Hasta los más devotos de la religión 2.0 estarán (estaremos?) de acuerdo en que se abusa del término web 2.0 y de todos sus derivados, virtuales y físicos. Parece que la coletilla 2.0 se ha convertido en “cool” y “mainstream”. Ahora empiezan a aparecer los productos, servicios y consumidores 2.0 que ya no tienen nada que ver con la “filosofía 2.0”, sea esta cual sea.
Ayer descubrí la maleta Victorinox Swiss Army Traveler 2.0 en El Corte Inglés de A Coruña (también puede comprarse Amazon, un lugar más apropiado para un viajero 2.0). Sorprendido por el nombre de la maleta traté de encontrar alguna conexión con la web 2.0, ¿un bolsillo especial para gadgets?, ¿una memoria flash empotrada en el tejido?, ¿una conexión wifi encubierta en el doble fondo?. No, nada, una maleta normal con una cierta dosis de diseño.
Por supuesto, Traveler 2.0 es también el nombre de memorias USB, webcams, blogs, … Pero cuando una maleta 1.0 (y además, fabricada por los responsables del “cuchillo suizo original”) se bautiza con este nombre, algo ha empezado a cambiar. “Lo 2.0” empieza a hacerse popular más allá de las pequeñas, pero entusiastas, comunidades obsesionadas por Internet. Pero, al tiempo que se populariza, empieza a perder todo su significado convirtiéndose en un término genérico, falto de contenido y dotado de un aire de modernidad. Empezemos a pensar en otro término para identificar lo que la web 2.0 parecía significar… O inventemos la nueva revolución para poder olvidar el 2.0.