Una vez pasadas las elecciones municipales, convendría relajarse ante la perspectiva de estos nuevos cuatro años de gobiernos municipales. Esta fotografía tomada hace unos días al Palacio de María Pita, donde se ubica el ayuntamiento de A Coruña, ilustra lo que muy probablemente nos espera. El Palacio, en obras, aparece cubierto parcialmente por un telón que imita su fachada original. Nos esperan otros cuatro años de política de cartón piedra donde la realidad y el simulacro se confunden. Los ciudadanos esperamos que los políticos descubran el sustrato (“la piedra”) de los problemas reales, pero casi siempre nos mostrarán un simple “cartón” que recubre y oculta esos problemas.
El último mes, en mi ciudad en general y en mi barrio en particular, hemos sufrido / disfrutado de una intensidad inusitada de obras públicas (aceras, asfaltado de calles, instalación de vallas que anuncian obras prometidas hace años, …). Por contra, los años previos lo incomprensible era la falta de actividad e, incluso, de ideas. Por desgracia, buena parte de la acción política se reduce a tres años y diez meses de reparto de subvenciones y levantamiento de fachadas de carton piedra y dos meses de construcción y reparación frenética de infraestructuras (el único problema que identifica una visión miope).
Puestos en esta situación, ¿no sería mejor reducir los gobiernos locales a dos meses y cerrar los consistorios los tres años y diez meses restantes?. De este modo, los ciudadanos obtendríamos casi los mismos resultados y nos ahorraríamos los usos perversos de los subvenciones y el mantenimiento de una clase dirigente un tanto inútil durante casi cuatro años. Mientras, los políticos podrían dedicar esos largos meses a preparar, aún mejor, esos dos meses de increíble actividad.