Fernando Flores, en su blog dedicado a la campaña por la presidencia del PPD chileno (Aquí está el futuro del PPD), lanza Una discusión País: ¿carreras universitarias? que en pocas palabras plantea el debate real, necesario y urgente que debe darse sobre la educación en el siglo XXI (y que parece que ningún otro político parece entender o atreverse a plantear):
Fuimos criados pensando en que entrar a un empleo era encontrar uno de por vida. Decir que uno estudió Ingeniería, por ejemplo, significaba que una vez que se conseguía el primer empleo se estaba seguro. Ese mundo se acabó. Hoy nadie puede garantizar un empleo de por vida. No en Chile. Ni siquiera los japoneses que hasta hace mucho tiempo estaban orgullosos de exhibir carreras de por vida y familias vinculadas a determinadas compañías. Sin embargo, en Chile todavía se usa el lenguaje engañoso de que las universidades ofrecen carreras, que uno "entra a carreras". Esta situación, más que un engaño de una universidad al estudiante, refleja toda una cultura que se engaña a sí misma. En el 80% o más de los casos, lo único que las universidades hacen es entregar un título, garantizando que la persona cumplió con los requisitos, la mayoría de los casos mal definidos. Por eso es posible decir que la estructura universitaria está basada en una estafa. Ofrece carreras, algo que no están en condiciones de garantizar.Por otro lado, pienso que la educación universitaria es útil, necesaria y hasta imprescindible, pero debe ofrecerse de otra forma, promoverse de manera que evite frustraciones y que prepare a las personas a ser emprendedoras de sus propias vidas en un mundo en permanente cambio. Este es un tema que me apasiona y que llevo tratando desde hace 15 años en Chile. Hemos desplegado programas de capacidad emprendedora que han llegado a más de 25.000 jóvenes a lo largo de todo el país. Me siento orgulloso de haber puesto esta conversación en el país, pero aun así mantengo una gran angustia con nuestra pobre educación. Para provocar el inicio de la discusión, les sugiero que lean El Espíritu Emprendedor y la Vida Wired: El Trabajo en el Ocaso de las Carreras, artículo que escribí con el profesor John Gray y que también se puede encontrar en internet desde aquí y que ya ha sido comentado ampliamente en el mundo. Espero el tuyo.
Los lectores españoles pueden cambiar Chile por España y leer un texto totalmente válido para su entorno más cercano. El artículo de Flores con John Gray es totalmente recomendable para profundizar en estas ideas. David de Ugarte (¿Educando para el siglo pasado?) se muestra entusiasmado por el papel y las propuestas de Fernando Flores en particular y de Chile en general. No puedo estar más de acuerdo con él:
A mi éste hombre y éste país, no pueden dejar de sorprenderme. Se trata de una rara combinación de valor e inteligencia a la hora de abrir debates para que se digan y reconozcan las cosas que nadie se atreve a decir desde el stablishment
…
Leedlo y comparad con los debates internos de los partidos españoles. Con las ponencias por aclamación, con las pugnas terminológicas sin sentido. Flores engrandece la política chilena y a su partido abriendo “debates país” de profundidad. Tiene -y aquí no pueden, sino que deben ustedes darse por aludidos, lectores españoles- una blogsfera que acompaña, alimenta y da dimensión a estos debates.
En Chile y en el entorno de Flores, lo que me fascina es la gente que cambia las cosas, que modifica la red social por su cuenta, que juega con ésto y aporta realmente al país. En España creo que en la red hay una especie de competitividad muy tonta y unas jerarquías bastante artificiosas.
El debate de Fernando Flores es necesario si queremos construir un país de emprendedores. El futuro está en juego para Chile o para España como países pero también para las universidades como referencias educativas. Si no aceptamos el reto, podemos acabar, como especula con un toque de tristeza Daniel Martí en ComuniSfera (Si la universidad se muere, ¿nos quedará Internet?). Se lamenta de lo mayores que están las universidades europeas que necesitan una reconversión urgente (que Bolonia no parece capaz de lograr) de la que quizás no salgan vivas. Siempre queda una alternativa, mala para los universitarios y para los nostálgicos, pero que no tiene por que serlo para la sociedad en general:
Malo sería que a la vuelta de los siglos nos tengan que desenterrar los antropólogos buscando cómo los antiguos intentaban reunir y coordinar los saberes, los valores sobre y con los que vivir en paz. No sería necesario si encontramos otras formas, quizá digitales, de acordar, de convenir, de respetarnos aprendiendo de los otros. Habría que ir pensando cómo queremos Internet y sus redes posteriores. Cómo hacerla cultural, comunicativa, etc.
Sólo por si la universidad se nos muere con tantas leyes directivas para su reanimación.
El futuro está en nuestras manos, si abandonamos discursos vacíos y políticamente correctos y abordamos los debates y los proyectos que realmente interesan. Algunos ya lo están entendiendo, como Eduardo Punset que identificaba las causas de la falta de emprendedores en España (ayer nos referimos a su post) y mostraba claramente lo que deben hacer las universidades y sus profesores al hacer un diagnóstico de los males actuales:
Una Universidad demasiado teórica, alejada de la práctica y poco multidisciplinar. Yo siempre pienso que enseñamos lo que sabe el profesor y no lo que realmente necesitan los alumnos para desarrollar sus cualidades innatas.