La interpretación y creación musical nos pueden dar muchas pistas sobre la organización de grupos que deben coordinarse y colaborar estrechamente mientras mantienen la creatividad individual. A raiz de un post sobre nuevos modelos de liderazgo, comenté como los productores de jazz suponen un ejemplo de esos “nuevos líderes” (El jazz, la gestión y los líderes: entre planificación e improvisación).
… En el jazz, como en las nuevas organizaciones, la creatividad se basa en la colaboración, en el aprendizaje sobre la marcha, en la improvisación. En estos casos el sistema es poco controlable y planificable. Pero en contra de lo que pudiese parecer, en el jazz los productores son un elemento clave actuando como líderes en lasombra. No planifican milimétricamente todo el proceso creativo como en otras músicas, pero seleccionan y enlazan las piezas necesarias, crean condiciones actuando como catalizadores. …
La música clásica nos proporciona otro ejemplo. En un reportaje y entrevista de Ignacio Vidal-Folch sobre “el maestro de la música antigüa” en El País, Jordi Savall comenta, desde su larga y diversa experiencia, cuales son las claves para la gestión y liderazgo de grupos de diferente tamaño. Los grupos grandes, como una orquesta sinfónica, precisan líderes fuertes pero que basen su autoridad en el reconocimiento:
"En una orquesta sinfónica hay una cabeza que dirige y que en un momento determinado ha de asumir la responsabilidad, y la asume por encima de la opinión de todos los demás. Claro que un director tampoco puede tomar decisiones en contra de la comunidad de la orquesta: ha de tomar esas decisiones y ha de tomarlas además de una forma convincente. La autoridad no es un atributo que se posee, sino que otros la conceden o se la reconocen a uno basándose en unos conocimientos, una visión, un talento y unas convicciones fundamentadas, que la orquesta asimila como propias y así es como da lo mejor de sí …
En contraste, en un grupo pequeño, como un grupo de cámara, no existen líderes como tales estableciéndose una coordinación entre iguales:
…En cambio, un grupo de cámara como el nuestro, en el que somos sólo cuatro o cinco personas, es una organización en la que el diálogo se establece a partes iguales".
"En un cuarteto de cuerda", añade Jordi Savall, "aunque siempre haya un instrumento que lleve la voz cantante, no puede haber nadie que mande. El primer violín tiene un protagonismo importante para desarrollar la melodía (más aguda), pero el violonchelo tiene también protagonismo para marcar y definir el ritmo (más grave), mientras que el segundo violín y la viola son responsables de las armonías y los contrapuntos que acaban de completar el conjunto: así que cada uno puede tener una función específica, sin que se pueda decir que ninguna sea más importante que la otra, ya que, además, estas diferentes funciones pueden ser perfectamente intercambiables (el violonchelo o la viola pueden interpretar un pasaje cantabile y los demás instrumentos asumir la función de acompañantes).