Google es, muy probablemente, el invento más maravilloso de las últimas décadas (me atrevería a decir que, al menos, tanto como la creación de Internet). Ha cambiado nuestra forma de relacionarnos con el mundo de la información (o sea, nuestro mundo). Pero, permitidme la provocación, debemos alegrarnos por que el buscador de Google se está muriendo. No lo están matando “los europeos” con sus promesas de buscadores alternativos y bibliotecas digitales. Lo están matando los usuarios más innovadores y creativos (aquellos que ya se están dejando de llamar usuarios al tiempo que, imperceptiblemente, van abandonando su buscador de cabecera).
Google trabaja en la economía de la atención, proporciona algoritmos de agregación y filtrado que permiten al usuario extraer la información relevante de un universo de información que nos sobrepasa. El problema es que estos algoritmos basados en máquinas presentan limitaciones en su capacidad de adaptarse a las necesidades específicas de cada usuario. Google es 1.0 (lo mejor del 1.0, pero 1.0 al fin y al cabo). Se basa en la escasez de atención.
Ahora hagamos un poco de etnografía amateur. Observémonos a nosotros mismos utilizando Internet (que escribimos, comentamos y, al menos y sobre todo, leemos blogs y muy posiblemente usamos de alguna manera los sistemas RSS). Pensemos, por tanto, en un usuario activo (un creador amateur o profesional de la web 2.0). Estas nuevas herramientas, y sobre todo los nuevos usos, se basan en lo que Juan Urrutia ha llamado, paradójicamente, economía de la abundancia y que constituye una realidad emergente. Las nuevas herramientas nos permiten construir nuestro propio universo de información, comunicación y relación social. De este modo, poco a poco, muchos usuarios dejan de usar continua (casi compulsivamente) Google por sus propias características:
- demasiado genérico, estandarizado y automatizado
- no incluye la búsqueda cornológica por lo que no es útil para descubrir información nueva
- no proporciona un mecanismo útil y estimulante para descubrir buevas ideas e información (nuevos sitios)
Pero sobre todo, los nuevos usuarios abandona(rá)n Google por la ecolsión de nuevas herramientas para localizar y descubrir información y conocimiento (como Technorati, Pubsub o el propio Blogsearch de Google, los imperfectos pero útiles buscadores de blogs) y en favor de nuestros propios agregadores RSS personales (pero transferibles y transparentes, si así lo deseamos) y de los agregadores de otros usuarios y colectivos que conocemos y valoramos como útiles. Además, un agregador RSS nos permite no sólo actualizarnos sino también descubrir, de un modo natural, nuevos conceptos y otras fuentes sugeridos por las personas que valoramos y en las que confiamos. Estas nuevas herramientas nos permiten, de nuevo, asignar de un modo eficiente nuestro tiempo a pesar de la “sobreabundancia”de información, apoyándonos en la tecnología pero no dependiendo ciegamente de ella. El factor humano regresa y se coloca “sobre la tecnología”.
Las nuevas herramientas tienen con un coste de entrada mucho mayor (desde la configuración de la tecnología a la selección constante, un arte más que una técnica, de fuentes RSS), pero una vez invertido ese coste la diferencia con las herramientas genéricas es abismal y, difícilmente, el usuario de la nueva generación de herramientas seguirá usando las viejas de modo intenso y cotidiano.
¿Cuál es el futuro?. Que desaparezca por muerte natural el anciano buscador de Google no significa que Google desaparezca. Han dado sobradas muestras de innovación y creación de herramientas, pero parece que hasta el momento sólo su bucador genérico es realmente rentable. Netvibes Ecosystem podría ser un ejemplo de por donde podría ir el futuro. Agradezcamos a Google los servicios prestados (y los que seguirá prestando en las próximas décadas a la inmensa mayoría de usuarios 1.0) y saludemos a las nuevas herramientas, sean de Google o de alguién aún desconocido.