En ADN.es | Ciudades enredadas estoy tratando de compilar y analizar experiencias que combinan Internet, y en particular la web 2.0, como base de datos públicos y herramientas de visualización para generar información pública digital sobre las ciudades. Nuevas realidades territoriales y datos públicos (y 2) proporcionaba argumentos y ejemplos sobre la importancia de estas prácticas para comprender la enormemente compleja dinámica social sobre los espacios urbanos. Por ejemplo, entre otros, últimamente utilicé el caso de las fotografías de Flickr para comentar las Huellas digitales en las ciudades que dejan los turistas.
En ocasiones, estas herramientas constituyen, al tiempo, plataformas de colaboración ciudadana que permiten organizar acciones colectivas o, simplemente, hacer aflorar información y conocimiento tácito y provocar de este modo una respuesta de los políticos y gestores urbanos. En Arregla mis calles comento un ejemplo claro de este tipo, que ha nacido en Reino Unido y cuenta con una réplica en España.
En Febrero de 2007 veía la luz la versión beta del sitio Fix my street nació hace poco más de un año como un proyecto de MySociety, una organización no gubernamental dedicada a “crear sitios web que proporcionan a la gente beneficios simples y tangibles en ámbitos cívicos y comunitarios”. Su objetivo es:
… un espacio donde los ciudadanos británicos podían informar de problemas locales que afectan a su ciudad y, especialmente a las calles y espacios públicos por los que transitan habitualmente. Entre los problemas más habituales se encuentran los graffitis, los baches, las aceras deterioradas, los fallos en la iluminación pública, el mobiliario abandonado, la basura sin recoger (como el que se denuncia en la captura de pantalla) … El usuario puede describir el problema, añadir fotografías y posicionarlo en un mapa.
Por su parte el sitio informa a los ayuntamientos de las “denuncias” y posteriormente, con la ayuda de los usuarios, actualiza el estado del problema (y especialmente si se ha resuelto). Fix my streets proporciona estadísticas de los problemas de los que han sido informados y permite utilzar alertas locales (por código postal) con RSS o por correo electrónico.
Esta iniciativa parece estar teniendo un éxito considerable si nos basamos en las estadísticas de denuncias y, en especial, de “casos resueltos” por las admnistraciones locales. Por el contrario, la iniciativa española Arregla mi calle, lanzada por la empresa Lotura ha tenido un eco mucho más limitado. En ADN.es comento los detalles técnicos y las implicaciones que puede tener el posible éxito de este tipo de proyectos para el funcionamiento de la administración pública. Una cuestión especialmente interesante, desde mi punto de vista, es el contraste entre el éxito británico y el fracaso (al menos por ahora) español. Estas diferencias señalan claramente que la tecnología es un facilitador pero ni mucho menos la clave y que son las razones culturales y sociales las que explican el éxito de los proyectos de la web 2.0:
¿Por qué funciona en Reino Unido y no en España? Existen tres causas, no necesariamente excluyentes:
el origen de la iniciativa: desde una ONG en un caso y desde una empresa en el otro, que puede provocar un cierto recelo por parte de los usuarios; la diferente actitud cívica y digital de ambas ciudadanías. ¿Cuenta la población británica con un mayor acceso y capacitación para el uso de la web 2.0?, ¿es la cultura británica más proclive a denunciar este tipo de problemas, algo que no se hace tanto por el beneficio individual como por el colectivo?; y por último, puede que una causa clave sea que el proyecto británico no es solo, ni principalmente, tecnología. Sobre el sitio Fix my Street trabaja una organización muy activa y capaz de movilizar a redes sociales. Por el contrario, Arregla mi calle es un proyecto exclusivamente digital.En mi opinión las tres causas juegan un papel en estas diferencias, pero cada vez es más claro que no existen redes digitales y analógicas separadas si no organizaciones híbridas, especialmente en los ámbitos locales, que se organizan en los espacios digitales para actuar sobre los espacios físicos, y que, al tiempo, utilizan las redes analógicas para dinamizar las herramientas que usan en Internet.