A veces los blogs llegan a sus potenciales lectores utilizando los mcanismos de comunicación más tradicionales. Eso me sucedió a mi hace unos días cuando me encontré en un tablón de anuncios de mi universidad el anuncio que podéis ver en la imagen. Suso Lista anunciaba su blog como un “espacio emocial e literario dun percebeiro do Roncudo” y nos retaba a atrevernos a visitarlo: “¡Mira e verás!”.
En su página personal se define como “percebeiro, actor y cronista de Corme”. Para los que no conzcan Corme, es una localidad costera con larga tradición mariñeira situada en el corazón de la Costa da Morte (con esta toponimia sobran las palabras sobre lo que significa vivir del mar en esa zona). O Roncudo es una zona de acantilados próxima a Corme donde se crían algunos de los mejores percebes gallegos y donde el riesgo para su captura alcanza cotas máximas. En el mismo sitio, Suso publica una serie de fotografías que definen mejor que cualquier texto la naturaleza de su primer trabajo, el de percebeiro:
Hay días en que mi mejillas se ruborizan porque no alcanzo a definir si mi profesión es un modo de ganarme la vida o, por el contrario, es una forma temeraria de jugar con la muerte.
Cada mañana, al despuntar el alba, llueva, granice o reine implacable el sol en el cielo, armado de mi ferrada y una pequeña bolsa de malla me dirijo por senderos abruptos hasta las piedras, a esas piedras agrietadas durante milenios por los golpes del mar, en cuyos surcos se esconden silentes los percebes.
Mi trabajo es danzar con las olas, hay días que me mecen con su monótono rumor, otras me escupen con sus rugidos hasta calarme los huesos, en ocasiones me agitan como si fuera un títere, pero siempre -hasta hoy- me han bendecido con sus frutos.
Puedo escribir cientos de libros con los miles de detalles que ornan mi trabajo, pero creo que me faltarían palabras para expresar con nitidez su crudeza, por ello y por respeto a la verdad prefiero mostrarles las imágenes de un lance en un día cualquiera.
Su blog combina literatura con política y no dejará indiferente a nadie, se esté o no de acuerdo, especialmente a aquellos conocedores de la “realidad gallega”.