En Opiniones de Arquitectura lanzaban hace unos días una serie de preguntas totalmente pertinentes sobre Arquitectura 2.0, y en particular sobre la viabilidad e interés de la aplicación del modelo de creación y producción basado en el código abierto al ámbito de la arquitectura y del diseño, y sobre la utilización de las licencias Creative Commons para este objetivo. En el post se citaban algunos casos de estudios y activistas que, de uno u otro modo, entrarían dentro de este modelo de “hacer arquitectura”, como Ecosistema urbano (sobre los que ya hablamos en Arquitectura postespectacular para la cultura de redes), el proyecto Open Architecture Network de Cameron Sinclair (más aquí y aquí) o el colectivo Hackitectura, además de citar el blog Oficina de Innovación Política de Andrés Jaque. En mi opinión las Recetas Urbanas de Santiago Cirugeda (más aquí y aquí) serían otro ejemplo esencial de arquitectura de código abierto, que además en este caso se convierte no sólo en un medio sino también en el objetivo fundamental de su trabajo.
Además, el post se preguntaba si Vicente Guallart permitiría la reutilización de su proyecto de Sharing Tower, que forma parte de Sociopolis, a partir de la propuesta de liberación de su “código” aparecida en dina0.com. A partir de esta pregunta retórica, el propio Vicente, director del Instituto de arquitectura Avanzada de Cataluña (IaaC), ha realizado dos reflexiones de gran interés. En la primera, como comentario al post, analiza el concepto de arquitectura de código abierto y la utilidad de las licencias Creative Commons. En una segunda reflexión, que me envió por correo electrónico, analiza lo que para él constituye hoy en día un arquitecto 2.0.
Vaya por delante que soy un admirador del trabajo de Vicente Guallart (sobre el que he escrito aquí y aquí) y que estoy empezando a colaborar con el IaaC, pero espero no ser subjetivo si digo que Vicente es otro de los personajes clave, como teórico y creador, de aplicación de la filosofía de código abierto aplicada a la arquitectura y el urbanismo. Lo demuestra en los dos textos que he citado más arriba y que reproduzco a continuación (tan sólo con una ligera edición para añadir algunos enlaces). Su trabajo actual con el Fab Lab del Iaac (un proyecto en colaboración con el MIT) está inspirado en una visión política muy clara de la tecnología. Así, conciben la fabricación personal como la nueva revolución que trasladará al “hardware” (al mundo de los objetos) lo que el software libre ha supuesto para la informática o Internet (y la web 2.0 especialmente) a las redes sociales.
1. Arquitectura 2.0 y licencias Creative Commons (comentario a Arquitectura 2.0, en Opiniones de Arquitectura)
Queridos amigos: Guallart si que autoriza el uso y edición de la Sharing Tower y otros de sus proyectos. De hecho la edición de la arquitectura siempre se ha realizado. La única cuestión es que tradicionalmente muchos arquitectos “cultos” han utilizado la arquitectura clásica y a los arquitectos muertos para citarlos (sea Le Corbusier o los teatros romanos) pero sin embargo han copiado sin pudor a los vivos, sin cita alguna. Muchos ejemplos tenemos en nuestro entorno. Por lo tanto el uso de las licencias tales como “creative commons” es una buena iniciativa.
Hace unos años se hablaba del copyright o el copyleft. En la actualidad estamos impulsando la aplicación del “factor 4” (como hacer el doble con la mitad de recursos) que es una de las leyes básicas de un desarrollo sostenible a través de la cultura de lo compartido. La sharing tower surgió de toda nuestra experiencia en la cultura de lo compartido del mundo digital, que ahora se consolida a través de lo que se ha venido a llamar la web 2.0. Desde el Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña, que es para un grupo de gente una base para hacer investigación y educación compartiendo recurso, impulsamos proyectos como la “self-sufficent housing” que es otro ejemplo de hacer investigación a través de la red, ofreciendo los resultados a la comunidad de forma transparente. Asimismo vamos a impulsar una base de diseños para que la gente pueda imprimirse sus muebles más que comprarlos en IKEA o en Vincon. En el caso de un diseño industrial veo fácilmente compatible el tener un código o un diseño abierto para su desarrollo. A partir del año próximo podréis venir al Fab Lab del Iaac que trabaja en red con otra serie de fab labs que impulsa el MIT e imprimir muebles, diseñados de forma continua.
En el caso de la arquitectura de hecho habría que diferenciar los principios básicos o los conceptos de los proyectos que son fácilmente copiables y no registrables (a los cuales se refiere Ferran Adria cuando habla de su cocina) o de las soluciones aplicadas, que podrían ser objeto de patentes. En el primer caso la cita es una justa recompensa a una copia que de otra forma ya ocurriría. En el caso de las soluciones técnicas el problema es que hoy la industria de la construcción no trabaja como la industria del software, a través de una comunidad abierta, realizando mejoras de forma continua. Nosotros estamos trabajando en la interacción entre arquitectura y energía de esta forma, y también creando proyectos como “el genoma urbano”. La otra cuestión es que para que se puedan asumir diseños a partir de un Open Source de Arquitectura el propio promotor debe fomentar ese concepto del open source, o bien el promotor debe desaparecer y deben ser cooperativas de usuarios los que fomenten los proyectos. En cualquier caso este es un tema clave para los próximos años y creo que seria bueno crear un grupo de trabajo a nivel español para impulsar dentro de nuestra comunidad la transparencia en el desarrollo de proyectos.
2. El arquitecto 2.0
Respecto a tu último texto me parece que la clave esta en el debate entre lo sistémico y lo icónico. Hacer ciudad es crear sistemas. Y a pesar de los grandes procesos de urbanización del mundo que se dan en la
actualidad, la construcción de la ciudad parece abandonada a la simple acumulación de materia (y de capital) basado en el no-urbanismo de influencia americana marcada por iconos hipermediaticos.
Sin embargo la "gran esperanza" esta entorno a nuevos barrios o ciudades basadas en una nueva ecología urbana de los que ya se empiezan a detectar proyectos en el mundo.
Ahora bien, todo sistema operativo, necesita iconos de referencia (algunas de mis montañas formarían parte de esta categoría).
Para mi el drama ocurre cuando el arquitecto abandona cualquier posible posición critica con la ciudad o el territorio y se convierte en una agencia de marketing urbano, o en una franquicia de si mismo. Algunas de
las grandes franquicias internacionales desarrollaron en los años ochenta y noventa proyectos urbanos muy interesantes.
Por ello nosotros defendemos la multiescalaridad y la necesidad de que el arquitecto se implique proyectando desde los territorial a lo arquitectónico, desde los bits al software que impulsa la interacción social. Y para ello hay que generar conocimiento de forma sistemática a través de la investigación y aplicarlo de forma instantánea en los proyectos.
Sorprendentemente la innovación puede tener un valor mediático igual o superior a lo icónico. Al arquitecto que espera encargos y aplica su oficio le sustituye el arquitecto que investiga, genera ideas, las difunde y las comparte para incidir directamente en la de construcción de un mundo de mayor calidad.
Este es el Arquitecto 2.0.