Para completar la colección de ideas para el debate relacionadas con el evento blogAUT he preparado algunas reflexiones personales en borrador que sirvan de punto de partida. Las he organizado alrededor de tres cuestiones básicas: jerarquías, autoridad y academia.
1. Sobre la estructura de las redes sociales que surgen alrededor de blogs y wikis.
Una afirmación que se realiza en la presentación del evento, y con la que no estoy totalmente de acuerdo, me servirá para elaborar algunos argumentos: “La blogosfera es una comunidad invisible y jerárquica, mientras que la wikisfera es horizontal y formada por gentes registradas”.
1.1. Jerarquías:
Tomemos a la Wikipedia como el ejemplo canónico de la “wikisfera” (aunque los wikis son herramientas sumamente flexibles, como los blogs, y permiten usos diversos que no se pueden resumir en un único modelo). La Wikipedia presenta una jerarquía, aunque sea sumamente plana (básicamente compuesta por una “capa” de bibliotecarios que se sitúa sobre la “capa” de contribuidores normales). Pero aún más importante es que esta jerarquía, a modo de burocracia, está predefinida en el exterior de la comunidad de contribuidores o wikipedistas. Aunque estos pueden influir progresivamente en estas reglas de funcionamiento, esto sólo sucede al aceptar un modelo organizativo en el que se debe alcanzar cierta autoridad (reconocida por consenso) para cambiar las normas. La Wikipedia responde por tanto al modelo del “dictador benevolente” que caracteriza buena parte de proyectos de software libre. Tal como en el caso del software, este modelo organizativo ha resultado existoso en numerosas ocasiones, la Wikipedia se ha convertido en una herramienta útil (que compite de igual a igual con modelos cerrados) pero que genera escasez artificial, necesaria si se quiere proporcionar al usuario un conocimiento ya estructurado y con un filtro de autoridad externo.
Por el contrario la blogosfera no cuenta con una autoridad externa o predefinida que determine su estructura social. Cada blog cuenta con las mismas oportunidades de comunicación e influencia sobre el resto de la comunidad. Por supuesto, igualdad de oportunidades no significa igualdad efectiva. La blogosfera, tal como atestigua Technorati, sigue un modelo de “larga cola” donde unos pocos blogs cuentan con una enorme influencia mientras que la inmensa mayoría son enlazados (y muy probablemente leídos) por unos pocos usuarios, en el mejor de los casos. Este modelo que se aplica a “la blogosfera” como una única entidad, podría aplicarse muy probablemente a las innumerables blogosferas organizadas alrededor de comunidades de interés de todo tipo. Por tanto, en este sentido, las blogosferas tendrían una estructura jerarquica a posteriori, resultado de la decisión libre de los participantes. Sería una propiedad emergente del sistema, no predefinida a priori o en el “exterior”.
1.2. Identidad:
Antes de comentar la cuestión de la identidad en blogs y wikis, debemos plantear una cuestión previa. En mi opinión es necesario superar el concepto simplista de “identidad falsa”, anonimato o engaño en Internet. Se suelen utilizar estas denominaciones para identificar a aquellos usuarios que no descubren su identidad física. Pero, muchos de estos usuarios si mantienen una identidad virtual bien definida y coherente. Por tanto, podríamos identificar tres tipos de usuarios en función de como explicitan y relacionan sus identidades virtuales y reales: 1) aquellos que integran ambas y contruyen una identidad común pero dual; 2) aquellos que mantienen una doble identidad pero que no hacen pública la conexión entre ambas (incluso pueden existir individuos que mantengan múltiples identidades virtuales); y 3) anónimos virtuales que no explicitan su identidad en Internet a pesar de participar activamente en las redes digitales. Sólo en algunos casos, los individuos que utilicen las dos últimas estrategias construirán identidades virtuales falsas. Por otra parte, es dicutible si los individuos que disocian ambas identidades pero son coherentes en cada una de ellas se deberían considerar anónimos.
La Wikipedia no sólo está configurada por “gentes registradas” y, en cualquier caso, nada impide a un usuario contribuir con una identidad disociada y diseñada específicamente para ese fin. Pero más importante es que, salvo los bibliotecarios, la identidad de los contribuidores permanece oculta en la práctica para los usuarios. La identidad de los autores de las entradas no es de interés, lo cual dismuinuye su responsabilidad, o al menos su percepción de la responsabilidad de sus contribuciones. En el caso de los blogs, la identidad es fundamental (aún en los casos en que no existe conexión reconocida con una persona física), y la responsabilidad sobre lo publicado se convierte en un elemento determinante en el comportamiento del blogger (bien sea como autocensura para evitar críticas o conflictos o como provocación deliberada).
De este modo, jerarquía e identidad dan lugar a una Wikipedia que se constituye como una entidad única y coherente fruto de un trabajo colectivo, mientras que las blogosferas se convierten en redes abiertas y heterogéneas constituídas por individuos que, con su trabajo, buscan mantener e incluso reforzar, su propia identidad. Tanto en el caso de la Wikipedia como de los proyectos de software libre, se deben tomar decisiones y estas derivan de un proceso democrático híbrido que combina la democracia representativa y la deliberación colectiva. En la blogosfera, las decisiones no son imprescindibles (o incluso necesarias) y pierde fuerza el hecho colectivo para ganar protagonismo lo individual. Mientras sólo disponemos (queremos?) de una Wikipedia, las blogosferas se multiplican y diversifican incesantemente.
2. Autoridad en la Internet social y calidad del conocimiento
Para mi los principales cambios que originan los blogs y, en menor medida, los wikis son 1) el modo en que se construye la autoridad (tal como proponen otros participantes), y 2) la “utilidad” o necesidad de esa autoridad (como discutimos en el párrafo anterior).
La Internet social, el conjunto de modos de comunicación y colaboración que constituyen la web 2.0, supone en cierto modo la desaparición de los intermediarios del conocimiento. Medios de comunicación, editores, autoridades académicas y políticas, marcas, etc constituyen intermediarios necesarios en el mundo analógico para la construcción y comunicación de nuevo conocimiento. Estos intermediarios alcanzan ese papel, construyen su autoridad, por diversos mecanismos, algunos relacionados, pero otros no, con la calidad de sus aportaciones.
En el mundo digital, con el surgimiento de blogs y wikis, desaparece la necesidad de esos intermediarios tradicionales. Como consecuencia los “mercados del conocimiento” se reconfiguran, se transforman en nuevos “mercados” mucho más grandes y sometidos a otras reglas de funcionamiento. Entre otros fenómenos, en la blogosfera surge la “larga cola”, y, al aumentar el tamaño de la comunidad de creadores de conocimiento muy posiblemente aumente la calidad de ese conocimiento, pero también las dificultades para su descubrimiento. Estas dificultades son las que determinarían la necesidad de una autoridad. Pero esta autoridad, al igual que en el caso de la jerarquía, no es impuesta externamente ni es definidida de un modo unidimensional. Cada usuario tiene la capacidad de seleccionar sus propios criterios, más o menos arbitrarios, para otorgar la autoridad a sus fuentes.
Que desaparezca la necesidad de intemediarios no significa que en la práctica desparezcan esos intemediarios. Primero, este es un proceso aún incipiente en el que, en estos momentos, conviven mezclados ambos mundos con modelos diferentes de construcción de autoridad. Y segundo, y mucho más relevante, la explosión de información y conocimiento que acompaña a Internet exige un esfuerzo muy superior del usuario que debe enfrentarse a volúmenes de información mucho mayores y debe construir nuevos filtros que le permitan identificar el conocimiento que le interesa o en el que puede confiar. Antes, al no existir esta posibilidad, ese trabajo lo realizaban los intermediarios y nuestra única opción era confiar ciegamente en sus criterios. Por ejemplo, cuando los periódicos eran la única fuente, la información periodística podía ser de una calidad equivalente a la actual, pero esta calidad no se solía cuestionar pues no contábamos con alternativa. Hoy en día, los medios tradicionales compiten con otras formas de información y, como consecuencia, son mucho más cuestionados.
Pero siempre existirá una parte de los usuarios que prefieran utilizar a los intemediarios tradicionales o a otros nuevos (por ejemplo agregadores de blogs o la misma Wikipedia) como alternativa al trabajo individual de búsqueda, evaluación y filtrado de la información y de creación de conocimiento. La falta de interés o de tiempo pueden ser razones muy comunes para optar por esta vía. Pensemos que la libertad que otorga la Internet social tiene como contrapartida una mayor exigencia para el usuario y una mayor relevancia de su responsabilidad individual.
Desde mi punto de vista, una de las preguntas más relevantes para la que a día de hoy aún no existe respuesta es ¿hasta que punto la exuberancia de información no llevará a la mayor parte de los usuarios a buscar autoridad en nuevos intermediarios construidos a imagen de los tradicionales?. Dicho de otro modo, por ejemplo, ¿acabarán los medios de comunicación digitales jugando el mismo papel que los medios “tradicionales” (periódicos o televisión) como único modo de afrontar la complejidad del nuevo ecosistema informativo?.
3. El caso de los blogs académicos
Si analizamos el grado de penetración de los blogs en diferentes organizaciones como medios de comunicación, empresas, política o academia, nos encontraremos que es el mundo académico, la educación y la investigación, donde la entrada de los blogs y el resto de la web 2.0 es menor cuantitativa y cualitativamente. Por ejemplo, la influencia de Internet en las comunidades científicas se centra por el momento en el open access, cuestión que ha suscitado numerosos debates e iniciativas (centradas más en la gratuidad que en aspectos de más calado como el derecho de acceso a datos y conocimiento). Mucho menos interés existe por otros cambios mucho más profundos que la web 2.0 puede facilitar como la naturaleza del peer review (de un sistema pre-publicación a otro post-publicación; de un sistema basado en la autoridad predefinida de unos pocos a otro basado en grandes comunidades de evaluadores con sistemas internos y dinámicos de reputación), los modelos de colaboración, la propiedad intelectual, etc. A modo de ejemplo, a pesar de los esfuerzos de una de las revistas científicas de mayor prestigio internacional, Nature, en una reciente conferencia Timo Hannay, director de Web Publishing de esta revista, pone de manifiesto la falta de interés de la comunidad científica:
Nature ran an open peer review trial June-Sept. this year. …During the trial, authors could agree to have the paper posted for public review, with the editors still making the decisions. The results aren't fully in because some of the papers are still in process. But Timo says that 73 papers went through, which is about 5-10% of papers submitted, across a broad range of subject areas. There were only 99 comments. About half didn't get any comments at all. As far as Timo knows, none of the public comments influenced editors' decisions.
Existe un desinterés generalizado en “la academia” por los nuevos modelos de creación de conocimiento. Puede sorprender esto, pero no debería hacerlo si conocemos con cierta profundidad la estructura y motivaciones de las comunidades científicas. Existen dos razones básicas para que los científicos desconfien, desconozcan o desprecien a blogs y wikis: 1) son un sector especialmente conservador dentro de nuestra sociedad, puede que no tanto en su vertiente política tradicional, pero si en su forma de organizarse y relacionarse con la sociedad; y 2) Internet, y especialmente la web 2.0, supone un desafío al status quo de la comunidad científica dentro de la sociedad. La imagen de la “torre de marfil” sigue siendo, en buena medida, válida para describir el funcionamiento de la academia. Tradicionalmente los científicos salían de esta “torre” con ánimo divulgador y con una actitud condescendiente y paternalista hacia sus interlocutores externos. La divulgación científica ha consistido en su mayor parte en la reducción del nivel del discurso, para hacerlo accesible al profano, y en “dictar cátedra”, sin entrar en debate con aquellos no legitimado por la propia academia. La divulgación puede ser popular como entretenimiento intelectual pero tiene un escaso impacto, por si misma, en los debates públicos.
Fruto de este modelo de acción del mundo académico, podríamos decir que en el siglo XXI “la academia está muerta”. La comunidad científica ha negociado mal la transición a la globalización posmoderna. Esto no quiere decir que deba aceptar los postulados posmodernos para seguir siendo vigente (perdiendo de este modo buena parte de su autorreconocida objetividad), pero si que debería saber relacionarse inteligentemente con los nuevos actores, utilizar nuevos lenguajes y desarrollar nuevas formas de “acción académica” en la sociedad, la economía y la política. Medios, empresas y políticos, por el contrario, han asumido mucho más rápidamente el nuevo mundo y han empezado, en ocasiones de un modo traumático y forzado, a cambiar su discurso y sus estrategias y a aceptar su cambio de papel. Mientras en un mundo jerárquico se puede prentender el control absoluto, en un mundo en red, distribuido, el control absoluto es imposible y el objetivo debe ser la transformación en un nodo influyente. La academia, como tal, ha rechazado esta transición y se enfrenta a su propia desaparición tal como la conocemos para reconvertirse en el futuro en un nuevo modelo organizativo.
Por supuesto, al igual que la “blogosfera” única no existe como tal, existen numerosas “academias”. Algunas de ellas se apartan del comportamiento general descrito más arriba y están negociando su nuevo papel social y político con bastantes perspectivas de éxito, como por ejemplo una parte de los científicos sociales norteamericanos o, últimamente, la comunidad científica preocupada por el cambio climático.