He dedicado las dos últimas semanas en Soitu.es | Piel digital a analizar la largamente anunciada y debatida crisis de los medios de comunicación, especialmente los periódicos “en papel”, y sus oportunidades de reinvención digital. Empecé con ¿Qué soy? La crisis de identidad de medios y blogs, que ya comenté aquí, y he continuado con una serie de posts sobre la “Crisis y reinvención de los medios”, que comencé con esta introducción:
La irrupción de Internet y las
tecnologías digitales y, en especial, los cambios sociales que han desencadenado
han modificado totalmente el negocio de los medios de comunicación. La prensa
escrita en particular está sufriendo graves crisis
de identidad, que se extienden también a
los propios “medios” digitales a los que han dado paso algunos blogs. Y detrás,
¿o antes?, de la identidad llega la economía, a la organización … Loa factores
que entran en juego son numerosos y diversos, pero como resultado se ha puesto
en marcha una reestructuración, muchos hablan de revolución más o menos
silenciosa o estruendosa, del ecosistema de los media. De las
consecuencias finales por ahora existen escasas certidumbres pero los
indicadores y las opiniones empiezan a señalarnos el futuro. La publicación de datos sobre las
tendencias del negocio publicitario en los medios en papel y digitales en EEUU y
los debates que han tenido lugar en una serie de eventos que se han celebrado en
las últimas semanas a ambos lados del Atlántico pueden permitir dibujar algunos
escenarios posibles de futuro. Analizaremos en una serie de posts algunas de
estas tendencias, dentro de los múltiples e inagotables puntos de vista desde
los que podríamos aproximarnos a la crisis y reinvención de los medios. Así,
empezamos a explorar a partir de aquí estos temas:
He tratado de contestar a estas preguntas en estos posts:
- Buscando la catástrofe en la prensa escrita. Crisis de los medios I
- El peor de los mundos para el periodismo. Crisis de los medios II
- Un espacio donde el periodismo podrá sobrevivir. Crisis de los medios III
- Copyright y código abierto en la prensa
- El periódico digital desagregado
En la continuación a este post podéis encontrar la versión completa de los textos que han aparecido en Soitu.es a lo largo de las últimas dos semanas.
1. Tendencias en la publicidad en prensa: ¿dónde está la catástrofe?
Los datos procedentes de EEUU pueden ser ilustrativos de lo que está sucediendo a nivel global con la publicidad en prensa. Esta información arroja una evidente paradoja: los ingresos de 2007 son muy cercanos al máximo histórico pero la sensación es de crisis profunda y de desastre absoluto. ¿Cómo es posible?
Art Hutchinson, autor de Mapping Strategy, se refería en Whither Print Advertising? Whither Newspapers?, a los datos hechos públicos recientemente por la Newspaper Association of America. Los ingresos por publicidad en prensa se redujeron en 2007 en un 9.4%, lo que supone el mayor descenso desde que empezaron a registrar esta información en 1950. Además existen síntomas de que los ingresos por publicidad online también se enfrenta a algunos problemas dado que se reduce su tasa de crecimiento (18.8% en 2007 respecto a un 31.4% en 2005 y 2006). En resumen, la prensa escrita reduce en términos absolutos sus ingresos casi por primera vez en la historia y los medios digitales están ralentizando su crecimiento.
Para Hutchinson esta tendencia es lógica dado que los anuncios convencionales, en el soporte que sea, son cada vez menos efectivos con respecto a otras formas de márketing (desde las tácticas de guerrilla a los grandes paneles publicitarios en las ciudades pasando por las “conversaciones” con los usuarios en Internet). La publicidad estaría alcanzando al parecer un tope lo que refleja que es un negocio ya muy maduro (y con pocas posibilidades de crecimiento). Esta podría ser una de las razones que expliquen la reducción de eficacia que propone Hutchinson, dado que cada vez hay más publicidad y por tanto más competencia por la atención de los lectores. Por supuesto, la competencia por la atención de Internet y los contenidos generados en la web 2.0 es otro factor clave.
Eric Alterman analiza en profundidad en un artículo aparecido el 31 de Marzo en The New Yorker, Out of Print: The death and life of the American newspaper, la historia del periodismo y los grupos empresariales norteamericanos. Así regresa a los mismos datos y tendencias negativas en distribución y publicidad, que achaca a la “competencia” de los medios digitales y de sistemas de clasificados online, como Craiglist. Además, y como indicador, aporta datos que muestran que la prensa americana ha perdido un 42% de su valor de mercado en los últimos 3 años (y sus inversores han sido castigados en Wall Street). Como comenta Art Hutchinson, es significativo que un medio como New Yorker, una instución dentro de los medios tradicionales y que ha tenido una postura un tanto apocalíptica acerca del futuro de la información por la irrupción de Internet, reconozca de un modo tan descarnado la crisis.
Pero esta es solo la visión negativa de la historia. En realidad, la crisis es solamente relativa, tal como explica Chris Anderson en Of Fly Eyes And Newspaper Revenues. Recordemos que Anderson, además de gurú de la larga cola, es editor en jefe de Wired y por tanto parte del negocio de los medios para lo bueno (por su conocimiento directo) y para “lo malo” (por sus deseos de mantener un modelo).
La afirmación de Anderson se basa en los datos y el gráfico publicado en Gawker, Over the precipice, donde se pueden observar los ingresos por publicidad en prensa en EEUU desde 1983, diferenciando el papel (en oscuro) de los ingresos digitales (en claro). A pesar del descenso de 2007, ya comentado antes, la tendencia global es de un crecimiento espectacular y no parecen existir razones para una visión apocalíptica de la situación. Sigue siendo un negocio de unos 45,000 millones de dólares, un valor muy próximo a su máximo histórico, más del doble que los ingresos de Google y Yahoo combinados.
La publicidad en prensa es un negocio maduro pero boyante. En este sentido, puede sorprender que las Páginas Amarillas norteamericanas siga siendo un negocio de 16,000 millones de dólares, cuando fue una industria que ya alcanzó su pico hace muchos años y con escasas o nulas espectativas de crecimiento.
Para Anderson el catastrofismo se explica por una razón técnica: fijarse en la tasa de cambio y no en los valores absolutos. No creo que la explicación sea tan sencilla; el miedo al futuro del modelo tradicional y las incertidumbres sobre los cambios imprescindibles para sobrevivir pueden ser las causas profundas de esta alarma aparentemente poco justificada. En este sentido, la alarma estaría cumpliendo una función clave: preparar psicológicamente a los actores para un cambio inminente en el que van a tener que participar quieran o no.
2. Un escenario apocalíptico para el futuro periodismo
Hay quién desde la crisis de los medios, discutible por el momento si la analizamos en términos de ingresos por publicidad, solo vislumbra un futuro cercano a la apocalipsis tanto para las propias empresas y medios tradicionales como para nuestro sistema político. ¿Se acabó la objetividad y la investigación? ¿está en peligro la democracia?
El artículo ya comentado de Eric Alterman en The New Yorker, Out of Print: The death and life of the American newspaper, documenta los 300 años de historia de la prensa en EEUU para llegar a un presente en que “pocos creen que sobrevivan los periódicos en su formato actual en papel”. Nos recuerda que los medios pierden anunciantes, lectores, valor de mercado y en algunos casos “su sentido de misión” a una velocidad que era inimaginable hace unos pocos años. Ante este panorama, la respuesta de muchos medios, basada en el recorte de presupuestos, recursos y plantillas, solo hace que el producto, además de más barato, sea menos interesante y por tanto agudiza su crisis, aunque pueda extender el periodo de agonía. Como resultado de este proceso, diferentes encuestas norteamericanas señalan claramente que existe una crisis de credibilidad de los periódicos.
The Huffington Post como modelo de medio digital
El principal problema de Alternam, y que podría ilustrar la visión un tanto miope de muchos analistas, es que elije a The Huffington Post como el único modelo de medio nativo de la era digital. Así los medios digitales, herederos directos de los blogs, dependerían de noticias que se originan en gran medida en otros medios y no serían más que un grupo de editores dedicados a conocer en tiempo real los intereses y actividad de los lectores (siguiendo las estadísticas de lecturas, los comentarios, los trackbacks, etc) y a responder rápidamente. Esta es la descripción del Huffington Post que se basa en una redacción muy pequeña que agrega y comenta muy brevemente noticias, unos pocos bloggers conocidos, y que reciben una remuneración, y una legión de bloggers amateurs (unos 1800 en la actualidad), no remunerados. En términos de rentabilidad por empleado (menos de 50 empleados y entre 5 y 10 millones de dólares de ingresos por publicidad) el modelo parece imbatible y suscita envidias de los medios convencionales. Pero sus controles de calidad y la capacidad de creación de información es ciertamente discutible (y preocupante si considerásemos que este es el único modelo de futuro):
Mientras los periódicos desarrollan un proceso editorial en que los periodistas profesionales y los editores chequean la validez de sus fuentes antes de la publicación de la noticia, la blogosfera depende de sus lectores – su comunidad – para el control de calidad.
Periodismo y democracia: ¿vidas paralelas?
Si los medios digitales no proporcionan alternativa al periodismo tradicional, podríamos encontrarnos ante un problema, dado que, como hace Alterman recorriendo la historia de la prensa americana en el siglo XX, un sistema democrático necesita cultivar “la capacidad para disctuir, deliberar y debatir varias perspectivas de modo que se tienda al consenso”.
Pero esta postura podría ser en realidad una impostura, que defiende un beneficio mayor solo para lograr la pervivencia de un modelo en regresión. Ese podría ser el argumento del debate España e Italia al espejo: Dos países, dos diarios que hace unos días celebraron en Madrid los directores de La Repubblica, Ezio Mauro, y El País, Javier Moreno. El propio periódico español, Los directores de El País y 'La Repubblica' debaten sobre prensa y democracia, plantea esta visión apocalíptica del futuro, que apoya en su propia teoría de la conspiración, y que podríamos resumir así: no existe alternativa, o prensa (tradicional) o caos:
Para Moreno no se puede hablar del futuro de la democracia sin hablar del futuro del periodismo y al revés. "Los periódicos afrontamos problemas gigantescos. Hay fuerzas antidemocráticas que pretenden deshilachar el espacio público necesario para conformar la democracia", dijo.
Por supuesto, este argumento solo se mantiene si el futuro digital es homogéneo y sinónimo de The Huffington Post. Este modelo, obviamente, no puede reemplazar a los medios convencionales dado que su actividad se basa en ellos al no desarrollar las partes caras del proceso (“la investigación es cara … La agreagación y la opinión son baratas”). Por proporcionar algunos datos suficientemente claros: El New York Times cuenta con más de 1200 trabajadores en su redacción (cincuenta veces más que el Huffington Post), Washington Post unos 800 y Los Angeles Times unos 900. La oficina de Baghdad del New York Times cuesta unos 3 millones de doláres anuales, una inversión de la que se beneficia el Huffington Post aunque no comparta los gastos.
En resumen, para Alterman (y probablemente para muchos responsables de medios tradicionales) los blogs y, por extensión, los medios nativos digitales son parásitos de los periódicos. Y siguiendo este argumento defiende su fe en la supervivencia de los medios tradicionales, por supuesto con una parte digital, pero gracias a las donaciones de filántropos. En caso contrario dibuja el perfecto futuro apocalíptico, fragmentado y caótico, donde cada comunidad tandrá sus propias noticias y verdades sin que exista debate y discusión y, por tanto, se perderá un “relato nacional” unificado” y el consenso acerca de los hechos. Por tanto, desaparecerán las bases que permiten hacer política en democracia.
Pero la postura de Alterman no hace más que retomar un argumento que ya empieza a ser antiguo. Cass Sunstein, profesor de la University of Chicago Law School y uno de los analistas más prestigiosos de las relaciones entre política y tecnología, ya transitó desde las posiciones apocalípticas a otras más optimistas hace un tiempo. En Septiembre de 2006 explicaba como La tenebrosa Republic.com se transforma en la gloriosa Infotopia (o como un luddita renace en la utopía digital):
Cinco años no son nada en la evolución del pensamiento, y menos si el que piensa se dedica a ello profesionalmente y centra sus esfuerzos en la cambiante e impredecible Internet, El profesor de la University of Chicago Law School Cass Sunstein publicó en 2001 Republic.com donde dibujaba un futuro preocupante del mundo digital, donde las beneficios que nos podía proporcionar Internet palidecían ante el “coste” del aislamiento perfecto en que caeríamos los individuos y grupos de interés por nuestra capacidad ilimitada para seleccionar sólo información que nos interesa. De este modo cada uno podría construir su propio “Daily me”, nuestro mundo perfecto, que al mismo tiempo nos aislaría de los mundos construidos por otros…
Internet no permite sólo filtrar información que otros proporcionan. Además, y en estos últimos cinco años se ha hecho evidente, proporciona la capacidad de crear de un modo colaborativo… Sunstein … acaba de publicar un nuevo libro, Infotopia. How many minds produce knowledge, donde se transmuta en un “optimista digital” que desarrolla un “deeply optimistic understanding of the human potential to pool information, and to use that knowledge to improve our lives”. Donde antes existía aislamiento e incomunicación, se descubre ahora el poder creativo de la colaboración.
Puede que en otros cinco años personajes como Alterman y los directores de El País y La Reppublica descubran como los medios digitales reinventan el periodismo utilizando la tecnología y las redes. Y puede que dentro de cinco años hayan descubierto su modelo de negocio o, al menos, hayan reinventado a sus propios medios para no tener que convencernos de que la democracia depende de su supervivencia.
3. Un escenario viable para el periodismo: digital y en red
Una parte prensa de la prensa tradicional (por definir de algún modo a los medios que nacieron alrededor de cabeceras en papel y se enfrentan ahora al desafío de convertirse, en todo o en parte, en un medio digital) sigue presentando una visión apocalíptica del futuro de su negocio y, de paso, de la información y de la democracia. Pero existen otras visiones y, por lo que parece, otras realidades y futuros.
En las pasadas semanas se celebraron dos eventos, muy diferentes pero próximos a pesar de la distancia, que analizaron críticamente el futuro del periodismo en la era digital. Por una parte el IX Congreso de Periodismo Digital, del que ya hablamos, se celebró en Huesca. Por otra el proyecto de investigación Media Re:public del Berkman Center for Internet & Society de la Universidad de Harvard, que analiza el impacto actual y futuro de los medios de comunicación participativos con financiación de la prestigiosa John D. and Catherine T. MacArthur Foundation, celebró un foro en la Annenberg School of Communication de la Universidad de Southern California (el sitio de la reunión recoge numerosos enlaces a posts de los asistentes donde se resumen las intervenciones y debates, además del srguimiento que se puede hacer mediante la etiqueta de Media Re:public en Technorati).
De lo discutido en Huesca, Juan Varela ha realizado un excelente resumen que, a su vez, se puede sintetizar en el título de su post: El futuro del periodismo está en la tecnología y los usuarios. Como explicaba al analizar la crisis de identidad de medios y blogs utilizando las reflexiones de Juan Varela:
… para descubrir que (aún) no hay modelo para los medios digitales (Un modelo de periodismo para cada digital) después de asistir a un taller de directivos de medios digitales.
En paralelo, una de las intervenciones más relevantes en Media Re:public para comprender el futuro de los medios fue la conferencia inaugural (que denominaron “provocación inaugural”) de Richard Sambrook, director de la divisón de Global News de la BBC (que incluye el World Service) y un interesante y prolífico blogger. El título ya era toda una declaración de intenciones: “How Participatory Media Has and Hasn’t Changed the News”. Ethan Zuckerman ha realizado una exhaustiva crónica de su intervención, que se puede complementar con la de David Weinbeger.
Sambrook, el mismo un alto dirigiente del big media, entiende que para los medios tradicionales se ha acabado la fase de la negación de lo digital (recordando el debate acalorado que tres años antes se producía en un evento similar entre blogs y periodismo) y han entrado directamente en la fase de la integración (de hecho, como ya comentábamos blogs, podcasts y videos han pasado a ser parte sustancial de las versiones digitales de los medios en papel). Otra cuestión es el futuro del periodismo ciudadano, que en la práctica ha tenido un desarrollo menos espectacular de lo que se anunciaba hace un tiempo. Aún así, pocos medios no declaran que hacen de algún modo periodismo ciudadano, dado que este término se ha convertido en una herramienta de márketing. En realidad la participación de usuarios en los medios es algo que ha sucedido siempre siguiendo diversas modalidades: compartiendo opiniones, experiencias, descubrimientos y expertos. Pero la participación sigue siendo minoritaria y posiblemente siempre lo será, aunque esto no quiere decir que no sea relevante. Se comenta frecuentemente que solo un 1% de los usuarios de la web 2.0 contribuye contenidos; pero ese 1% de una masa crítica grande es un número enorme de usuarios activos.
Los medios, en opinión de Sambrook, están aún en una fase de exploración sobre las tecnologías y canales (audio, video, texto, microblogging) más útiles para que los usuarios consuman y creen información. Pero además de como creadores de contenidos predice la aparición del papel de usuario comisario que filtra, agrega y remezcla contenidos. Los viejos medios siguen siendo muy tradicionales en sus versiones digitales, invitan a los usuarios a participar “en su sitio”, pero en menos ocasiones facilitan (o, al menos, permiten) a los usuarios recoger sus contenidos y reutilizarlos en sus propias plataformas (por ejemplo, incrustrar videos, o utilizar enlaces permanentes o trackbacks).
En este proceso los medios tradicionales están transformándose radicalmente para convertirse en plataformas de contenidos digitales que integran a sus usuarios de diversas formas. Quizás uno de los futuros del periodismo ciudadano sea convertirse en periodismo en red en que los usuarios, de una forma distribuida, aportan piezas de información para crear una noticia (especialmente en el caso del periodismo de investigación).
Otro de los participantes en Media Re:Public, Charlie Beckett, destaca también la idea del periodismo en red y se declara esperanzado ante el hecho de que una parte de las personas al frente de los medios empiecen a apostar por este modelo. De hecho Beckett lleva ya un tiempo evangelizando acerca del periodismo en red, y publicó en Press Gazette, Networked journalism: For the people and with the people. donde reflexionaba sobre la Networked Journalism Summit que se celebró en Nueva York en Octubre de 2007. En esta cumbre se certificó la muerte de la división entre periodismo profesional y ciudadano. El futuro será, lo empieza a ser ya, híbrido.
El periodismo en red es donde la gente antes conocida como audiencia contribuye a todas las fases del proceso editorial. El público escribe blogs, toma fotografías, recopila información y comenta como parte del proceso de creación y publicación de noticias. Los periodistas profesionales se convierten en flitros, conectores, facilitadores y editores.
El papel de los usaurios va más allá de la escritura de blogs y la creación de contenidos. Son parte de un sistema de crowdsourcing aplicado a la generación de información (por ejemplo, en casos de catástrofes en que los ciudadanos informan de lo que sucede en su entorno local y el medio integra la información en una plataforma común …) y que lleva a medios diseñados y gestionados como plataformas abiertas y colaborativas. Puede que sea la única forma de sobrevivir en un mercado que se acelera continuamente, pero que no está libre de riesgos, algunos de ellos podrían ser provocados por los propios usuarios si se sintiesen descontentos con la propuesta de de los medios.
Tanto Sambrook como Beckett ven el futuro de una forma inteligente y clara, pero desde los medios. De nuevo Ethan Zuckerman, en Journalism 2013, incorpora las visiones de aquellos que hacen información digital sin venir del periodismo tradicional, y que también participaron en Media Re:Public. Lisa Williams, del sitio hiperlocal Placeblogger y procedente del mundo de la tecnología (y no de los medios), diferencia al periodismo, que sobrevivirá, de las organizaciones, que deberán transformarse radicalmente. Como explicaba Williams “los problemas están distribuidos y son globales, pero los medios están consolidados y son locales”. Por tanto, si el periodismo quiere sobrevivir, sus responsables deben aprender de la industria tecnológica y aplicar una de las variantes de la economía del regalo: “los periódicos han hecho dinero a lo largo de la historia cobrando por lo que es gratuito, la información pública. Los negocios en la web hacen dinero cogiendo lo que es caro y haciéndolo gratuito”.
Del mismo modo David Cohn, uno de los responsables de experimentos de periodismo en red como NewAssignment.net y Newstrust.net, pone el acento sobre otra de las claves del cambio: el periodismo es un proceso, no un producto. Y esto es más evidente que nunca con la entrada en la era digital. Esto no es nuevo y es una cuestión recurrente en los debates “digitales” que llega ahora al mundo de los medios. Así, si aplicamos esta lógica, entenderemos la diferencia entre la Wikipedia y la Enciclopedia Británica. Pero la mayor parte de medios no lo han comprendido y son aún poco transparentes en sus procesos de producción, limitando la potencia de la red que los podría apoyar.
Una vez los medios asuman esta nueva realidad tendrán que iniciar su proceso de adaptación que, forzosamente, debe ser adaptativo y experimental. Ensayo y error contínuo hasta encontrar la combinación de tecnología, diseño y propuesta de “asociación” con los usuarios que les haga sostenibles como modelo de negocio. Pero, regresando a Richard Sambrook, aquí aparecerá un nuevo riesgo. Como ya ha hecho la CBS, se cierran muchos de estos experimentos de periodismo en red cuando no se encuentra un modelo de negocio asociado, pero este comportamiento es equivalente a que “tuvieses que encontrar un modelo de negocio para la contabilidad”. El periodismo en red y la integración de la tecnología es ya un requisito imprescindible para un medio, pero a partir de ahí deben construir su red, su aproximación a la generación y publicación de información y su modelo de negocio.
4. Periodismo digital, propiedad intelectual y código abierto
El periodismo se enfrenta a un futuro incierto, pero no necesariamente apocalíptico. Empieza a haber un cierto consenso sobre la necesidad de la integración de las redacciones “en papel” y digital y de diversas tecnologías digitales en la creación y publicación de información. Pero la tecnología no es un fin en si misma, es un medio que puede permitir nuevos modelos de información que pasarán, necesriamente, por cambios organizativos en los medios.
No vamos a hablar aquí de tecnología, de si los medios deben apostar por el audiovisual, integrar canales de twitter, añadir permalinks o trackbacks a las noticias, incluir un video en un texto, difundir los titulares por twitter u ofrecer blogs a los lectores. Son estos debates apasionantes y urgentes. Aunque lo más urgente es que los medios empiecen a experimentar con estas posibilidades y a conocer la respuesta de sus lectores.
Trataré aquí de otro punto de vista, complementario, sobre el papel de la tecnología en los medios: como Internet y la web 2.0 afectan al modo en que se construyen y distribuyen las noticias y como estos cambios se asocian con cambios organizativos en los propios medios y en sus relaciones con los usuarios (por identificar de algún modo a los tradicionales lectores). Este proceso representa un desafío: lo difícil no es integrar tecnología; lo realmente complejo es el cambio cultural y organizativo que subyace a esta transformación. Para ilustrar este cambio, me centraré en dos casos concretos que tienen que ver con el nuevo papel de la propiedad intelectual y con la aplicación del código abierto a los contenidos y herramientas (software).
La propiedad intelectual
La información en Internet se desagrega (el periódico “se rompe” en múltiples fragmentos, un tema que trataré en el próximo post) y las noticias y artículos pueden vivir varias vidas digitales. ¿Es esto útil y rentable para el medio que origina la información? Tomemos el caso de los medios españoles. Es evidente una evolución en las estrategias de los medios. Los medios más exitosos en papel, y que llevan ya muchos años tratando de asegurarse su dominio digital, no han cambiado en absoluto su gestión de la propiedad intelectual. El aviso legal de ElPaís.com nos recuerda el clásico “todos los derechos reservados” y le concede al usuario las peculiares libertades propias de la protección estricta de la propiedad intelectual:
…Podrá visualizar los elementos de las diferentes websites e incluso imprimirlos, copiarlos y almacenarlos en el disco duro de su ordenador o en cualquier otro soporte físico siempre y cuando sea, única y exclusivamente, para su uso personal y privado.
El aviso legal de ElMundo.es se pronuncia en la misma línea. Pero en el caso de Público.es, el último en llegar al papel pero ya con una clara cultura digital, apuestan por las licencias Creative Commons (CC), en concreto por la versión by-nc-nd/2.5/es/. O sea permiten la reutilización de sus contenidos digitales siempre que haya un reconocimiento de la fuente (by), su uso no sea comercial (nc) y no permiten la creación de obras derivadas (nd). Este es el mismo tipo de licencia que se utiliza en Soitu.es, un medio ya nativo digital. Pero otro medio digital español, ADN.es, va más allá y aplica una nueva versión de las licencias CC, 3.0 by-nc-sa, que permite las obras derivadas (sa) siempre que se licencien igual. Soitu, ADN o Público entienden la oportunidad que representa que sus contenidos vivan fuera de sus sitios, generando nuevas visitas derivadas de los sitios que los enlazan y, por tanto, más oportunidades de visibilidad y de rentabilización de la publicidad. Pero, muy posiblemente, estos medios sean igualmente conscientes de lo difícil y poco rentable que sería luchar contra la masa de blogs y usuarios que utilizarán sus contenidos aunque ellos no quieran. El modelo de protección estricta no tiene ya sentido en Internet, ni cultural (Internet es por diseño abierto y generativo y pensado para los flujos y la remezcla) ni comercial. Los grandes medios siguen con la lógica del papel. Hasta hace poco competían entre ellos mismos en Internet y se podían permitir una cierta obsolescencia, pero ahora el campo de juego es otro, han aparecido nuevos medios con nuevas culturas.
Es interesante que, ya dentro de los medios que apuestan por licencias CC, ADN es el único que permite las obras derivadas y ninguno de los tres autoriza usos comerciales. Cada restricción supone una limitación a nuevos usos y esto, en una actividad comercial, supone un inconveniente (al reducir las oportunidades de aumentar los enlaces y el tráfico derivado) y una ventaja (se reducen las posibilidades de que parte de la rentabilización de los contenidos quede en manos de terceros). Es muy discutible si una administración debe restringir los usos comerciales, como ha hecho el gobierno español con la reciente liberación de datos geográficos, pero en el caso de empresas la justificación de la restricción es mucho más fuerte (y por supuesto mucho menos discutible éticamente). En todo caso, los experimentos puestos en marcha por Público.es, Soitu y ADN darán muchas pistas sobre la eficacia de las estrategias adoptadas. Y, “por suerte”, el inmovilismo de ElPaís.com y ElMundo.es proporciona un punto de referencia con el que comparar los resultados de estos experimentos.
Periodismo de código abierto
Como decía antes, Internet es abierto. Su desarrollo es inseparable del software libre y del paradigma del código abierto. Este modelo se tha trasladado a muchos ámbitos económicos y culturales por razones muy pragmáticas, la innovación abierta es la única forma de competir en una economía en aceleración constante. Las licencias flexibles que permiten reutilizar contenidos son una parte de esta filosofía abierta, la otra tiene que ver con las herramientas, que en Internet son fundamentalmente software. En las pasadas semanas dos acciones de dos medios de comunicación españoles nos muestran, de nuevo, las diferentes estrategias y culturas que coexisten en la actualidad, el pasado y el futuro coexistiendo.
Por una parte Soitu.es, al poco de su nacimiento, demuestra con hechos su declarada apuesta por el código abierto y libera el código para la generación de gráficos que tanto éxito tuvo en las pasadas elecciones españolas. Soitu.es es de código abierto lo que significa, en palabras de su Director Técnico Raúl Rivero, que está [l]iberando desarrollos e identidades.
Pero parece que los medios tradicionales, al menos los públicos, empiezan a incorporarse lentamente a este proceso. Casi al tiempo que se producía la primera liberación de código de Soitu, el Presidente de la corporación RTVE anunciaba en el IX Congreso de Periodismo Digital en Huesca que iban a colocar [u]n millón de horas de RTVE gratis en Internet (en palabras de Juan Varela). Según Luis Fernández entramos en una fase de conversión de los canales de televisión "en una gran plataforma de acceso a los contenidos". Pero este anuncio era solo un proyecto, algo a desarrollar y que reconocen que llevará muchos años, como explicaban en El País:
Pero el proceso será muy lento. Pasarán años hasta que se hayan digitalizado y subido a Internet las alrededor de un millón de horas de que dispone el archivo de RTVE.
"Iremos incorporando poco a poco los contenidos", explicaba ayer por teléfono Rosalía Lloret, directora de medios interactivos de la cadena pública. Lloret también explicó que los contenidos no podrán descargarse ni por tanto grabarse, sino que se verán en streaming, es decir, al momento, al igual que se hace desde YouTube.
Sorprendente paradoja: mientras un medio nuevo, pequeño y con necesidad de generar beneficios libera código, un medio muy grande, con una enrome experiencia y al que no le preocupan los beneficios solo anuncia algo que sucederá en unos años (pura ciencia ficción si pensamos en la velocidad con que cambia Internet). Además, por supuesto, RTVE liberará contenidos de la forma más restrictiva posible impidiendo en gran medida los usos más creativos de los usuarios sean o no con ánimo de lucro (algo que, en lugar de preocuparle, debería alegrarle a una organización financiada por los todos los ciudadanos). Mientras Soitu apuesta decididamente por la economía del regalo. No es solo una “guerra de medios” ni se juega solo la supervivencia de uno u otro modelo de estrategia empresarial, se discute como será nuestra cultura en el futuro y si permitiremos que Internet, como paradigma abierto y generativo, cambie nuestra sociedad.
ACTUALIZACIÓN:
El análisis de los usos de licencias por parte de los medios no pretendía, ni mucho menos, ser exhaustivo. Se incluyen solo algunos ejemplos. En todo caso es cierto, como han indicado diversos comentarios, que el caso de 20minutos.es merece ser comentado dado que también emplean licencias CC, pero solo exige el reconocimiento y compartir con la misma licencia, pero permite los usos derivados y comerciales de sus contenidos. Por tanto, 20 minutos supone el experimento más extremo en el panorama español de liberación de contenidos, en un medio que además ha logrado convertirse en líder dentro de los periódicos gratuitos en papel.
5. La desagregación del periódico digital
Como comentábamos en el post anterior, la naturaleza abierta de Internet, las herramientas de la web 2.0 y la flexibilización de las licencias de uso de contenidos provoca un proceso de desagregación de los medios (paralelo a la fragmentación de identidades). Tecnología, cultura y organización van íntimamente unidas, siendo casi siempre difícil discriminar causas y consecuencias. Una cierta cultura y organización crea contextos adecuados para usos creativos de la tecnología. Al tiempo la tecnología abre posibilidades o incluso obliga a cambios radicales. Por ejemplo, la mayor parte de medios digitales reproducen el modelo convencional de clasificación y empaquetado de la información (Internacional, Nacional, Cultura, Deporte … o cualquier otro), pero un número creciente empiezan a apostar por el etiquetado, los canales de RSS múltiples y permitir que el usuario construya su propio menú informativo. Es este un cambio tecnológico, pero no solo ni principalmente tecnológico. Afecta a la relación entre medios y usuarios y al propio modelo de negocio de las empresas. O, visto de otro modo, puede que la cultura de ciertos medios les abra el camino para usar nuevas tecnologías.
Entre el push y el pull
El medio de comnunicación tradicional, el que representan los periódicos en papel y la mayor parte de sus equivalentes digitales, es un modelo de periodismo push, similar al de los viejos portales que inundaron Internet hace ya más de 10 años. El “proveedor” empaqueta contenidos (que en su mayor parte sen han creado dentro de sus muros corporativos) que estarán disponibles solo (o casi) en su sitio. El lector debe acudir a ese sitio (o al kiosko para comprar un ejemplar del periódico) para poder acceder a la información. Los contenidos son “propiedad” del proveedor y no es legal, o al menos está mal visto, que alguien los replique en otra parte y menos aún que los remezcle y acabe por convertirlos en algo diferente.
La web 2.0, y los medios que se adaptan a este modelo, representan lo que podríamos denominar periodismo pull. Los medios crean contenidos, solos o en compañía de su red externa de “colaboradores” (muchos de ellos antiguos lectores). Estos contenidos tienen una vida en el propio sitio del medio, pero pueden tener otras muchas vidas, completos o fragmentados, en otros lugares de la red. La cita literal, la copia y remezcla no solo se permiten si no que están bien vistas, siempre que se cite la fuente original.
La desagregación del periódico en Internet
En el Nicholas Carr ha analizado las consecuencias de la fragmentación de los medios en Internet, The Great Unbundling. La noticia y el artículo digitales acaban independizándose del medio y tienen que enfrentarse solos al mercado, tienen que captar atención y publicidad independientemente del resto de noticias que produzca un determinado medio. Según Carr, esto hace que solo los artículos que atraigan directamente publicidad podrán sobrevivir y esto hará que las noticias se sesguen hacia ciertos temas (por ejemplo, el problema de la obesidad será un espacio atractivo para la publicidad de tratamientos de adelgazamiento, pero pocos anunciantes querrán aaprecer en artículos que hablen de la corrupción en Africa). Así, ciertos temas y ciertas formas de hacer periodismo (como el de investigación, el más costoso) tenderán a desaparecer. Clay Shirky, en su respuesta a Carr (What Newspapers and Journalism Need Now: Experimentation, Not Nostalgiaacepta el futuro que dibuja el primero, pero en lugar de verlo como un problema propone que lo aceptemos como una realidad y nos enfrentemos a la tarea de diseñar y ensayar nuevas formas de financiación que sustituyan los viejos modelos “del papel” en que unas noticias “subvencionaban” a otras.
Creo que ni Carr ni Shirky analizan la complejidad del problema en su totalidad. Ambos siguen enfrentados a la tearea de creación de contenidos como un proceso individual o, al menos, corporativo y olvidan que Internet puede promover nuevas formas de creación de información de calidad, basada en las redes, con un coste inferior. Paradójicamente, debatiendo en ese foro se olvidan del debate Britannica vs. Wikipedia.
Pero además, y sin invocar el “efecto red”, Jon Lebkowsky apunta una hipótesis alternativa sobre el periodismo de investigación y la publicidad. Retomando la reflexión de Carr, The meaning of "the great unbundling", propone algunos argumentos alternativos que explicarían por que el periodismo “de calidad” tradicional podría seguir siendo rentable en Internet: los artículos más largos y trabajados, aquellos que son resultado de la investigación, resultarán atractivos a una larga cola de lectores educados y con elevados ingresos que resultarían muy atractivos a los anunciantes. Por el momento, ni la hipótesis de Carr ni la de Lebkowsky han sido contrastada con datos. Pero esta es una de las grandes diferencias respecto a los medios en papel, ahora si que disponemos de información precisa sobre la efectividad de la publicidad online, por lo que es cuestión de tiempo que este debate se aclare.