Los políticos y grupos de poder locales suelen, cada vez más, buscar ideas y/o imagen en gurús urbanos que aunan prestigio en su ámbito de trabajo, un fuerte carisma e imagen pública (garantía de visibilidad en los medios), y un cierto exotismo (desde una visión localista) que les ayuda a concitar mayor atención con sus proyectos o ideas.
Pero existen muchos tipos de gurús y metodologías radicalmente diferentes. Unos se dedican a crear contenidos diseñando y construyendo la ciudad tangible; otros pretenden crear contextos diseñando la ciudad intangible. Existen quienes preteden definir exhaustivamente las rutas por las que las ciudades se deben convertir en dinámicas, innovadoras o creativas (planificando, al tiempo, la futura vida de los ciudadanos); pero también existen otros que “sólo” pretenden abrir posibilidades, rutas alternativas e imprevisibles que deben construir activamente los ciudadanos. Posiblemente, no existan gurús que respondan totalmente a una u otra tipología, aunque algunos se aproximen bastante. Dos ejemplos nos presentan algunos de estos casos extremos:
1. Jean Nouvel ha proyectado un nuevo barrio en las afueras de Toledo y anuncia en El País la buena nueva: ”Toledo será una utopía de la modernidad”. Su declaración de intenciones sobre como entiende las ciudades sorprende si tenemos en cuenta que poco antes el propio periodísta explica el escaso tiempo que puede dedicar a visitar cada uno de sus proyectos y que el propio arquitecto explica a continuación que, en realidad, su “única” intervención en la ciudad la realiza por la vía de la construcción:
Habitar es más que vivir en un apartamento. Una casa no está sólo entre sus paredes. El barrio afecta a la vida de la gente tanto como la propia vivienda. Y más allá del barrio, sus conexiones con el resto de la ciudad, también. En ese marco, un arquitecto puede y debe hacer de todo. Todas las ciudades tienen aspectos desastrosos.
Este nuevo barrio toledano responde a un modelo vertical y compacto y, parece que deliberadamente, aislado del resto de la ciudad:
P. ¿Eso ha tratado de hacer en los 2.000 apartamentos que construirá en Toledo?
R. Hemos diseñado el urbanismo y construiremos la mitad de esas viviendas. Como la uniformidad mata, el resto lo harán los arquitectos españoles que ganen los concursos. El proyecto parte de una estrategia: cómo vivir en el campo de forma urbana.
P. ¿Levantarán un rascacielos en medio del campo?
R. Un barrio con bloques de 50 metros de altura. Cada uno con su carácter. La idea puede parecer nueva, pero en realidad es lo que nunca le dejaron hacer a Le Corbusier: condensar edificación para liberar terreno, estrategia que ahorra espacio y dinero. A él le construyeron los edificios sin rodearlos del paisaje que necesitaban.
P. ¿El crecimiento suburbano de adosados es agua pasada?
R. La invasión de las casitas destroza el campo. Ante eso hemos propuesto explotar las dos vertientes: el bloque urbano y el entorno natural. El edificio será la ciudad, y el resto, el paisaje, quedará intacto. Levantaremos bloques en torno a una plaza pública con comercios. Habrá zonas deportivas y todo estará rodeado de olivos. No sé si será el paraíso, pero no será un gueto. Si la vivienda social está en un gueto, deja de ser social. Este proyecto es una oportunidad para construir una utopía de la modernidad. Vivir al borde puede ser hoy la ventaja: el horizonte abierto, los meandros del río, el perfil de Toledo como panorama y un tranvía. La idea es que los habitantes se sientan como en un barco en medio del mar, sólo que en medio del campo.
Curioso, por que un barco anclado indefinidamente en medio del mar podría ser la mejor definición de un gueto. Lo paradójico de este proyecto es que da mayor importancia al exterior que al interior; sus beneficios desaparecerían, siguiendo las propias palabras de Nouvel, si el entorno se modifica (por ejemplo, se construye) en el futuro. Después de la reciente experiencia bilbaína con Calatrava y “su puente”, las autoridades toledanas deberían aclarar si Nouvel va a contar con derechos de propiedad intelectual sobre el paisaje del campo que rodee a “su” barrio. Como dice La gatera de Beguemot de este mismo proyecto “desde un tablero de dibujo, afirma satisfecho que el infierno son los demás, que no construyen y mantienen lo que perfecto nació de su cabeza como Atenea, …“.
2. Charles Landry, el gurú de la práctica de las ciudades creativas (podríamos dejar el título de gurú de la teoría para Richard Florida), y su consultora Comedia están aplicando en la aislada y un tanto aburrida Perth (situada a su vez en la remota Australia occidental) su método de diagnóstico y de desarollo de propuestas de dinamización urbana y revitalización cultural (que se puede comprender en profundidad con su reciente libro The Art of City Making). Perth no es una ciudad en crisis, pero diferentes agentes locales están preocupados por su escasa vida urbana y capacidad creativa que podría comprometer su futuro.
Los métodos de Landry podrían considerarse una forma de etnografía aplicada con una aproximación basada en el paradgima act globally, think locally: identificar los recursos y capacidades locales y movilizarlos para situarlos en las redes globales culturales y económicas. En la prensa local australiana han recogido el trabajo de Landry, Shaking up Dullsville (vía Brand Avenue). Es muy relevante que, una vez “diagnosticada” la ciudad, se encuentra con que la principal barrera al cambio son las propias autoridades locales, las mismas que lo han contratado o que al menos han rentabilizado su presencia mediante apariciones públicas:
And it was not enough to turn to conventional fields such as architecture, engineering and land-use planning alone to fix a city. "There is no simplistic, 10-point plan, but strong principles can help send good city making on its way," he says.
Culture is a central part of the tool kit of urban regeneration, he says, but cultural institutions and individuals need to stand up and be counted. So when he's invited to a city, Landry walks and drives until he's understood the social and physical fabric, takes hundreds of photographs, seeks out every age group, and accepts every invitation for coffee or dinner, until he's exhausted and often hoarse. Then he tries to orchestrate the energy of those individuals and institutions towards action.
All good in theory, but what if a city says no? No access, no entry, no parking, no pedestrians: Landry's first impression of Perth was of the plethora of signs prohibiting almost every conceivable street activity. It mirrored a mind-set of "huge inertia, a culture of fear and risk aversion" among Perth's bureaucratic leaders, says Landry, who found himself puzzled and frustrated that one of Australia's wealthiest cities said no with such frequency.
En el caso de Perth parece que un problema fundamental es el exceso de regulaciones que dificultan actividades que pueden generar vida en las calles de la ciudad. Landry no explica como debe generarse esa actividad, sólo las causas que lo impiden. Un fuerte contraste con la visión de Nouvel para Toledo.
Muchos dirán que tanto Nouvel como Landry son necesarios. De hecho, en España, ciudades como Bilbao o Barcelona han combinado el trabajo intangible de Landry con las obras de diferentes arquitectos estrella. El peligro es que ciudades más pequeñas, como Toledo, pretendan replicar sólo una parte del modelo y se equivoquen de parte. Aquellos que acaben viviendo la utopía del barco urbano anclado en el océano del campo castellano nos darán la respuesta … si alguien considera en algún momento que debe escucharlos.