Las redes, como es lógico por su propia dinámica, dejan de estar restringidas a los márgenes del sistema e invaden con fuerza en todos los ámbitos de la vida política y económica. Parece llegado el momento en que, una vez alcanzada una masa crítica, se inicia la expansión del concepto y de los modelos. Dos ejemplos que han aparecido en estos días en El País:
– Reportaje en Babelia sobre el estudio español de arquitectura ACXT, Arquitectura en equipo, con una entrevista a su responsable Jesús Susperregui:
Susperregui considera que la autoría compartida no lleva a perder el control sobre el proyecto ni diluye la responsabilidad, sino que aporta complejidad y precisión. "La división funciona ya en todos los planos de la cultura. De la jerarquía en la creatividad hemos pasado a la red. Las aportaciones son complementarias, híbridas. Hoy un biólogo o un diseñador tienen algo que decir en la arquitectura", apunta.
En la edición de El País Vasco se entrevistó a Kepa Korta, Director del Plan Estratégico de San Sebastián:
… aboga porque “entre las instituciones impere la gobernanza, no la jerarquía". "El valor en alza en estos momentos es la red. En la política hay que trabajar en red, lo que supone establecer relaciones de colaboración y de negociación…”