Los modelos económicos han sido criticados por la simplicidad conceptual con la que tratan el comportamiento humano que les hace fracasar cuando se aplican a situaciones reales de un mínimo de complejidad. Entre las razones de su excesiva simplicidad se encuentra la no inclusión de la dinámica de las redes sociales que soportan los sistemas económicos. La economía neo-clásica identifica a los individuos como agentes racionales y autónomos. Pero, en realidad, la racionalidad de una decisión dependerá de la información disponible y los individuos no cuentan con información perfecta o absoluta, dependen de las interacciones sociales que a su vez son dependientes de su posición y conectividad dentro de la red.
En los últimos años se ha demostrado que las redes sociales se configuran como scale-free networks (o redes con invarianza de escala, o libres de escala). Es este un modelo topológico particular, aunque presente en todo tipo de sistemas natuales y sociales, en el que el número de enlaces de cada nodo sigue una distribución potencial, de modo que la mayoría de nodos presentan un número bajo de enlaces pero una pequeña proporción de nodos están muy conectados. Estos nodos bien conectados presentan una enorme influencia sobre la dinámica de la red, permitiendo la transmisión rápida y distribuida de información dentro de la red y dando lugar a lo que se conoce como “small worlds”. En las redes con invarianza de escala los conceptos de centro y periferia aboslutos, o de jerarquización, desaparecen, la información fluye rápidamente (aunque sus rutas son difíciles de predecir) y, como caso extremo, se alcanza un modelo de red distribuida o plurarquía.
Paul Ormerod es un economista preocupado por los sistemas complejos que ha abordado la inclusión de la dinámica de las redes sociales en los modelos económicos. Acaba de publicar el artículo Hayek, “The Intellectuals and Socialism”, and weighted scale-free networks (acceso abierto) en Economic Affairs (volumen 26, 2006, pp.41–47). Su trabajo presenta los resultados de una serie de modelos simples de simulación del proceso de difusión de ideas en una red social libre de escala. Con esta herramienta trata de justificar analíticamente la hipótesis de Frederick Hayek (The Intellectuals and Socialism, University of Chicago Law Review, 1949; versión pdf) sobre las causas que explicarían la aparente paradoja de la popularidad del socialismo en las sociedades democráticas y capitalistas. Una paradoja muy notoria en la segunda mitad del siglo XX, pero que, en gran medida, permanece en las sociedades occidentales del siglo XXI, y que Hayek achacaba a la influencia de los intelectuales.
Hayek, in his 1949 essay 'The Intellectuals and Socialism', considered the question of how ideas of planning and socialism had come to a dominant position in the market-oriented economies of the West. He attributed this to the role of intellectuals. By the word 'intellectual' he did not mean an original thinker. Rather, for Hayek intellectuals were 'professional second-hand dealers in ideas', such as journalists, commentators, teachers, lecturers, artists or cartoonists.
The opening paragraph of the essay reads:
'In all democratic countries, a strong belief prevails that the influence of the intellectuals on politics is negligible. This is no doubt true of the power of intellectuals to make their peculiar opinions of the moment influence decisions, of the extent to which they can sway the popular vote on questions on which they differ from the current views of the masses. Yet over somewhat longer periods they have probably never exercised so great an influence as they do today in those countries. This power they wield by shaping public opinion.'
En realidad, Hayek intuyó el efecto de las redes sociales pero no contaba, en su tiempo, con el bagaje teórico para poder demostrar su hipótesis. Omerod empieza a trabajar en esa dirección construyendo modelos muy simples de redes sociales en los que cada individuo (agente) puede permanecer en uno de dos estados “intelectuales” posibles (conservador o libertario vs. progresista o socialista) y establece una serie de algoritmos por los que un agente puede cambiar de estado si recibe una mayoría de influencias de partidarios de otra opción ideológica. Las redes presentan invarianza de escala y cuentan, por tanto, con un pequeño porcentaje de nodos muy bien conectados. Los resultados muestran que, cuando una opción ideológica minoritaria en el conjunto de la red es defendida mayoritariamente por los nodos mejor conectados, esta idea puede extenderse rápidamente por la red y hacerse dominante. Estas son las conclusiones del estudio:
It has to be stressed that this model abstracts from reality. But this network model does illustrate Hayek's insight in realising the central importance of the opinion-forming elite on social and economic matters, rather than the population as a whole. It is clear from the simulations of the model that, if individuals do take more account of the views of well-connected individuals (i.e. of an intellectual elite) then those views, even if they start off as minority views in the population as a whole, can become majority views. Under certain plausible assumptions, conservative views held by the majority of the population can become views held only by a small minority of the population. Hayek was right to advise Antony Fisher to found a think tank (the IEA) that would influence intellectuals.
Es mucho más efectivo concentrar esfuerzos en influir en una “élite” (definida aquí como los individuos mejor conectados en una red libre de escala) que dispersarlos tratando de convencer al conjunto de la población de modo directo. Por supuesto, los resultados de Ormerod no explican por que fueron los intelectuales partidarios de las ideas socialistas las que adoptaron esta estrategia (y no los conservadores) ni por que la mayor parte de intelectuales occidentales en el siglo XX defendieron ideas socialistas. En cualquier caso, la hipótesis de Hayek y los modelos de Omerod muestrabn una interesante paradoja dado que fueron los intelectuales socialistas, en principio defensores de una democracia participativa, los que han utilizado una estratagia deliberativa basada en una élite intermedia situada entre los decisores y la población. Estos modelos de activismo han ido evolucionando a lo largo del tiempo de modo que en estos momentos las diferencias entre unos y otros intelectuales pueden haberse diluido o incluso invertido.
Si trasladamos estas hipótesis y evidencias a las redes sociales digitales surgen algunas preguntas sobre la eficacia de diferentes estrategias de activismo digital. Dada la importancia creciente de las redes digitales en nuestras sociedades, entender su dinámica, en particular si presenta características diferenciales respecto a las “redes analógicas”, es especialmente relevante. Dado que las redes digitales parecen presentar una topología libre de escala, importaría tanto la “cantidad” (el número de enlaces directos, por ejemplo de un blog) como la “calidad” de esos enlaces (influir sobre otros nodos influyentes). Por ejemplo, a pesar del ruido, endogamia y exageración con que se habla de la influencia de la blogosfera, este sigue siendo un fenómeno muy minoritario en cuanto a la cantidad de enlaces que genera en una red social. Pero, puede que sea muy relevante en cuanto a la”calidad” dado que los bloggers pueden ser nodos muy activos e influyentes que se relacionan con otros nodos influyentes (dentro y fuera de la blogsfera). Seguiremos hablando de estas ideas en próximos posts.