Están acabando unas semanas de actividad frenética y quedan por el camino muchos temas que tratar y posts pendientes de finalización. A partir de la próxima semana trataré de recuperar “la normalidad” (un concepto que, caso de exisitir, por su propia rareza se convierte en un imposible). Por el momento os dejo este post que publiqué hace ya unos días en ADN.es | Ciudades enredadas y que trata de otro genial proyecto que ha nacido en Medialab-Prado. En esta ocasión, en Vigilando a los vigilantes, explico la propuesta de una colectivo que propone vigilar colaborativamente a los propios sistemas de vigilancia que invaden a pasos agigantados cualquier espacio público en nuestras ciudades.
La obsesión por la seguridad en los espacios públicos ha crecido exponencialmente en los últimos años, al tiempo que la tecnología hace cada vez más fácil el control. Hoy en día es difícil que en los centros urbanos de una ciudad europea no se grabe cualquier escena. Si sumamos los sistemas de vigilancia situados por iniciativa privada en espacios comerciales de todo tipo con los que los gobiernos locales colocan en las calles, se dispone de un sistema de control prácticamente ubícuo y contínuo. Por supuesto es un sistema que no está unificado y, por el momento, no parece que ningún “Gran Hermano” trate de agregar y combinar las imágenes parciales ofrecidas por las diferentes cámaras. Cuando alguien lo logre se hará realidad el sueño de cualquier servicio de seguridad: contar con un seguimiento absoluto de todo lo que sucede en los espacios públicos de nuestras ciudades, ya sean estos las calles o las áreas comerciales que, aunque de iniciativa privada, funcionan en la práctica como espacios públicos.
Pero igual que el desarrollo tecnológico ha permitido que la distopía del control total esté próxima, tecnologías similares dan a los ciudadanos la opción de, al menos, controlar a los controladores, contar con información para ejercitar sus derechos legales y de, algún modo, poder responder activamente ante posibles, y probable, abusos. Esta es la idea del proyecto cameraMap. Seguridad vs. Libertad, que de nuevo nace del trabajo incansable de Medialab-Prado en Madrid, en este caso dentro del 2º encuentro Inclusiva-net: redes digitales y espacio físico, que se celebró en marzo de este año. cameraMap es consecuencia del trabajo de la plataforma addSensor formada por Angel Galán, Antonio López y Miguel Angel Lastra, y en su desarrollo han intervenido un extenso grupo de colaboradores.
Como explican en su web: “… es un proyecto de reflexión sobre el papel de la seguridad, y más concretamente de la videovigilancia en nuestra sociedad”. El núcleo principal de la iniciativa es una plataforma denominada CameraMap, actualmente en beta, que permite la geolocalización de cámaras de videovigilancia en la ciudad de Madrid. La plataforma es abierta para que cualquier usuario pueda actuar de “sensor humano” detectando cámaras que puede incorporar a la base de datos y a las visualizaciones del sistema. Como los mapas están basados en Google Maps, cualquiera puede iniciar una nueva acción en cualquier otro territorio. De hecho, en estos momentos el proyecto solo cuenta con información de un área limitada del centro de Madrid que demuestra las posibilidades de acción colectiva, pero su objetivo es crecer en el futuro por la participación activa de los usuarios.
Un tutorial explica como cualquier usuario puede añadir una nueva cámara al mapa y de paso nos explica los modelos básicos de cámaras que nos podemos encontrar en las calles, como son las tipo domo, tipo bala y de infrarrojos que se pueden ver en esta imagen:
Además de esta plataforma, el equipo del proyecto realizó una video-acción en la Plaza Mayor y una instalación que se pudo visitar hasta Mayo en Medialab-prado. Complementariamente han elaborado una serie explicaciones sobre los aspectos legales de la instalación de cámaras de vigilancia en espacios públicos.
La idea original procede del documento Seguridad vs Libertad: Hobbes vs Locke, el debate continúa... donde explican como éste no es ni mucho menos un conflicto nuevo, propio de una sociedad tecnológica obsesionada por la seguridad. Por el contrario esta discusión tiene ya muchos siglos, al menos desde que en el siglo XVII Thomas Hobbes y John Locke definieron dos posiciones encontradas:
Hobbes tiene una visión negativa de la naturaleza humana. El hombre es un lobo para el hombre, y un hipotético estado de naturaleza (un estado sin gobierno) sería un estado permanente de guerra. Por ello, el estado (el gran Leviatán) contendrá esta inclinación o disposición al crimen propia de nuestra condición fraterna (y que nos sitúa en una inquietante igualdad) y nos proporcionará paz y seguridad, convirtiendo estos valores en primordiales y por los que debe velar. Hobbes, defendía así, un estado fuerte, centralizado, con el poder necesario como para impedir cualquier clase de intromisión de los individuos en la propiedad o en la integridad personal…
Por ello es deseable el punto de vista que nos ofrece Locke respecto al estado, cuyas ideas han sido de gran influencia para la estructuración de democracias como la Norteamérica. Para empezar, no parte de una visión tan negativa del ser humano (la libertad y la igualdad son propiedades del estado de naturaleza), y para él el estado nace con la clara misión de garantizar la libertad individual, siendo incluso sometido a vigilancia, para que no se entrometa en los asuntos que sólo al individuo competen.
Frente al estado fuerte y centralizado de Hobbes. Locke defenderá la separación de poderes, condición necesaria para evitar que el estado anule al individuo.
La gente de cameraApp se convierten claramente en “neo-lockianos” que pretenden combatir con tecnología y colaboración ciudadana a la propia tecnología aliada con el poder … o al menos denunciar un peligro para la libertad de los ciudadanos.