salió en 2002 y empezó su crecimiento exponencial. Hoy va camino de convertirse en un estándar de plataforma educativa virtual, con usuarios tan prestigiosos como la británica Open University, con 180.000 estudiantes. Está presente en más de 146 países y se ha traducido a 70 idiomas.
¿Qué es Moodle?
Moodle is a course management system (CMS) - a free, Open Source software package designed using sound pedagogical principles, to help educators create effective online learning communities. You can download and use it on any computer you have handy (including webhosts), yet it can scale from a single-teacher site to a 50,000-student University.
Libre, abierto, gratuito. Me atrevo a especular que si fuese cerrado y de pago se hubiese extenido antes en nuestras instituciones académicas, demasiado recelosas de “lo gratuito” (el conpceto de abierto suele resultar irrelevante entre nuestros gestores).
Hoy Juan Pedro Quiñonero nos ofrece una genial disgresión sobre el poder del Moodle (Moodle y la historia de la filosofía), una herramienta poderosa en manos de quien la sepa y quiera utilizar:
¿Hubiese Sócrates utilizado Moodle..?
Platon, sin duda. San Pablo y los marxistas lo hubiesen convertido en temible instrumento de proselitismo. Nietzsche y los bakuninistas lo utilizarían como instrumento de agit-prop. El autor del Evangelio de Juan quizá se preguntase –como yo– si el Verbo puede encarnarse a través de semejantes artilugios. ¿Pueden “enseñarse” las dudas de Agustín y Pascal? Los epicúreos, alejandrinos, budistas y Spinoza quizá no tuviesen inconveniente en descubrir un juguete del Logos. Atormentado, Wittgenstein quizá se preguntase si es posible “enseñar” algo. Heidegger comenzaría preguntándose por el uso de los caracteres tipográficos imprescindibles para poder discutir con precisión la etimología griega de “sein”, “ser”. Etc.
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Tras la sofística, ¡que maravillosos instrumentos, si sirviesen para algo..!!