[Ideas, en construcción, para las Jornadas eFindex. 1. Introducción; 2. Escenario actual y la emergencia política de los ciudadanos]
En el segundo post anunciaba la posibilidad de que los blogs, como elementos básicos de las nuevas redes sociales digitales, den acceso a los ciudadanos a una nueva forma de acción política que siga un modelo open source. Este nuevo escenario precisa, para convertirse en una realidad, de cambios culturales (como se debe entender la política) y estratégicos (como se pueden utilizar las redes digitales de un modo efectivo). Analizaré aquí en que debería consistir ese cambio cultural para que la blogosfera supusiese una cierta revolución política, mientras qne en el siguiente, y (casi) último, post de la serie comentaré algunos aspectos a considerar para definir una estretagia de activismo digital.
Los políticos profesionales y sus hooligans mediáticos y “civiles” suelen caracterizarse por posiciones ideológicas unidimensionales (y, en mi opinión, muchas veces incongruentes; por ejemplo cuando se comparan opiniones económicas y sociales) fruto de la inercia histórica. Se encuentran atrapados en una estructura de poder que, a cambio de permitirles mantener su status quo, les obliga al inmovilismo intelectual.
Por el contrario, los ciudadanos, como ya dijimos antes, presentan, tanto si los analizamos individualmente como agrupados profesional, intelectual, cultural o geográficamente (entre otras muchas posibilidades), opiniones políticas mucho más diversas y heterodoxas. En mi opinión este patrón no es consecuencia de una menor reflexión intelectual por parte de los “no profesionales”. Más bien es resultado de todo lo contrario. Los ciudadanos, liberados de los anclajes ideológicos a los que obligan las organizaciones partidarias, pueden interpretar la compeljidad de su mundo de una forma abierta y mucho más libre. Como consecuencia, necesariamente, las formas de entender y relacionarse con su entorno social y económico son diversas y ricas en matices. Esta diversidad debería ser el tesoro más preciado de un sistema democrático pues debería ser la materia prima de la que se nutran los debates y la toma de decisiones.
Por desgracia la partitocracia, exacerbada por sistermas políticos que priman el poder de las organizaciones en detrimento de la capacidad individual de los políticos, malgasta la diversidad intelectual y se condena a si misma (y a toda la sociedad) a un debate simple y escasamente creativo. Es lógico, ante este escenario, que los ciudadanos “abandonen la política” y dirijan su interés a otros ámbitos donde pueden participar de un modo más libre y contar con mayor influencia.
Es en este contexto donde los blogs pueden generar un cambio drástico constituyendo los canales de interacción social donde los ciudadanos 1) recuperen su libertad de debate y generación colectiva y colaborativa de ideas, y 2) puedan influir de un modo más decisivo sobre las actitudes de los políticos profesionales. Que puedan generar un cambio, no implica, ni mucho menos, que los blogs signifiquen necesariamente un cambio en positivo. Lo ha puesto de manifiesto Juan Varela en un comentario escrito a raíz de mi segundo post de esta serie (¿Nueva política o sólo más política?). Comparto las dudas de Juan Varela dado que, aunque existe una oportunidad de hacer las cosas de otra forma, el peligro de trivialización y uso propagandístico de los blogs y la participación ciudadana están cada vez más presentes.
En ese punto crítico es donde surgen mis dudas sobre la blogopolítica tal como está apareciendo y practicándose en España, donde las banderías y grupos organizados comienzan a ser una fuerza muy poderosa (difusora y contaminante) en la blogosfera y el ciberespacio…
Los políticos profesionales se han lanzado con gusto a una audiencia capaz de difundir sus propósitos sin coste, o a muy bajo coste, con estrategias muy agresivas que no erosionan a los oponentes al estilo de la propaganda negativa y que politizan a sectores de la sociedad hasta ahora alejados de la política…
Hay más ciudadanos que nunca en la Red hablando y discutiendo de política. La democratización ahí es indudable. También hay más políticos que nunca utilizando la herramienta y el espacio para ponerse en contacto con los electores. La cuestión es si la política en internet y la blogosfera puede aprovechar esa desafección y alejamiento de la política profesional y mayoritaria para crear una democracia más participativa y directa o la invasión de la propaganda viral y las banderías encuentran el terreno allanado…
Política de objetivos concretos y movilización al margen de partidos (caso Vivienda Digna). Organizaciones formales o informales transversales, donde la defensa y lucha por objetivos políticos, ciudadanos, sociales, etc. puede congregar y agrupar a ciudadanos de diferentes ideologías que se unen en la Red gracias a los instrumentos participativos y las redes sociales.
Esa es la nueva política ansiada por muchos. Menos ideologizada, más dialogante y capaz de unir sin marcar divisiones fratricidas entre ciudadanos. Una política en la que la blogodemocracia se parezca más a la discusión racional defendida por Dewey o Habermas que a la inundación de la propaganda en red.
El peligro está en los políticos que hablan pero no escuchan y en la politización extrema de ciudadanos atrapados en una conversación a veces más manipulada y partidista que la de la vida cotidiana.
En cualquier caso existe una oportunidad para una nueva política (llamémosla open source, 2.0 o de los ciudadanos) si se explotan inteligentemente las posibilidades que ofrecen las tecnologías de la comunicación para la construcción de redes sociales sobre las que se articule el activismo político de los ciudados. Para ello, los blogs pueden constituir las piezas elementales que configuren grupos y redes de todo tipo, ya sean estables o transitorios, que busquen fines específicos. ¿Cómo crear estas nuevas redes digitales?. En mi opinión (la mayor parte de) los agregadores de blogs políticos existentes en la actualidad no son la solución, dado que proporcionan escaso valor añadido a los ciudadanos. Estos agregadores se suelen definir de un modo cerrado y en función de posturas ideológicas, de nuevo, unidimensionales. Por el contrario, cada lector, usando sus herramientas personales para etiquetado, agregación de feeds, etc configuran de una forma fácil (coste de entrada muy bajo) y eficaz (beneficios esperados muy elevados) su propia blogosfera personal. Es difícil que una red pre-establecida genere en ellos mayor interés. Aunque desconozco si existen estadísticas públicas, tengo la impresión que las visitas a los agregadores políticos son inferiores a la suma de las que reciben los blogs individuales agregados. Este no es un problema específico de los agregadores de blogs políticos, es consecuencia de que en la era del DIY (do-it-yourself) mediante herramientas personalizables y de fácil uso es difícil que una propuesta genérica suscite más interés que las preferencias personales.
¿Están condenados entonces los blogs a la atomización y, en consecuencia, a la falta de la masa crítica necesaria para tener infleuncia política?. No. Los agregadores genéricos pueden funcionar como repositorios, como espacios de interacción que permanecen más o menos latentes o con un perfil bajo hasta que una determinada campaña o debate los hacen útiles. Al fin y al cabo su coste de creación y mantenimiento no es demasiado elevado. Pero, yendo un poco más allá, Internet y la blogosfera permiten en la actualidad configurar de forma rápida y dinámica redes ad hoc dedicadas a objetivos específicos. Los blogs y los agregadores estables son los elementos permanentes que configuran una blogosfera estable sobre la que, ante determinadas circunstancias, algunos enlaces pueden adquirir especial relevancia generando redes instrumentales y transitorias.
Los partidos ya actúan, en cierta forma, de esta manera dado que establecen entre ellos relaciones más o menos estables que, ante cualquier evento, son susceptibles de reforzarse o debilitarse dando lugar a configuraciones alternativas de los mapas políticos (los juegos de consensos y conflictos). Pero la dinámica de las “redes de partidos”, por su escaso número y menor diversidad ideológica, presentan un escaso recorrido pues las posibilidades de recombinación de ideas es muy inferior y los resultados son, forzosamente, limitados.
Por tanto las redes sociales organizadas alrededor de blogs y otras tecnologías constituyen micropoderes, lobbies, o redes informales de intereses comunes más o menos transitorios. Estas redes pueden permitir un debate abierto y mejor informado de modo que se acaben, por la propia dinámica de la red y sin necesidad de una autoridad central, tomando decisiones que definan posturas y estrategias políticas. Estas mismas redes pueden “ofrecer” a los políticos profesionales sus ideas y proyectos para su debate y/o aceptación.
Del mismo modo que es ampliamente aceptada la existencia de un “votante racional” (que adapta su voto a la oferta de los diferentes partidos y a sus circunstancias), las redes digitales podrían desembocar en la aparición de “ciudadanos racionales”. Mientras el votante es pasivo y se limita a elegir entre las ofertas existentes, el ciudadano es activo y colabora en la generación de propuestas concretas que ofrece los políticos para que las lleven a acabo. Al lado de los ejemplos negativos que presentaba Juan Varela (de usos propagandistas de los blogs), podríamos identificar aquí algunos casos que interpreto como tendencias positivas. El Manifiesto de Euston (comentado aquí y aquí) es un caso de postura transversal desde la izquierda. La reciente solicitud de Juventudes Liberales para contar con un espacio propio en la red de blogs de Red Progresista puede ser considerada como una iniciativa similar en dirección opuesta. No es mi intención debatir aquí la oportunidad e interés de ambas propuestas (ya ha habido suficiente, y apasionado, debate sobre estos temas en la red), sólo pretendo traerlas aquí como ejemplos de iniciativas ciudadanas (y escasasmente conectadas con los partidos políticos), basadas en el uso de los blogs, para generar debates multidimensionales que superen las posturas partidistas.
Pero podríamos sugerir muchos otros temas susceptibles de generar debates ciudadanos y dar lugar a cibertactivismo (nótese que en cualquiera de estos ejemplos pueden tomarse alternativamente posturas enfrentadas): energía nuclear, derechos de homosexuales, investigación biomédica, transgénicos, intervención militar en el exterior, propiedad intelectual, ... Traigo aquí estos ejemplos por que en todos ellos (y en muchos más) los partidos entran en contradicciones internas y sus posturas oficiales representan escasamente las opiniones de sus supuestos votantes. Todos estos problemas son oportunidades para otra forma de hacer política, que necesita una masa crítica de ciudadanos que actúen más allá de los límites partidistas y una estrategia eficaz (de la que hablaremos en el siguiente post).