Las ciudades están llenas de señalizaciones en desuso que o bien ya no están vigentes (aunque la señal continúa allí por lo que es imposible saberlo) o bien no son respetadas por nadie y su incumplimiento es admitido (casi siempre) por la policía local. En estos casos, el ciudadano se enfrenta al dilema de “hacer el primo” respetando incluso señales que ya no están vigentes (y que nadie, excepto él mismo, parece respetar) o exponerse a descubrir su error por la vía de una multa.
En el caso de Coruña, en algunas zonas llenas de coches aparcados sería imposible estacionar si se respetasen todas las señalizaciones que ocupan las calles y que en algunos casos se encuentran ya casi ilegibles o muy deterioradas (pero en ninguna ley indica que el deterioro de una señal exisma de su respeto).
En el barrio del Agra del Orzán parece que alguien fue víctima de una ambigüedad de este tipo: una antigua rampa que en tiempos era el acceso a un paso de cebra. El paso se trasladó hace ya muchos años a unos metros de distancia, pero la rampa permaneció. Es habitual que los coches utilicen este tramo de calle para aparcar (nadie cruza ya por allí habiendo un semáforo, paso de cebra y rampa a unos pocos metros). Pero parece que la grúa decidió un día hacer una excepción y se llevó un coche. Su propietario ha decidido hacer público lo que considera un “atropello” con toda la fuerza que es capaz. El resultado se puede apreciar en las imágenes (fotos originales: 1, 2, 3 y 4).
Parece que ha decidido dejar de utilizar su coche y convertirlo en un anuncio público de la arbitrariedad policial. Cualquiera puede comprobar que el impacto local es grande por que todo el mundo se detiene a leer los textos. Una forma de “guerrilla urbana” en el más puro estilo de las recetas urbanas de Santiago Cirugeda.
Esta es la explicación del propio “denunciante” que todo el mundo puede leer: