Muy cerca de la ciudad de A Coruña, casi atrapada ya por el crecimiento urbano, se encuentra Pastoriza, un pueblo convertido en barrio del ayuntamiento de Arteixo. Esta tierra de nadie entre fronteras locales se ha convertido en el escenario de un desarrollo caótico de áreas residenciales y zonas industriales en una matriz de eucaliptales y zonas agrícolas testigos de una penosa subsistencia o ya abandonados.
El Parque Forestal Monticaño (algunas fotografías aquí) es una isla, conservada por su uso militar, en esta zona devastada por un determinado modelo de desarrollo resultado de las sinergias perversas de ciudadanos y políticos en la Galicia de las últimas décadas del siglo XX (y, tristemente, de la primera del XXI). Esta isla cuenta con un escaso valor natural, pero permite al menos disfrutar de espacios abiertos en una zona suburbana. Pero su mayor valor puede ser el de consitutir una atalaya que “obliga” a su visitante a contemplar tres tipos de espectáculos paisajísticos que se hibridan de un modo extraño. Este paisaje real y cotidiano podría constituir un excelente escenario de ciencia ficción (de la mejor ciencia ficción, aquella que se ocupa del presente): a un lado el océano con una antesala de laderas que combinan eucaliptales y prados; al otro la ciudad precedida por las enormes chimeneas del complejo industrial de una refinería. Entre ambos un monumento al sinsentido. Un enorme edificio a medio construir (o a medio derruir), cerca de todo visualmente y lejos de todo físicamente. Destinado a acoger a gentes en medio de la nada, sin conexiones ni servicios, que se ha convertido en testigo de una forma de hacer política local y de entender el paisaje urbano.
A muchos les preocupa la estética del feísmo, aunque no tanto sus causas sociales (y prefieren no pensar en las responsabilidades asociadas). Deberían reconsiderar su posición y saber “disfrutar” de estos nuevos paisajes apocalípticos, casi post-bélicos, sin tener que sufrir la apocalipsis bélica previa que parecerían atestiguar. ¿Quién necesita otra Cidade da Cultura cuando disponemos ya de escenarios para un Nollywood galaico?.