Ayer participé en las Jornadas El procomún o las nuevas miradas a lo público organizadas por el Laboratorio del Procomún del MediaLab-Prado de Madrid y la revista Archipiélago, presentando la ponencia Del procomún analógico a los nuevos espacios públicos híbridos. Fueron más de dos horas de presentación y debate, con diversas intervenciones que demostraron las múltiples facetas que intervienen en los conceptos de procomún y espacio público y lo abierto que está el futuro con respecto a la evolución de estos elementos en nuestras sociedades y el papel que jugará el procomún digital y, especialmente, Internet. Mi intervención es un “trabajo en construcción”, que se beneficiará mucho del debate de esta noche (y espero que de los futuros comentarios) y que dará lugar a un artículo en la revista Archipiélago. Organicé la conferencia alrededor de estos temas:
- ¿Qué son los comunes?, ¿qué es el “procomún”?
- ¿Sufren los espacios públicos una tragedia de los comunes o de los anticomunes?
- Los espacios públicos posmodernos
- ¿Siguen existiendo espacios públicos?
- Los espacios públicos híbridos de la sociedad red
- El futuro de las redes hiperlocales
- La cara oculta de los espacios públicos híbridos
Este es el resumen:
Los espacios públicos modernistas están en declive en nuestras ciudades. Se ha culpabilizado de este proceso a la privatización del procomún analógico víctima de una forma de capitalismo en que los mercados se entienden como estrategias de ocupación del poder por parte de grupos de presión. Pero existen explicaciones que tratan de ir más allá del victimismo y que constatan que los viejos espacios públicos han dejado de ser funcionales y aportar valor a los ciudadanos. Al tiempo ciertos modelos de espacios de uso público y gestión e iniciativa privada ocupan su lugar hoy en día en la vida de los ciudadanos. Estos nuevos promotores privados, al contrario que los gestores y “diseñadores” de los espacios públicos, aportan funcionalidad y han logrado gestionar eficazmente la realidad posmoderna ligada a la sociedad del espectáculo y a los mecanismos de presión política.
Pero el procomún, lejos de ser algo obsoleto, renace como el nuevo paradigma en que se basa la sociedad red, como lo demuestra el desarrollo de Internet y, en particular, la web 2.0. Al tiempo, los espacios públicos, donde se desarrolla la interacción social, se están haciendo híbridos, físicos y digitales al tiempo. Las ciudades, y las sociedades, creativas e innovadoras son el resultado de este doble proceso de creación de una Internet abierta y de espacios híbridos, que no está predeterminado ni es necesariamente irreversible. Existen futuros urbanos alternativos donde caben desde las ciudades ferales, a una estricta planificación urbana y territorial que aborte la creatividad, o el modelo de centro comercial extendido. Por tanto, la reinvención de los espacios públicos precisa de una nueva responsabilidad y acción política individual y colectiva, de un manejo adecuado de los mercados, como mecanismos auto-organizados de interacción y toma de decisiones, y, por último, de una nueva visión del funcionamiento de nuestras sociedades.
Pero, ¿cómo funciona la sociedad red? Ni el modernismo ni el posmodernismo nos ofrecen soluciones. Uno por utópico y elitista, el otro porque, aunque hace un sofisticado e inteligente diagnóstico, sustituye la capacidad de transformación por el cinismo ante lo que acepta como irremediable. Por el contrario, la sociedad red está desarrollando una cultura que podríamos definir como “hiperrealismo”, por su intento por lograr una comprensión profunda de una realidad que al tiempo se reconoce como digital (el “hiperenlace”). Ambos procesos se entienden como herramientas de transformación en que los espacios públicos híbridos de la sociedad red configuran un nuevo procomún, que se constituye como el escenario de creación social e individual que depende cada vez más del diseño de intangibles, de modelos de conocimiento abierto y del empoderamiento ciudadano.