Las empresas son las organizaciones que, a priori, podrían ser gobernadas más fácilmente con las herramientas del “poder duro” (basado en reglas e incentivos). Aún así, el paradigma de la empresa 2.0 está irrumpiendo con fuerza, aunque de forma aún limitada. Esta transición demuestra que incluso en el mundo de la empresa, el poder duro muestra evidentes limitaciones, de modo que las estrategias de gobierno basadas en el “poder blando” (la creación de contextos y el empoderamiento de los trabajadores o de los usuarios) pueden aportar mayor valor añadido. Hasta el momento, la implementación del poder blando en el gobierno corporativo se veía limitada, entre otros factores, por los costes asociados. Pero la irrupción de Internet y, especialmente, la web 2.0 ha cambiado radialmente la situación, perimitiendo el nacimiento de las empresas 2.0 (o su reconversión a partir de sus versiones 1.0), que presentan una mayor diversidad de modelos de gobierno combinando elementos “duros” y “blandos”.
Si este proceso es una tendencia importante en el caso de las empresas, es previsible que se extienda a otro tipo de organizaciones donde el poder duro es mucho más limitado en su alcance y el poder blando aparece como la forma básica y necesaria de un gobierno difuso pero extenso. De hecho las comunidades de interés, y en particular aquellas organizadas alrededor de proyectos de software libre, llevan ya mucho tiempo inventando nuevos modelos de gobernanza. Pero otras organizaciones más tradicionales, con mayores inercias y más reacias al cambio, dependen en realidad de los mecanismos del poder blando y podrían utilizar el paradigma de la empresa 2.0 como modelo. En este grupo podríamos incluir a las universidades, las adminitraciones públicas o las ciudades (en este caso como organizaciones con límites difusos tanto en su límites geográficos como sociales). Por esta razón, entender los factores que determinan el éxito de la empresa 2.0 puede ser una oportunidad única para aquellos interesados en el cambio de otras organizaciones.
Julen Iturbe ha realizado una excelente recopilación de la breve historia y una sinopsis del concepto de empresa 2.0 (disponible también en su web), que podría ser una guía básica para aquellos gestores urbanos (o universitarios) que apuesten por estrategias 2.0. Julen identifica tres conceptos de la web 2.0 que se revelan como claves para la definición de la empresa 2.0:
- las personas son protagonistas,
- Internet es la plataforma, y
- la búsqueda de la información es más relevante que su organización
Estas características propician el nacimiento de un modelo 2.0 de empresa y de gestión empresarial siempre que existan una serie de condiciones necesarias o mínimas:
- Existencia de modelos participativos, que significan el necesario abandono de los modelos proteccionistas del conocimiento.
- Una tecnología amigable y simple que permita que todas las personas, (casi) independientemente de su capacitación y posición en las antiguas jerarquías, puedan contribuir con su conocimiento (se pueda hacer explícito el conocimiento tácito que todos poseemos).
- Dado que en las empresas del conocimiento el principal valor son las personas (el “lugar donde” se crea el conocimiento), se necesita un marco de relaciones dignas entre personas y empresas de modo que se creen las condiciones adecuadas para que se genere una construcción social, participativa, del conocimiento.
En este escenario, la empresa 2.0 aparece de modo gradual en función de dos factores clave:
1. Tecnología (web 2.0) que facilita la participación y la generación social de conocimiento. La utilidad de estas tecnologías dependerá (como se resume en el diagrama de Julen Iturbe) de la destreza tencológica de las personas y de la cultura de colaboración que exista dentro de la empresa.
2. El paradigma de la innovación abierta (propuesto por Charles Leadbeater en Two faces of open innovation) que a su vez presenta dos modelos: crowdsourcing (que busca la reducción de costes y la aceleración de la innovación, sin alterar el modelo de negocio propio de una organización “cerrada”) y el crowdcreating (que busca el aumento de la creatividad transformando la empresa en una plataforma o “kernel” abierto).
De este modo existe un contínuo de empresas 2.0 que van desde el modelo cerrado con colaboración interna al crowdcreating pasando por el crowdsourcing. Cada modelo de innovación y producción tiene necesariamente asociado un modelo de gobernanza carcaterizado por la combinación de poderes duro y blando.
Del mismo modo, las organizaciones más abiertas, como las ciudades, pueden responder a estos modelos. Paradójicamente, a pesar de la importancia del poder blando en este tipo de organizaciones, muchos gobernantes y gestores han aplicado sistemas de gobierno “cerrado”. Una vez que surge la web 2.0 como una tecnología social, parece que el modelo de plataforma abierta sería especialmente apropiado para empoderar a las redes sociales y dinamizar la creatividad y la innovación urbana.